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  • Isidoro Blastein, entrerriano para el que los cuentos no fueron un tema menor

    Chajari » Chajari al dia

    Fecha: 29/08/2024 10:44

    Hace 20 años, el 28 de agosto de 2004, emprendía su último viaje Isidoro Blastein, escritor entrerriano para quien los cuentos no fueron un tema menor. Por eso, en Argentina, si de buenos escritores de cuentos se habla, sin duda que se debe citar a Jorge Luis Borges, Julio Cortazar, Conrado Nalé Roxlo, Abelardo Castillo, Humberto Costantini, pero jamás debemos olvidar a Isidoro Blastein, entrerriano que, aunque también escribiera novelas, ensayos y poesías, fue un maestro en el difícil arte de escribir un buen cuento, y por eso fue distinguido y es recordado. Entre 1870 y 1895, la cantidad de inmigrantes llegados al país hizo que la población creciera en más de un millón setecientos mil habitantes. Venían a “hacerse la América”. La gran mayoría no volvió a la tierra de sus orígenes. Entre los inmigrantes llegaron muchísimos que profesaban la religión judía. Entre Ríos fue una de las provincias que los acogió. Fue así que surgieron los denominados “gauchos judíos”, de los que tan bien expusiera en su obra Alberto Gerchunoff. Se formaron colonias en las que esos “gauchos judíos” se fueron adaptando a la cultura lugareña, aunque no abandonaron la propia. Entre Ríos se transformó en su “Tierra Prometida”, tal llamaban a esta provincia. Más de 150 colonias los agruparon, pero con el tiempo varias familias fueron buscando otras zonas entrerrianas. Este es el caso de los padres de Isidoro Blastein, el escritor que hoy nos ocupa. Blastein nació en Concordia el 12 de enero de 1933. Seguramente el bagaje familiar influyó en la obra de Blastein, aunque sus cuentos se consustanciaron con la vida del país y, fundamentalmente, plasmaron un estilo de escritura que hace imposible abandonar la lectura hasta no llegar al final de esa historia contada por el escritor. Su trabajo fue impecable, y así lo reconocen importantes medios del país y del exterior. Su obra suma, además de una escritura de alto vuelo, fino humor, el desarrollo sutil del absurdo y coloquios antológicos. Se trasladó a Buenos Aires, ciudad en la que desarrolló su obra, a la par que era librero de barrio, personajes éstos que tienden a desaparecer, porque no es lo mismo ser librero que vendedor de libros. Por otra parte, fue miembro de la Academia Argentina de Letras, miembro de la Real Academia Española y ganador en dos oportunidades del Premio Konex en la categoría “Cuentos”. Además colaboró con varios medios gráficos, entre ellos “El escarabajo de oro”, revista que dirigida por Abelardo Castillo, fue uno de los medios literarios-culturales de mayor peso en la década del 60. “Blaisten pertenece a esa casta de cuentistas del absurdo que, entre dos carcajadas o dos escalofríos, nos hacen comprender todos los matices del espectro de la vida”, señaló alguna vez la crítica de Le Nouvel Observateur de París. Nietzsche dijo que “hay escritores que enturbian las aguas para que parezcan profundas”. Blastein fue todo lo contrario de esto, y por eso su obra perdura. El escritor entrerriano emprendió su último viaje el 28 de agosto de 2004. Queda su obra, su delicada ironía flotando en el ambiente, y su profundidad expuesta en alguna charla más extensa que lo que indica la costumbre.

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