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  • La locura de un entrerriano que revolucionó el aire

    Gualeguaychu » El Dia

    Fecha: 31/08/2024 20:50

    El 27 de agosto de 1920 marcó un antes y un después. Fue una noche mágica donde el aire porteño se llenó de música, un momento que sentó las bases de la radiodifusión argentina. El contexto en el que se desarrolló la hazaña es muy llamativo porque, por aquellos años, la radio era una tecnología que estaba dando sus primeros pasos y se usaba principalmente para comunicaciones militares y náuticas. Los equipos eran voluminosos y difíciles de operar, y la idea de transmitir espectáculos artísticos parecía inverosímil. Sin embargo, el impulso y la visión de un entrerriano hicieron todo esto posible: Enrique Telémaco Susisni, el gualeyo que no sólo era otorrinolaringólogo prestigioso, hijo de doctor y también un apasionado de la ciencia y el arte. Durante la Primera Guerra Mundial, había viajado a Europa para perfeccionarse en su especialidad médica y allí se interesó por todo lo que tenía que ver con las comunicaciones que eran utilizadas con fines bélicos. Fue durante este tiempo que adquirió un transmisor de radio militar, el cual posteriormente utilizó para realizar la famosa transmisión en Buenos Aires. La visión de Susini fue la de utilizar la radio no solamente para la transmisión de noticias, sino también como un vehículo para la difusión cultural y el entretenimiento. Pero, ¿por qué se habla de los “Locos de la Azotea” como artífices fundacionales de la radiodifusión en el país? Luego de volver a Argentina en 1919, Susini comenzó a trabajar en la conversión del Teatro Coliseo. Junto con sus amigos César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Múgica, planeó la realización de una transmisión de difusión general desde allí, algo que fue incentivado por los dos dueños italianos del teatro, Faustino da Rossa y Walter Mocchi. Durante 1920, mientras el grupo estaba trabajando en el proyecto, llegaron versiones según las cuales Guglielmo Marconi había realizado exitosamente la transmisión experimental de un concierto de la soprano Nellie Melba en Chelmsford, Inglaterra, el 15 de junio. Aunque esto pudo haber sido una desilusión por no haber sido su transmisión la primera del mundo, los preparativos continuaron a paso rápido. El 27 de agosto, finalmente, estuvieron listos. El teatro presentaría la ópera Parsifal de Richard Wagner. Susini y compañía habían instalado un transmisor de 5 vatios en el techo utilizando válvulas de origen francés con una antena conectada a la cúpula de un edificio cercano. Para tomar el sonido de la sala colocaron un micrófono con una bocina de gramófono en el lugar donde estaban los reflectores. Aproximadamente a las 20.30, el mismo Susini tomó el micrófono e inauguró la radiodifusión argentina con las palabras: “Señoras y señores, la Sociedad Radio Argentina les presenta hoy el Festival Sacro de Ricardo Wagner, Parsifal, con la actuación del tenor Maestri”. La transmisión continuó por aproximadamente tres horas y fue recibida tan lejos como la ciudad de Santos, en Brasil, donde fue escuchado por el operador de radio de un barco. El número de oyentes, estimado en medio centenar, fue muy limitado porque las radios a galena de la época eran escasas y difíciles de operar, requiriendo el tedioso ajuste de un pequeño cristal de plomo y la instalación de una antena de varios metros de largo. Sin embargo, el diario La Razón publicó una nota muy alentadora, e incluso el presidente Hipólito Yrigoyen felicitó a Susini y su grupo por el logro. Como relató el propio Susini en una entrevista en 1959, publicada en la revista Radiolandia: “No nos dejábamos intimidar por la falta de recursos. Sabíamos que lo que estábamos haciendo era importante y nos impulsaba una pasión por la tecnología y el arte". Su rol fue crucial no sólo como líder, sino como el principal promotor técnico detrás del proyecto. Él mismo diseñó el equipo de transmisión y supervisó cada detalle. Según contó Susini: “La improvisación fue clave. Tuvimos que adaptar la tecnología existente a nuestras necesidades y encontrar soluciones sobre la marcha”. Su capacidad para resolver problemas y su perseverancia fueron fundamentales para que la transmisión fuera un éxito. La repercusión de este evento fue notable. Aunque en sus primeros años la radio se desarrolló lentamente, pronto se convirtió en un medio masivo. La década de 1930 vio el surgimiento de emisoras comerciales y se consolidó como una fuente primaria de entretenimiento e información. Lo que comenzó como una aventura casi amateur pronto se transformó en un fenómeno cultural que conectó a la sociedad argentina de una manera sin precedentes. Además de su influencia en la radio, Susini tuvo un papel clave en el desarrollo de otras áreas de los medios. En 1933, cofundó los estudios Lumiton, uno de los primeros y más importantes productoras cinematográficas nacionales, donde dirigió varias películas y contribuyó al auge de nuestro cine. Su espíritu innovador lo llevó también a ser uno de los pioneros de la televisión en el país. En 1951, fue designado como el primer director del 7, el primer canal de televisión en Argentina, donde impulsó la producción de contenido audiovisual. Uno de los momentos más notables en la vida de Susini fue su encuentro con Albert Einstein en 1925. El físico alemán, de visita en Argentina, quedó impresionado por los avances tecnológicos que Susini y su equipo habían logrado en el campo de la radiodifusión. Este encuentro entre dos mentes brillantes subrayó el respeto mutuo entre la ciencia y la tecnología, y cómo estas disciplinas podían influenciar y enriquecer la cultura y la comunicación. Falleció en 1972, pero su legado perdura como uno de los grandes innovadores de la comunicación argentina. Su visión y audacia no solo cambiaron la historia de la radio, sino que también dejaron una marca indeleble en el cine y la televisión. Sus contribuciones ayudaron a transformar la cultura mediática del país, y su nombre sigue siendo sinónimo de creatividad y pionerismo en los medios audiovisuales. Aquella primera transmisión de radio realizada por “Los Locos de la Azotea”, que sigue siendo celebrada hoy en día, no fue un logro técnico nada más, sino también un acto de audacia cultural. Con una visión clara del futuro y un compromiso con la difusión del arte, este grupo de pioneros sentó las bases para el desarrollo de la radiofonía y dejó una marca imborrable en la historia de los medios de comunicación en el mundo.

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