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  • Así mata por dentro el gusano del almendro: «Es criminal»

    » Diario Cordoba

    Fecha: 02/09/2024 01:47

    Rafael de la Bastida, propietario de tierras en la Campiña cordobesa, no había visto nunca aquellos escarabajos hasta finales del verano pasado. En una era en Santaella, descapotaba almendras cuando se percató de aquellos insectos voladores entre las máquinas. Un bicho más, como tantos que hay en el campo. No podía saber lo que se le venía encima. Eran gusanos cabezudos, que, a pesar de su nombre —que alude a la forma de las larvas— son en realidad coleópteros. Rafael, que tiene unas 170 hectáreas de almendros que comenzó a plantar en 2015 en varios municipios, asegura que «no los conocía, no los había visto antes». Pero sí sabía que su presencia indica algo malo: una plaga destructora de frutales de hueso como los almendros. «Empezamos a preocuparnos un poco», recuerda. ¿Por qué no se habían visto gusanos cabezudos hasta el año pasado en el campo cordobés? No es, desde luego, una especie nueva. Lo que ocurre es que estos escarabajos necesitan tierra seca, muy seca, para proliferar. Sus larvas, que se alimentan de las raíces, no pueden desplazarse si hay humedad. Y en 2023, recuérdese, el campo ya llevaba varios años sin agua de lluvia ni tampoco de los embalses, con unas dotaciones muy reducidas. El caldo de cultivo perfecto para esta especie devastadora. Dos años de vida El gusano cabezudo tiene un ciclo de vida de dos años. Cuando están en fase adulta, como cuando los descubrió Rafael de la Bastida entre sus almendras, significa que ya habrán puesto los huevos de la siguiente generación, y las larvas habrán eclosionado. Esas no se ven, pero corroen el árbol desde dentro, comiéndose las raíces. La planta se defiende echando nuevos raigones, pero es probable que no le dé tiempo a desarrollarlos antes de secarse por completo. Sin agua para riego, «es una batalla imposible»; «el año pasado fue criminal», apunta De la Bastida. lmendros secos y muertos en una finca cordobesa. / CÓRDOBA Eso es lo que está pasando este verano en las plantaciones de almendros de Córdoba —y de otros lugares—, un cultivo que había crecido hasta las 15.000 hectáreas en los últimos años gracias a su elevada rentabilidad. Los cálculos de Asaja apuntan a que hay en torno a 900 hectáreas que ya han sido arrancadas, mientras que un 70% de los almendros estarán infestados en mayor o menor medida. Estudio en el Ifapa Como todo en esta vida, siempre hay espacio para la esperanza. La ciencia, pero también el clima, podrían venir en ayuda de los agricultores. El Ifapa Alameda del Obispo está desarrollando un proyecto a tres años vista para atacar al gusano cabezudo. Su directora, María Lovera, explica que el objetivo es evitar que los escarabajos hagan la puesta. Para ello, «estamos recolectando adultos. Haremos estimación de incidencia y estableceremos el ciclo biológico». También se harán puestas controladas en fincas de la Junta, porque a los agricultores nadie puede pedirles que infesten sus propias fincas. Mientras tanto, el tiempo ayudará a combatir la plaga. Las lluvias de esta primavera harán que la siguiente generación del gusano no se desarrolle del mismo modo que el año pasado. «Cuando hay agua no hacen la puesta», apunta Lovera. Hará falta, también, mantener las dotaciones para riego. Y ahí los agricultores mantienen la incertidumbre: «A ver el agua que tenemos este invierno, si no, volveremos a tener el mismo problema. Sin agua estamos muertos, pero yo soy optimista para al menos salvar las plantaciones», concluye De la Bastida. Suscríbete para seguir leyendo

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