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  • Chile: Precios bajos y experiencias profundas

    » Hoy Dia

    Fecha: 29/08/2024 06:36

    Por Pancho Marchiaro Visitar la capital del país trasandino se ha convertido en una opción de viaje breve para muchos argentinos y, especialmente, los cordobeses. Se llega vía aérea con Aerolíneas en poco más de una hora, aunque muchas personas optan por hacer el camino en auto ya que, luego, pueden hacerle algún mimo al coche con precios de risa. En ambos casos, la experiencia del cruce de los Andes es emocionante. Durante el vuelo, la aparición de la Cordillera por las pequeñas ventanillas ovoides, genera una simpática avalancha de pasajeros que se cambian de lado para sacar una foto o nutrir la retina. Aterrizados sobre Santiago, debemos prestar mucha atención en uno de los aeropuertos más importantes de la región. Aquí los freeshops son amplios y diversos, pero no nos pongamos ansiosos: los negocios ubicados en la zona de despegue son más grandes y bien provistos que los de aterrizaje. Se supone que los viajeros tienen más tiempo y ánimo cuando están por tomar el vuelo. La capital de Chile transita un proceso urbano de renovación con numerosas obras y la búsqueda de un perfil turístico, al mismo tiempo que reconoce el flagelo de la inseguridad. Sin embargo, el transporte público -especialmente el Metro-, funciona perfectamente. Caminar sus veredas tatuadas in extremis de arte callejero es un paseo demencial y la sensación de perder el tiempo para hacer una compra se invierte. Puede que estés sentado en una tienda, deseando estar abrazado por la ciudad. Esta ciudad siempre ha presumido de ser una suerte de puerto libre, condición a la que se le suma la presencia de grandes locales y marcas, especialmente en materia de tecnología e indumentaria. Con propuestas para todo tipo de billeteras, podemos visitar tiendas muy requeridas como los extrañados grandes almacenes Falabella, varios locales de Zara y H&M, o los deportivos Decathlon. La meca del consumo es, sin dudas, el Costanera Center que arropa todas las expectativas de con ascetismo y buenos precios: Mucho stock resiste olas de argentinos en las marcas más requeridas: Levi´s, GAP, Boss, Calvin Klein, Asics, Nike, New Balance, Columbia, Everlast, Mango y un luminoso Apple Store, entre tanta cosa que no entrará en el carry-on. Si los turistas quisieran una experiencia más sofisticada, no muy lejos de este shopping monstruoso (que cobra las bolsas) está el MUT: Mercado Urbano Tobalaba. Muy moderno, este proyecto es un work in progress, con espacios en consolidación y marcas que ofrecen sus últimos lanzamientos y tendencias mundiales. Por un lado dedica un espacio especial a los emprendimientos creativos, las energías limpias, sus 300 árboles propios y un biodigestor, mientras que alberga las flagship stores con productos exclusivos -y obviamente más caros- como Adidas o Samsung. A los empujones, con grandes colas y precios inmejorables, en las afueras, están el Easton Outlet Mall, y su vecino el Arauco Premium Outlet Buenaventura. No son los únicos, pero aquí hay precios y consumo endiablado en los locales de Puma, Lacoste y Tommy Hilfiger (entre muchos). Allí mismo hay un lubricentro. En resumen, precios por el piso y una experiencia de la misma altura. Hay que destacar, contra todo prejuicio, la amabilidad genuina y cálida de todos los trabajadores. Santiago CCC Los últimos lanzamientos, así como las rebajas, nublan otros atributos de esta gran ciudad. Un error que intentaremos evitar con esta parte de la nota que quiere destacar especialmente una propuesta gastronómica y cultural emocionante. Como buena capital tiene infinita cantidad de iniciativas para saciar la sed del visitante. Barrios con una oferta culinaria histórica danzan el ritmo del atardecer con un cocktail en la mano y bocaditos de mariscos, todos ricos. Si elegiste caminar todo Santiago, sentate a descansar en la zona de Bellas Artes y el barrio de Lastarria. Mientras el frenesí de la capital hace ruido, un tramo de la Calle Monjitas propone un restobar detrás del otro, y allí la cocina local e inclusive la oriental, se dan la mano en unas cuadras que sugieren, desde sofisticados ramen hasta untuosos pescados de bodegón. Toda caminata por esa ciudad debe conducir a la calle José Victorino Lastarria donde la bohemia de los roperos urbanos de segunda mano empatizan con los cafecitos y recovecos gastronómicos. Entre tantos sabores, destacamos Bocanariz. Este restorán despliega una carta de vinos infinita y accesible, con platos de presentación internacional y costo local. La cuarta gran “C”, además de C-ompras, C-omida, y C-ultura debería ser el Carmenere. Este vino es el gran embajador chileno con identidad propia, y alcance mundial. Al descorchar probaremos una gema de la vitivinicultura vecina. Pero ojo, que la última “C” de Santiago es la más excitante porque transitar sus arterias es un desperdicio si no visitamos su corazón artístico, el Monumental Centro Cultural Gabriela Mistral, su perfumado Mercado Central, pero sobre todo sus museos. Aunque la mayor expectativa se centrará en el Museo Nacional de Bellas Artes, con un marcado perfil contemporáneo, tenemos una profunda experiencia para compartir en el Museo Chileno de Arte Precolombino. Ubicado a metros de la Plaza de Armas, con un nivel propio de las grandes capitales del mundo, esta experiencia museística ofrece una colección de características épicas. Aunque promete poco a ras del suelo, se trata de una gran colección profundamente enterrada en el ser americano. Ningún producto, tampoco un precio, podrán subvertir la energía milenaria y mineral que supone conectar con el abrazo familiar de nuestros ancestros. El edificio, obra del arquitecto chileno Smiljan Radic, se sumerge en el inicio del tiempo humano y despliega miles de piezas. Veremos desde pequeños utensilios, hasta monumentales esculturas en madera, pasando por textiles, piezas plumíferas y de alfarería. Una colección cuyo volumen, propuesta curatorial y condiciones de conservación son únicas en el mundo. Compre feliz, almuerce marítimo o cene copioso, la mayor densidad emocional de visitar aquello que protege “la cordillera”, está en un patrimonio clave para nuestras propias raíces. Todo quiebre cultural tiende a cicatrizar en las profundas salas de este museo que conmueve a todos, incluyendo consumistas y vecinos, con la carne y los huesos de Latinoamérica.

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