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    Fecha: 27/08/2024 11:55

    La economía argentina no se caracteriza por generar un contexto que facilite la planificación y toma de decisiones con un horizonte medido en años y no en semanas. Por eso, una rara avis en este panorama es el caso del sector forestal-maderero. Probablemente como la cadena productiva tiene un fuerte arraigo en zonas con baja densidad de población y tiene una base de casi 6.000 Pymes que son protagonistas en un sector que tiene una amplia red de actividades encadenadas. Papel, cartón, embalajes, materiales de construcción, revestimientos, muebles; todo hecho sobre la base de un material noble en un ámbito que, sobre todo, aprendió a generar su propio ciclo sustentable. Las especies que más inciden en la producción argentina tienen una maduración de entre 12 y 18 años, pero la misma industria forestal fue generando recambios y resiembras para darle continuidad. Las mejores prácticas aplicadas y la tecnología de seguimiento (“tracking”) de los productos hacen que también se puedan cumplir con normativas de verificación ambiental cada vez más rigurosas, un paso imprescindible para el salto cualitativo al que se aspira. El potencial de crecimiento depende del nivel de inversión que se logre atraer al sector. El denominado “Plan Estratégico 2030” estima que, con una inversión de unos US$6.000 millones en celulosa, papel, tableros, maderas y energías renovables, el sector puede duplicar el valor agregado industrial, el empleo y las exportaciones. Según datos de la consultora AFRY, se estima que el crecimiento del valor de la industria forestal mundial para el período 2019-2035 será de más de US$210.000 millones y Argentina tiene condiciones como para poder posicionarse en esta ola. Instrumentos. Por la característica del sector, el Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI) fue una muy buena señal, mostrando que el Gobierno ve en la foresto-industria un motor de crecimiento regional. Sobre todo, para las plantas de procesamiento primario de la madera que tienen una escala en la que holgadamente supera los US$200 millones de inversión que requiere el régimen aprobado. Por ejemplo, el sector tiene un fuerte déficit en papeles de embalaje que son estratégicos para la cadena agroalimentaria y la logística atada al comercio electrónico. El país tiene ventajas comparativas para evaluar inversiones en este tipo de fábrica de papeles y también en biorrefinerías y madera para construcción. Igualmente, el sector puede crecer en productos de mayor valor agregado, remanufactura y muebles. Por otro lado, las Pymes esperan con gran expectativa la aprobación de una norma específica que podría apalancar significativamente esta importante unidad productiva. En el caso de la transformación mecánica, 95% está constituido por pequeñas y medianas empresas, lo que pone en valor la necesidad de políticas que fortalezcan su desarrollo y competitividad. Esta fragmentación del mercado generó la necesidad de una alianza entres las entidades que representan a los actores de cada segmento. Así nació, por ejemplo, el Consejo Foresto Industrial Argentino (CONFIAR), creado por AFCP (agrupa a los productores de pastas celulósicas, papeles, cartones y cartulinas) AFoA (sector forestal), ASORA (proveedores de tecnología de la industria de la madera) y FAIMA (industrias madereras a través de sus 28 cámaras asociadas), que representa a toda la cadena foresto industrial, desde la actividad forestal hasta el agregado de valor en todas sus formas. La finalidad de coordinar el trabajo conjunto es el de promover el desarrollo de la forestación, de la industria de base forestal y sus industrias y servicios de apoyo en todo el territorio nacional de forma “económicamente competitiva, socialmente responsable y ambientalmente sostenible en el contexto conceptual de una bioeconomía circular”. Una definición fruto de haber reconvertido su matriz productiva y pasar a ser un aliado de los flujos de inversión que priorizan la economía “verde”. Empleo. De acuerdo con la información de la Dirección de Desarrollo Foresto Industria de la Secretaría de Agricultura, la cadena completa del sector foresto-industrial, hasta llegar a comercio minorista de productos de madera, emplea alrededor de 224.000 personas. El 80% de las plantaciones forestales se encuentran en la Entre Ríos Corrientes, Misiones y parte del Chaco. A su vez, como las industrias de primera transformación se ubican cerca de las plantaciones forestales, se puede considerar una actividad típicamente regional, con alto impacto donde están las plantaciones. Asimismo, las plantaciones forestales proveen a más del 90% de la industria de base forestal. Por otra parte, la cadena foresto industrial exportó durante 2023 alrededor de US$800 millones, pero importó alrededor de US$1.500 millones, en su mayoría, papeles. Con las inversiones potenciales, el país podría revertir ese déficit histórico en la balanza comercial y pasar a un superávit que se estima podría ser de US$2.600 millones anuales. Finalmente, la construcción ofrece un vector de crecimiento singular. No sólo por el retorno a la utilización de madera como instrumentos apreciados en los interiores, pisos y revestimientos, sino también por la implementación de sistemas de construcción a base de placas, aglomerados, elaboración en seco y otras características que aceleran el proceso. El factor tiempo, un insumo indispensable para el inicio del ciclo también se cuela ahora en el producto final. por Marcelo Alfano

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