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  • Joven condenado por abuso sexual busca revocar el fallo

    » El Ancasti

    Fecha: 31/08/2024 07:24

    El jueves último se llevó a cabo una audiencia de expresión de agravios tras la presentación de un recurso de casación. En mayo último, la Cámara de Sentencia en lo Criminal de Segunda Nominación halló culpable a un joven de 24 años por el delito de “abuso sexual con acceso carnal” y se resolvió la pena de siete años de prisión. El Tribunal de sentencia estuvo integrado por los jueces Luis Guillamondegui, Silvio Martoccia y Miguel Lozano Gilyam. El Ministerio Público Fiscal estuvo representado por el fiscal de Cámara Augusto Barros y la defensa fue ejercida por el abogado del foro local Humberto Galíndez. El hecho de violencia sexual sucedió a finales de marzo de 2023 en una localidad de Santa Rosa. La víctima salía de una institución deportiva luego de terminar un entrenamiento. En inmediaciones de ese lugar, en un descampado, el acusado habría sorprendido a la víctima y luego la ultrajó. La investigación estuvo a cargo de Gabriela De Marcos, por entonces fiscal de Instrucción de Tercera Nominación. La víctima no pudo ver el rostro de su agresor pero sí pudo reconocerlo por la voz. Para ello, De Marcos ordenó una pericia fonográfica inédita en la provincia. La fiscal y el Departamento de Informática de la Corte de Justicia grabaron las voces de cuatro hombres, entre los que se encontraba el acusado. Al escuchar todos los audios que se grabaron, la víctima pudo identificar la voz del sospechoso del ultraje. En este proceso, se garantizaron los derechos del imputado, con la presencia de su abogado defensor en la pericia mencionada. “El hecho quedó consumado sin lugar a dudas, teniendo en cuenta que la víctima describe el acto de acceso carnal según sus propias palabras. Fue claro al sostener que no le pudo ver la cara al atacante porque tenía cubierta con una capucha, era de noche y lo sorprendió desde atrás. Lo amenazaba y estas palabras fueron más que suficientes para reconocer el tono de voz del atacante. Aquí cobra especial valor probatorio la novedosa medida de prueba de reconocimiento de voz en un destacado rol de la fiscal de Instrucción Gabriela De Marcos. Se realizó una ‘rueda de voces’ de distintas personas, todos oriundos de esta localidad a fin de respetar el ‘acento y/o entonación’ y fueron reproducidas al reconociente con resulta positivo, con participación del abogado defensor, por lo que es una medida probatoria válida. Esta prueba es esclarecedora y categórica, complementa la declaración del niño, en cuanto identificó clara y certeramente la voz del imputado. Es una prueba objetiva que le otorga pleno valor convictivo incriminante y desacredita la posición defensiva en cuanto sostiene que el encartado nunca tuvo contacto con la víctima”, se detalló en los fundamentos de la sentencia. Testimonios Entre otras medidas, se valoraron las declaraciones de personas de su círculo familiar y de otras personas que conocen a la víctima. Se destacó que los testigos dieron cuenta de indicadores inequívocos de la existencia concreta de una agresión sexual. Percibieron de manera directa su cambio de comportamiento en su rutina diaria. A la vez, coincidieron con la peligrosidad del camino no sólo por la abundante vegetación natural del lugar sino ante la falta de iluminación artificial, factores determinantes que facilitaron el ultraje. Además, la pericia psicológica realizada al chico advirtió “un relato veraz y creíble”; que su testimonio no es el producto de una mentira, fabulación o confabulación. “La profesional actuante dio cuenta de claros indicadores de vivencias abusivas”, se remarcó. Escucha activa Las niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual no solo deben romper el silencio impuesto por su agresor, sino también encontrar un adulto que crea en sus palabras (o sepa identificar las señales de alerta) y los proteja. Cuando se sospecha o se sabe que un chico o chica ha sido víctima de abuso sexual se produce “una movilización emocional y una conmoción en el entorno familiar de la víctima”, especialmente en aquellos adultos cuidadores receptores de esta sospecha o develamiento. Esto puede incluir rabia, desesperación, angustia, incredulidad o negación. “Es por eso que tener en claro qué hacer y qué no, puede ayudar a ser más asertivos en la respuesta y, al mismo tiempo, a canalizar la angustia haciendo algo al respecto”, advierten especialistas en esta temática. El hecho de que la mayoría de los abusos sean perpetrados por alguien cercano al chico o chica, familiar o de su confianza, hace más difícil la intervención.

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