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  • En julio, ¿arrancó la economía? Qué revelan el semáforo de actividad en los distintos sectores y el análisis de especialistas

    » La voz

    Fecha: 25/08/2024 01:25

    “Cuando termine el año... ¿quieren saber cómo va a crecer la economía? ¡Va a subir como pedo de buzo!” pronosticó el presidente Javier Milei en abril, desde el atril de la Fundación Libertad. Meses antes, el Gobierno había prometido algo similar con términos menos escatológicos: que a poco de entrar a una formidable recesión inducida como consecuencia inevitable del ajuste, la economía rebotaría dibujando una “recuperación en V”. Transitando el octavo mes, la recuperación de la actividad económica sigue siendo el ansiado oro al final del arco iris. O más bien del túnel. Un túnel, eso sí, donde comienza a divisarse desde julio algún halo de luz. El estimador mensual de la actividad económica (Emae) difundido por el Indec esta semana confirmó que el primer semestre fue el peor, en términos de caída general de la actividad, desde la crisis de 2001, exceptuando el parate anómalo de la pandemia de Covid-19. La contracción acumulada de enero a junio fue del 3,2%, un índice que alimentó una de las conversaciones centrales del debate público: ¿arranca o no la economía? ¿Hay indicios de rebote? ¿Dónde? ¿Cuál será la línea que seguirá esa recuperación? El Gobierno y los economistas siguen de cerca el día a día del proceso, auscultando en detalle el comportamiento de cada sector. Una especie de minuto a minuto del semáforo de la actividad, que a la fecha luce como el gráfico desplegado en esta nota: entre el predominio de rojo y amarillo, empieza a abrirse paso algo de verde. Consenso sobre el piso Dato mata relato, pero no del todo. Se sabe que la estadística integra precisión y lectura subjetiva en iguales dosis, y por eso el estado real de la actividad es territorio en disputa entre los economistas. De todas maneras, a esta altura sí aparecen algunos consensos. Uno de ellos es que el bendito rebote en V o en “modo buzo” fue derogado por el paso de ocho meses recesivos. A la vez, el dato positivo compartido en ese escenario es que el “piso” de la caía se tocó entre marzo y abril. En mayo, de hecho, el Emae registró una suba de 2,3% en la comparación interanual y de 1,3% respecto de abril en la medición desestacionalizada. Aquel entusiasmo hizo techo esta semana con el dato de junio, de nuevo a la baja. Sin embargo, Francisco Ballester, director de análisis económico de Fundación Ecosur, de la Bolsa de Comercio, aclara: “Junio tuvo una semana en la que casi no se trabajó por acumulación de feriados. Eso impactó en la actividad. Mi lectura es que el piso estuvo entre marzo y abril, en mayo la economía mostró algún signo de reactivación y en junio se sintió lo que mencioné. Sucede que la recuperación empezó de manera tan paulatina y débil que los cambios pequeños generan impacto”. “Lenta”, “paulatina”, “oscilante” y “heterogénea” son los adjetivos con los que analistas de diferente orientación ideológica coinciden en describir el incipiente cambio de marcha que perciben en la economía. La mayoría destaca que los indicadores adelantados de actividad (listados en el semáforo) anticipan un mejor desempeño en julio, pero, aclaran, la película debe rodar algunos meses más para confirmar que se está ante un verdadero repunte. “Los datos de alta frecuencia de julio dan cuenta de una incipiente mejoría en la mayoría de los sectores económicos. Si bien no basta con un solo mes como para concluir que la economía comienza un sendero de recuperación, el descenso de la inflación, la recomposición de los ingresos, la expansión del crédito y los sectores expansivos volcados al mercado externo apuntalan ese proceso. El esquema monetario-cambiario es el gran condicionante en los próximos meses”, puntualizó el economista Esteban Domecq, al difundir el flamante informe de su consultora Invecq. Desde una mirada ideológica distinta a la del docente de la Universidad del Cema, el exministro de Producción Matías Kulfas, hoy analista privado con Audemus, coincidió en varios puntos: “La actividad económica tocó fondo en marzo y a partir de allí muestra signos de recuperación. Esa recuperación es parcial y heterogénea, lo cual impide proyectar su sostenimiento. Algunos sectores productivos empiezan a recuperarse, pero incorporando tanto los datos de una crisis prolongada como cambios estructurales inducidos por las reformas en curso. Ello los lleva a operar sobre una ‘nueva normalidad’ de niveles de producción más bajos. La combinación de estos factores nos lleva a concluir la inviabilidad de una recuperación en formato de ‘V’, predominando, antes bien, una leve recuperación, oscilante y heterogénea, que alternará meses buenos con otros de caída”. Osvaldo Giordano, presidente del Ieral de la Fundación Mediterránea, dijo hace unos días a La Voz: “Algún alivio se está sintiendo. Comparado con febrero, que probablemente fue el peor mes, hoy los salarios están un poco más altos, las jubilaciones también, hay un poco más de crédito. Hay factores de reactivación. Pero la reactivación va a ser más tenue de lo que venía siendo. Bastante más lenta que en la convertibilidad”. Otro cordobés, Diego Dequino, habla de expectativas en “subibaja”. Sectores hacia adelante y para atrás Los flamantes datos del Emae de Indec de junio muestran a seis sectores creciendo. El agro hace punta con una suba del 82,4%, que incide un 4,4 puntos en el índice. La magnitud del salto se asocia al mal 2023. Traccionaron también minería, que creció 4,6%, y pesca, que avanzó 34,8%; en conjunto aportan sólo 0,3 puntos al índice general. A contramano, los sectores con mayor impacto sobre el mercado interno siguieron muy abajo: construcción (-23,6%), comercio (-18,6%) y la industria manufacturera, que con un desplome del 20,4% aplicó el mayor golpe al índice (-3,5 puntos porcentuales). Respecto de junio, el Emae cayó -0,3%. En julio, según anticipa el semáforo elaborado por Ecosur y otros similares, el panorama mejoró. “Ese mes, 13 de los 17 indicadores adelantados de actividad tuvieron variaciones positivas en relación con junio. Entre ellos se encuentran los despachos de cemento (+9,6% respecto del mes anterior, serie desestacionalizada), la producción de autos (+24%), las importaciones de Brasil (+12,9%), el índice de confianza del consumidor (+5%), los patentamientos de autos (+5,4%), los préstamos comerciales (+16,7%), la recaudación ligada a la actividad por IVA e impuestos a la seguridad social (+5,8% y +3,5%, respectivamente), el consumo de nafta (+1%), la demanda de electricidad (+1%), la molienda de soja y de trigo (+13,2% y +2,9%, respectivamente) y la faena de carne vacuna (+8,3%)”, puntualiza el informe adelantado a La Voz. Y precisa: “Por otro lado, los indicadores adelantados de julio que registraron variaciones negativas fueron la recaudación ligada a la actividad por impuesto al cheque (-6,3%), los patentamientos de motos (-0,5%) y la producción de hidrocarburos (-7,4%)”. Respecto de la industria local, un adelanto parcial para La Voz del relevamiento habitual de la Unión Industrial de Córdoba (UIC) para el mes de julio señala: “En el último mes, la situación de la industria cordobesa muestra signos de cierta estabilidad, aunque persisten desafíos significativos. La producción ha disminuido en el 36% de las empresas, mientras que un 30% ha registrado un incremento, lo que refleja un escenario mixto en cuanto a la capacidad productiva. La demanda interna continúa siendo un reto, con un 36% de las empresas reportando una caída, pero otro 29% que ha experimentado un aumento”. Esa heterogeneidad también es descripta por el titular de la UIC, Luis Macario. “En la industria de la alimentación, por ejemplo, hay colegas que explican que los productos se desempeñan distinto. Los que tienen menor salida son los de mayor valor agregado y por tanto mayor precio y rentabilidad. Otro sector, la producción de maquinaria agrícola, ayudada por la mejor cosecha de este año y por la aparición de nuevas alternativas de crédito, está trabajando a niveles más normales”. Un dato positivo que destaca la UIC en julio es que sólo un 4% de las empresas enfrenta problemas para el pago de impuestos: “Es alentador que no se hayan detectado problemas significativos en el cumplimiento de pagos de servicios financieros, salarios, proveedores y tarifas públicas”. El Gobierno alienta a los bancos a recomponer el crédito al sector privado. Los préstamos para vivienda en UVA es parte de este fenómeno. (Facundo Luque / La Voz) El crédito, con más empuje que los salarios ¿Cuáles son las vías de salida de la recesión? En una economía en la que el consumo es el 67% del PIB, parte de esa respuesta se asocia sí o sí al empleo y a la evolución de los salarios. El Gobierno nacional insiste también en que la expansión del crédito al sector privado será un motor central. Respecto del empleo, entre noviembre y mayo se perdieron 175.746 puestos de trabajo formales. Sin embargo, Nadin Argañaraz, economista titular del Iaraf, vuelve a introducir el concepto de heterogeneidad en su monitor del trabajo privado formal asalariado en todo el país. “En mayo se recortó la caída. Y si se analiza desestacionalizado por provincia, la situación es muy diferente. El hecho destacable es que las jurisdicciones de Chubut, Córdoba, Jujuy, La Rioja, Neuquén y Salta llevan dos meses consecutivos (abril y mayo) con mantenimiento o suba mensual del empleo privado. Las restantes 18 jurisdicciones habrían tenido caída del empleo entre los meses de abril y de mayo”, precisó esta semana al difundir el monitor. A la heterogeneidad regional en la evolución del empleo, se suma la propia del mercado laboral, loteado en partes casi equivalentes de trabajo estable formal, informal y cuentapropismo. El ritmo de recuperación del salario copia en forma directa esa fisonomía. En junio, según el Indec, los salarios reales del sector privado asalariado subieron por tercer mes consecutivo. Este año, son los únicos que lograron subir en promedio por encima de la inflación, aunque aún están casi 5% debajo del nivel de noviembre, momento al que ya llegaron golpeados. El de los empleados públicos sigue 18,9% debajo de entonces, y por detrás corre el ingreso del resto de los trabajadores. Hacia adelante, hay más nubarrones. Los datos del Indec muestran que la ventaja promedio que los sueldos privados le venían sacando a la inflación en el segundo trimestre del año fue disminuyendo. A eso se suman trascendidos desde el mundo gremial que señalan que la Secretaría de Trabajo empieza a advertir que desde octubre no homologará incrementos paritarios arriba del 2%. Resta ver si para entonces la inflación habrá logrado “perforar” el piso del 4%. En tanto, el crédito al sector privado sí viene mostrando un crecimiento sostenido desde abril. “La decisión de no subir la tasa de interés de política monetaria y el cambio de las colocaciones de liquidez desde ‘riesgo BCRA’ a ‘riesgo Tesoro’ incentivan a los bancos a aumentar el crédito al sector privado. De mayo a junio, el stock de préstamos creció un 56%, equivalentes a $ 12 billones (la mitad de la base monetaria). La recuperación de la demanda agregada y la vuelta de los bancos a un rol más productivo son buenas noticias. Sin embargo, la expansión de la actividad achica la frazada ya corta de dólares. La recuperación de la actividad aumenta la demanda de importaciones de bienes y servicios con impacto en el resultado de cuenta corriente cambiaria y en las reservas del Banco Central”, analiza la consultora Audemus. Alude así a otro foco de discusión digno de análisis aparte: ¿puede crecer la economía con cepo cambiario?

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