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  • Las Tendillas, un siglo, o por ahí, a celebrar

    » Diario Cordoba

    Fecha: 30/08/2024 01:59

    La plaza de Las Tendillas, el corazón de la Córdoba contemporánea (al menos hasta que la revolución urbanística de los años 90 le hiciera compartir ese título con el Paseo de Córdoba) cumple cien años. Más o menos. Y es que ni Zamora se ganó en una hora ni esta joya del Centro moderno de la ciudad fue fruto de una sola y corta iniciativa, sino de un proceso a lo largo de una década, lo que hace difícil determinar cuando es el cumplesiglos exacto de la plaza. De ahí que ya desde el pasado año se hablara mucho del centenario de Las Tendillas, coincidiendo con el inicio en 1923 del grueso de las demoliciones y delimitaciones de espacios, que se extendieron a lo largo de 1924. De hecho, incluso podría haberse conmemorado en parte ese siglo de la plaza desde nada menos que 1995, a los cien años de aquel decreto de la Alcaldía, de 1895, para la creación de este espacio público, un proyecto que luego se retomaría en 1902, 1907 y, sobre todo, cuando el Ayuntamiento se hizo por 560.000 pesetas con la propiedad del ya vetusto Hotel Suizo, ya lejanos los días de gloria cuando alojó a la infanta Isabel de Borbón, la princesa Beatriz de Battenberg y al genocida del Congo y rey Leopoldo II de Bélgica, la mayor fortuna mundial de la época. Una imagen de la plaza, tomada por el tráfico y la publicidad, a finales de los años 80 . El derribo de este hotel en 1923 fue otro de los hitos que pudo haber merecido, en este caso el año pasado, concentrar los actos del centenario de la plaza. Como también habría motivos en 2026 para celebrar el aniversario al cumplirse un siglo de la casa Art Déco de Marín Fernández, con planos de Enrique Tienda, en la esquina de la calle Gondomar. O en 2027, a los cien años de levantarse el edificio de la Unión y el Fénix, el de la Central de Teléfonos -de Ramón Aníbal Álvarez- o la Casa Colomera, con Félix Hernández como arquitecto. Sin olvidar que fue en 1927 cuando se trasladó la estatua del Gran Capitán, ligada desde entonces para los cordobeses emocional e íntimamente a la plaza. Incluso se podría haber escogido 2028 para celebrar el centenario al contarse cien años de la construcción del edificio Siena, de Aníbal González, o 2030, al siglo de poderse dar por terminada en la práctica la reforma urbana y la construcción de grandes edificios alrededor de la plaza. Sin embargo, y tampoco es mal criterio, todo apunta a que será 2025, a los cien años de la firma del proyecto en sí, cuando se concentren los actos del centenario de Las Tendillas, con una gran exposición con fondos del Archivo Municipal, en lo que se trabaja minuciosamente desde hace tiempo, y un libro conmemorativo del periodista cordobés Francisco Solano Márquez, según anunció el pasado mes de enero la concejala de Cultura, Isabel Albás. Ello no quita que haya cierta impaciencia por festejar el aniversario de Las Tendillas, como se recordó este mismo año al darle por este motivo una especial relevancia a la instalación que levantó el Ayuntamiento para Las Cruces Las Tendillas, en torno a 1926, aún sin la estatua del Gran Capitán. 25 años con una nueva fisonomía De lo que no hay discusión es de otra efemérides, ya que en este 2024 se han cumplido los 25 años de la Nueva Tendillas. Fue el 13 de mayo de 1999 cuando el entonces alcalde Rafael Merino con la niña Rocío Ruiz Gallardo presidieron la reinauguración de este espacio de 6.000 metros cuadrados. Hablamos de una plaza que ya languidecía al final de siglo XX tomada por el tráfico, con estrechas aceras y encajonada en un Centro donde el peatón exigía su sitio. La obra era también la única forma de devolverle el latido al que fuera corazón de la ciudad en el siglo XX, con Las Tendillas habiendo perdido su condición de centralidad a favor de los espacios del Plan Renfe, como el Paseo de Córdoba. La intervención costó solo 260 millones de pesetas (1,6 millones de euros y sin contar la inflación), de los cuales 200 millones de pesetas los aportó Cajasur mediante un convenio. Desde entonces, la Nuevas Tendillas ya arrastra historias y leyendas de las más variada condición. Como la de la encina que prospera frente al edificio de Telefónica y para la que Ginés Liébana hizo toda una campaña de defensa, a la que se sumaría Alaska, Paco Nieva, Antonio López... ¡Hasta la ministra Loyola de Palacio! Otra leyenda es la de los chorritos que manan del pavimiento y que tanto agradecen cordobeses y turistas al pasar por la plaza en los numerosos días de calor en la ciudad. Hay quienes le atribuyen la idea al propio alcalde, Rafael Merino, mientras otros señalan al concejal que supervisó las obras, el incombustible Rafael Rivas, como el que impulsó la idea tras ver una instalación semejante en la localidad madrileña de Las Rozas. Este elemento no se contemplaba en el proyecto original, del arquitecto Gerardo Olivares James, que sin embargo sí que planteaba cambiar de ubicación en la plaza o incluso trasladar a otro lugar la estatua del Gran Capitán. El rechazo a esta iniciativa fue casi unánime dejando en evidencia la ligazón emocional que se creado en Córdoba, como ya se ha apuntado, entre la ciudadanía, la plaza y su emblemática estatua del caballo. 1928, con la estatua del Gran Capitán y el edificio de la Unión y el Fénix en sus cimientos. . Una historia más antigua Pero no solo podría hablarse de Las Tendillas desde su construcción a lo largo de la década los años 20 del pasado siglo o de su actual fisonomía peatonalizada que data de 1999. Podríamos remontarnos a los tiempos en los que el entorno servía de unión entre los dos grandes (y enfrentados) foros romanos, el primitivo de la colonia patricia, entre la actual Cruz Conde y la plaza de San Miguel, señorial y administrativo; y el supuestamente más plebeyo y comercial del foro provincial, en el entorno de la actual calle Jesús y María y convento de Santa Ana. De esa época romana, pero más dentro de la leyenda, es el lago subterráneo de Las Tendillas. Se supone que es un enorme aljibe que ha quedado sepultado pese a unas enormes dimensiones. En Córdoba, todos sabemos de su existencia de buena tinta y tenemos un amigo con un primo cuyo abuelo lo vio hace muchos años e incluso navegó en barca por él. Ya en el capítulo de la historia documentada se puede hablar del barrio islámico que existía en el entorno de la actual plaza con construcciones notables, cuyo restos fueron reaprovechados para las antiguas casas de la Orden de Calatrava que se levantaron en el lugar tras la conquista de Fernando III. Elementos de estos edificios pasarían también al Hotel Suizo que levantaron en el lugar tras hacer fortuna en Córdoba los tres hermanos que aquel país helvético. El hotel, incluso, también contaba con piezas reutilizadas, lo que explicaba que hubiera capiteles con inscripciones árabes. Y sobre todo, en aquella zona de la actual plaza había multitud de pequeños negocios, apenas unas tiendillas, locales que terminarían dando nombre al lugar casi como reclamando ya la centralidad de la vida comercial y ciudadana de la futura plaza. ‘El caballo’, con todo el cariño Capítulo aparte, un elemento sin en el que no se comprendería Las Tendillas en el imaginario colectivo es la estatua del Gran Capitán, que por sí sola también sería objeto de celebraciones centenarias ya el 13 de febrero de 2015 se cumplieron cien años desde que el alcalde Enríquez Barrios firmó con el prestigioso Mateo Inurria el contrato para el monumento. O el pasado 15 de noviembre de 2023, con el centenario de la inauguración de la estatua, cuya primitiva ubicación fue en la glorieta que existía entre el actual bulevar del Gran Capitán y la entonces avenida de Canalejas, hoy Ronda de los Tejares. Aunque quizá sea el 2027 el año para rendir el merecido tributo a la obra de Inurria, ya que en 1927 se trasladó al centro de Las Tendillas la estatua de don Gonzalo para ser testigo desde allí de los grandes y pequeños momentos de la historia de la ciudad: Cambios de régimen, victorias futbolísticas sonadas, finales de manifestaciones multitudinarias, espectáculos populares, Nocheviejas, carrera oficial en Semana Santa, exposiciones... Pasando por la vida cotidiana de encuentros en el lugar y de disfrute en sus terrazas. Motivos, desde el más importante al más nimio, que por sí solos ya merecen ser celebrados a diario. Centenarios aparte.

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