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  • La sangría en el oficialismo no impacta en cargos, pero suma problemas para Milei

    » La voz

    Fecha: 02/09/2024 01:33

    El fenómeno de la crisis de representación y la atomización partidaria es algo global, que en Argentina tiene una dimensión especial por los contextos de problemas y dificultades en los más variados campos. Dentro de las particularidades que generan estos procesos está la fragmentación en los cuerpos parlamentarios, con bloques que se arman, desarman, rearman con una dinámica que muchas veces excede los tiempos de la política. Por caso, Argentina vive hoy una curiosidad en ese sentido. Generalmente, las migraciones dentro del Congreso o las legislaturas son para engrosar los bloques oficialistas en detrimento de la oposición. Pero ahora, y en menos de nueve meses de gestión, lo que se achica es la representación de las bancadas que responden al gobierno. El formoseño Francisco Paoltroni fue echado esta semana del bloque libertario por sus diferencias por la nominación del juez Ariel Lijo. (Federico López Claro) Obvio que toda la singularidad que envuelve a la llegada de La Libertad Avanza al poder, una fuerza que se creó hace menos de tres años y pasó de tres bancas en Diputados a llegar al poder en la Nación sumado al discurso y la respuesta ciudadana de romper con los moldes tradicionales partidarios, pone otros cánones para el análisis. Lo cierto es que el libertario Javier Milei ha sacado provecho y ha sufrido la consecuencias de esa menguada representación parlamentaria. Provecho porque le sustenta el eje “anticasta”, pilar central de su discurso político. Problemas porque no logra aprobar leyes y le van marcando la cancha sobre su gestión desde el Congreso. Pero lo que está ocurriendo ahora es más bien un fenómeno de la política tradicional sobre la disruptiva La Libertad Avanza. Es que las rencillas domésticas, los personalismos, la manera de conducción, la inexperiencia partidaria de una buena parte de sus integrantes va generando la mengua de la ya menguada representación parlamentaria, entre otras cosas. Números y casos En Diputados, Milei llegó al poder con una bancada de 38 sobre los 257 integrantes de la Cámara. Es decir, casi un 15 por ciento del cuerpo, cifra sin antecedentes para un oficialismo. Ya había tenido escisiones antes de asumir el poder en diciembre, como el caso de la diputada nacional por la provincia de Buenos Aires Carolina Píparo, que se enojó porque le ofrecieron la conducción del Anses y luego no se la dieron. En abril, se fueron tres diputados de origen desarrollista con el inédito antecedente de que el que rompió fue quien era el titular de la bancada, Oscar Zago, en un tironeo por el manejo de una comisión con el presidente del cuerpo, Martín Menem. La diputada nacional Lourdes Arrieta, otra baja en Diputados para el bloque oficialista. El trío Zago, la cordobesa María Cecilia Ibañez y Eduardo Falcone tiene un bloque propio pero opera como aliados de los libertarios, en cuyas listas fueron el año pasado para llegar a esas bancas. La última ruptura fue la de Lourdes Arrieta por sus cuestionamientos a la manera en que se organizó la visita de los legisladores libertarios a los represores en la cárcel de Ezeiza, con cuestionamientos incluidos para Menem. Mientras tanto, pende de un hilo la continuidad de las diputadas Rocío Bonacci y Marcela Pagano en la bancada de La Libertad Avanza. En el Senado, La Libertad Avanza arrancó la gestión Milei con siete bancas, apenas un ocho por ciento de los 72 escaños de ese cuerpo. Menos turbulento que el de diputados, el bloque oficialista en la Cámara Alta tuvo su primera baja en estos días con la expulsión del formoseño Federico Paoltroni. El empresario ya venía incómodo porque lo bajaron antes de asumir en diciembre como titular de la bancada. Pero la sangre llegó al río cuando cuestionó abiertamente la nominación de Ariel Lijo para la Corte Suprema y tuvo durísimos cuestionamientos hacia Santiago Caputo, el principal consultor de Milei. La orden de echar al disidente partió de la propia Karina Milei. Los efectos concretos Estas renuncias, escisiones, expulsiones reactivan un debate que jamás se saldará respecto a si las bancas pertenecen a los ciudadanos que fueron en una lista o a la agrupación que los llevó a esa boleta. Hay prestigiosos constitucionalistas que se basan en exactamente los mismos artículos de la Carta Magna para sostener ambas posturas. El otro tema es sobre los efectos prácticos de ir armando bloques a partir de las bancadas naturales nacidas a partir del resultado de una elección. Los reglamentos del Senado y de Diputados son bastante escuetos en este sentido pero la práctica parlamentaria fue llevando a una serie de decisiones tendientes a evitar lo que se llamó el “negocio de armar un bloque propio”, es decir quedarse con una estructura burocrática. Por tal motivo, en ambas cámaras las oficinas y asesores son proporcionales al tamaño de los bloques, pero los originales. En el caso de esos desprendimientos, no está prevista una estructura aparte. En el caso de los bloques unipersonales no les corresponde oficina ni secretario administrativo ni secretario parlamentario que sí tienen los bloques grandes. Otro perjuicio que podrían tener los que se han ido de los bloques es perder el lugar que tienen asignado en las comisiones, ya que ese sitial corresponde a las bancadas originarias. Lo mismo el gran tema para el oficialismo con estas bajas es la construcción de acuerdos con los llamados dialoguistas para llegar a mayorías en ambas cámaras que le den gobernabilidad a la gestión de Milei.

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