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  • Una semana adversa para el Gobierno: llamadas cruzadas y negociaciones clave, con Santiago Caputo a la distancia

    » La Nacion

    Fecha: 21/08/2024 15:24

    Escuchar Esta es una semana adversa para la Casa Rosada y, en particular, para el estratega político Santiago Caputo. El Congreso trató temas cruciales para la vida institucional del país: los fondos reservados de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y la postulación de Ariel Lijo a la Corte Suprema. Pese a que se trababa de dos asuntos clave en la que viene siendo su construcción política, el asesor de Javier Milei -una de las figuras con mayor influencia en el Gobierno- esta semana se tomó unos días lejos de la Casa Rosada. Caputo no estuvo este martes en la reunión de gabinete y tampoco atendió a sus interlocutores políticos desde la oficina que ocupa en Balcarce 50, en el Salón Martín Fierro, una oficina pegada al Salón de los Próceres donde funcionan los equipos digitales de Javier Milei. Se mantuvo conectado por teléfono desde el sur del país. A la distancia fue recibiendo las malas noticias del Congreso. Primero, el senador radical Martín Lousteau (que en el pasado votó en contra del mega DNU 70/2023 de Javier Milei y de la Ley Bases) se quedó con la presidencia de la Comisión Bicameral de Control de los Organismos de Seguridad e Inteligencia. Una novedad que, al menos en una primera lectura, es una muy mala noticia para la Casa Rosada. Esa comisión es la única que puede poner la lupa sobre los fondos reservados de la SIDE, que el Gobierno elevó en un 800%, al asignar partidas por $100.000 millones y que Diputados objetó. Este mediodía, a su vez, la Cámara baja rechazó el decreto 656/24 que le otorgó dichos fondos reservados a la agencia de inteligencia. Fue gracias al voto de una mayoría de diputados de Pro que respondieron a la instrucción de Mauricio Macri, abiertamente enfrentado con Caputo. La expectativa de la cúpula libertaria era que los aliados de Pro ni siquiera dieran quorum. Pero los amarillos no solo que ayudaron a sesionar, sino que también objetaron el incremento presupuestario para la SIDE. Macri está en el país, pero en las próximas semanas tiene previstos viajes a Europa, Asia y los Estados Unidos. Hoy, en un zoom previo con sus diputados, dio la orden de bajar al recinto. Solo los diputados que responden a Patricia Bullrich, más otros que tienen buen vínculo con la Casa Rosada votaron para defender el decreto, se ausentaron o se abstuvieron. Hubo miembros de Pro que, en el medio de las negociaciones de último minuto, le sugirieron al Gobierno que revirtieran el DNU y que en cambio avanzaran con la asignación de fondos para la SIDE con decretos secretos que solo queden a la vista de la comisión bicameral de Inteligencia. El mismo consejo le habría dado Miguel Pichetto a Caputo en los últimos días: “Sean más inteligentes”. Pero el Gobierno prefirió exhibir públicamente la friolera de los $100.000 millones de pesos via DNU y además transferir inmediatamente el 80% de esos fondos desde el Tesoro hacia la SIDE de una sola vez, elevando más aún la irritación opositora. Según dicen en Casa Rosada, el dinero aún no se habría gastado. Tras el revés en Diputados (aún falta que vote el Senado), ahora no se descarta que la Casa Rosada insista con un decreto secreto, o que aproveche la presentación del Presupuesto de septiembre para volver a dar la discusión. Martín Lousteau, durante la audiencia de Ariel Lijo Comisión bicameral Respecto a la comisión bicameral de Inteligencia, Caputo pretendía colocar en esa silla al senador entrerriano Edgardo Kueider (Unidad Federal), un legislador de extracción peronista que suscribió un pacto con la cúpula libertaria. Pero el asesor presidencial -tutor político de la nueva SIDE- nunca terminó sumar las voluntades de otros miembros de la comisión para alcanzar una mayoría, pese a que trajinó teléfonos de legisladores, gobernadores y otras terminales políticas en las últimas semanas. La opción Kueider buscaba contrarrestar la alternativa que venía empujando la vicepresidenta Victoria Villarruel. Ella, alegando un acuerdo político de origen en el reparto de las comisiones, quería imponer como presidente de la bicameral de Inteligencia al misionero Martín Goerling, del Pro. La vicepresidenta tiene un interés particular en esa comisión, que no solo audita a la SIDE sino también a todos los servicios de inteligencia, incluidos los de las Fuerzas Armadas. En esa cruzada, Villarruel tuvo intereses coincidentes con Patricia Bullrich: la bicameral también pondrá el ojo en la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal (DNIC), de su ministerio. Goerling es cercano a Bullrich, aunque también se referencia políticamente en Mauricio Macri. Y él es el tercer interesado en moderar el poder de Caputo sobre los servicios. Pero la puja interna del oficialismo por la presidencia de la bicameral dio un vuelco el jueves pasado, cuando Caputo recibió un inesperado llamado de Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA y principal operador político de Lousteau en la UCR. Ese día, el radical le comunicó al asesor presidencial que tenía un acuerdo prácticamente cerrado con el kirchnerismo (que tiene a seis integrantes en la comisión) para entronizar a Lousteau como presidente de la bicameral de inteligencia. Caputo y Yacobitti se conocen desde hace muchos años. Tienen una relación oscilante, que incluye acuerdos subterráneos de ocasión y pulseadas sordas. Un juego amigo-enemigo, pero con códigos. Por eso el llamado del jueves para anticiparle la movida al asesor presidencial. Lousteau logró que el kirchnerismo -que estaba en un dilema- lo votara porque, para Cristina Kirchner, su nombre resulta una alternativa mejor a la de Goerling y Kueider. A la expresidenta le garantiza, de mínima, una voz opositora y crítica. Además, Leopoldo Moreau (UxP) quedó como vicepresidente primero de la comisión y Oscar Parrilli (UxP), como secretario. La semana pasada, Caputo tuvo la opción de mover todas las piezas para encolumnarse detrás de la opción Lousteau. Pero prefirió seguir aferrado a su plan original y a la palabra que le había dado a Kueider. El estratega presidencial lo intentó hasta el final, sin éxito. Entonces, los influencers libertarios salieron en coro a publicar fotos de Lousteau con Cristina Kirchner en la red social X. En la política todos advierten que, si bien la comisión bicameral quedó en manos de un opositor, Caputo seguirá teniendo un canal abierto con Yacobitti para cualquier negociación venidera. El complejo panorama en el Congreso se da mientras en el Gobierno no logra controlar sus internas, que se abren en frentes múltiples. Ayer, un días antes de que Lijo se presentara frente a la comisión de Acuerdos del Senado, Villarruel dijo que el candidato del Poder Ejecutivo “no tiene los pergaminos para ser juez de la Corte”. Más directo fue el senador por formosa Francisco Paoltroni que, en diálogo con LA NACION, pidió que “rodara la cabeza” de Caputo, ya que fue uno de los que avaló el plan de promover al juez de Comodoro Py al máximo tribunal (junto con el otro candidato, Manuel García Mansilla). Ayer, Milei dijo que Paoltroni “no entiende nada” y defendió a su asesor, y mano derecha. En todo momento, la Casa Rosada confió en tener los números en el Senado para imponer a Lijo. Ahora eso también está en duda.

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