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  • ‘La Gaceta’

    » La Prensa

    Fecha: 26/08/2024 00:36

    En tiempos de la conquista de nuestro territorio, no había nacido aún la prensa en el sentido que la consideramos hoy, aunque algunos consideren a los cronistas de la época como precursores del periodismo escrito. Entre tales testimonios, se destaca el del alemán Ulrico Schmidel, soldado de la expedición de Pedro de Mendoza, quien en 1567 escribió la primera narración cronológica, sobre los sucesos acaecidos en el Río de la Plata. En 1801 se editó ya el ‘Telégrafo Mercantil’ y ya, a comienzos del año 1810, Manuel Belgrano emprendió la publicación semanal del ‘Correo de Comercio’, bajo el lema: “Una acusación contra el gobierno español…”. Sugería con énfasis en el editorial, el libre desarrollo comercial e industrial, lo que despertó cierto desagrado en las autoridades españolas. PIEDRA FUNDAMENTAL DEL PERIODISMO Y el 7 de junio de 1810, Mariano Moreno fundaba ‘La Gaceta de Buenos Aires’, piedra fundamental del periodismo revolucionario, en la etapa previa a la independencia. La fundación fue una decisión de la Primera Junta. Es en reconocimiento a la figura de Moreno que en esa fecha 7 de junio se celebra en nuestro país, el Día del periodista. Durante sus once años de vida, la publicación congregó a figura notables, como Manuel Belgrano, el Deán Gregorio Funes, Pedro Agrelo, y Julián Álvarez, entre otros. En 1823 surgió ‘La Gaceta Mercantil’, -ya había desaparecido la Gaceta de Buenos Aires- que se convertiría luego en férrea defensora de la política de Juan Manuel de Rosas hasta la batalla de Caseros, en 1852. Allí publicaron sus escritos Rivera Indarte y Bernardo de Irigoyen, entre otros defensores del caudillo porteño, mientras periodistas como Esteban Echeverría y Domingo F. Sarmiento ejercían su labor opositora, desde el exilio. ‘La Gaceta Mercantil’ nació y continuó siendo una publicación gubernamental, hasta 1821, por lo que su línea editorial, variaba de acuerdo a los cambios políticos. Volviendo a ‘La Gaceta de Buenos Aires’, hasta fines de 1810, Moreno fue el responsable editorial. Después de su ocaso político, en los meses siguientes, el semanario quedó bajo el control de sus adversarios. Pero más adelante, otros ilustres patriotas –como Bernardo Monteagudo- tuvieron la responsabilidad editorial, con lo que la publicación retomó su ideología inicial. ‘La Gaceta’ tenía una frecuencia semanal, pero a menudo se publicaban suplementos extraordinarios que ampliaban las noticias de las ediciones de los jueves, que era el día de su publicación. El propio Moreno escribía sobre el significado y la razón de ser de la publicación. Por un lado, el periódico debía informar sobre las iniciativas del gobierno, así como de los hechos internos y externos que se consideraban dignos de la información al público. Por el otro, debía convertirse en el lugar de encuentro de artículos de mentes ilustradas, que se ocupaban de la tarea pedagógica de formar al ciudadano. El 21 de junio de 1810, Moreno escribió en ‘La Gaceta’ una nota titulada ‘Sobre la libertad de escribir’, en la cual asociaba el derecho de expresión con la creación de una sociedad realmente libre. El semanario recogía por igual las discusiones oficiales de la Junta, y los intercambios epistolares con los demás jefes y gobiernos. También daba relevancia a las medidas económicas. En las páginas de ‘La Gaceta’, convivían densos artículos de opinión, resoluciones de la Junta sobre cuestiones de muy diferente importancia, comunicaciones sobre la marcha de los asuntos militares, reseñas sobre la situación internacional, transcripción de canciones patrióticas y muchos otros temas. Moreno y otros patriotas se expresaron siempre con vigor y claridad. Casi sin haberlo pensado, el núcleo dirigente de Mayo, se vio lanzado a una vida política, que los obligó a tomar decisiones muy importantes y costosas, de manera casi cotidiana. Cada número abría con este aforismo: “Tiempos de rara felicidad, aquellos en los cuales se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo”. El aforismo era del historiador, orador y político romano Cornelio Tácito. Olvidaba mencionar que Moreno, en esa conocida y difusa misión a Europa en barco –viaje en que fallecería-, fue reemplazado por Pedro Agrelo, Bernardo de Monteagudo y el presbítero Manuel Alberti, en la dirección de la Gaceta. Y cierro esta nota, ya no con un aforismo de quien escribe, sino dos de Mariano Moreno, que los hacía y muy buenos por cierto: “El bienestar material y espiritual del pueblo, es la suprema ley del estado”. Y el otro aforismo de Moreno ¡y escrito a principio del siglo 19!, que nos dice de su comprensión del semejante: “La humanidad llora, con la esclavitud de hombres, a los que la naturaleza, los crió iguales que a sus amos”.

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