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  • Vehículos eléctricos: peligro de incendio por golpes en la batería

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 10/08/2024 04:20

    n En las últimas horas un automóvil eléctrico idéntico al modelo presentado como novedad por Renault Argentina el año pasado entró en combustión espontánea en una ciudad de Rumania. Allí, el vehículo que en estas latitudes se vende bajo el nombre Kwid es conocido como Dacia Spring, un low cost movido por un motor a baterías de litio que, como se vio en las imágenes, adquieren un comportamiento peligroso en situaciones de descuido. No se trata de cargar las tintas contra el Kwid (cuya versión eléctrica se llama “E-Tech”), sino de advertir sobre el comportamiento inesperado que pueden tener estas tecnologías llamadas “limpias” ante determinadas contingencias como puede ser un golpe o una colisión de tránsito, dado que el daño en los reservorios que contienen iones de litio implica un serio riesgo de incendio. Elegimos el Kwid (en realidad su hermano rumano, el Dacia Spring, correspondiente a la marca de bajo costo de Renault) porque es uno de los autos puramente eléctricos que se comercializan en el mercado nacional. Su llegada enriqueció la oferta de los “emisión cero” en un país que, como el nuestro, no se caracteriza por contar con infraestructura necesaria para cargar las baterías en un trayecto relativamente largo, con lo cual podrían darse casos de usuarios que recurran a métodos no homologados para el reabastecimiento. En los últimos años el parque automotor incorporó a los eléctricos como una alternativa más. Incluso en la provincia de San Luis la fábrica de línea blanca Coradir comenzó a producir el citycar “Tito”, cuyas ventas han aumentado producto de una buena campaña publicitaria y costos contenidos. Asimismo, se multiplicaron las opciones de scooters o monopatines eléctricos. De modo que cada vez más automotores y motovehículos con motorizaciones eléctricas ganan terreno en la Argentina por razones entre las que se conjugan la economía de consumo y la conciencia ambiental de muchos usuarios que los consideran apropiados como reemplazantes de los motores térmicos emisores de dióxido de carbono. El problema es que esa buena voluntad de los usuarios, por lo general, pasa por alto la trastienda de ciertas tecnologías. Lo que no se dice de la electrificación automotriz (salvo en contados espacios como este) es que la extracción de los insumos para fabricar sus baterías contamina en niveles similares o equivalentes a las impurezas expedidas por los automóviles de combustión interna porque se utilizan maquinarias, transportes y químicos cuyos residuos son perjudiciales para el ecosistema. El otro lado negativo, disimulado por la buena prensa que favorece a los autos “limpios” en el marco de la llamada agenda 2030 de Europa, es precisamente el peso y la enorme concentración de energía que contienen sus baterías. Esto se observa en el video remitido por nuestro contacto europeo, en el que un Spring con apenas un año de uso y menos de 30.000 kilómetros, se convirtió en una bola de fuego en no más de 10 minutos cuando faltaban sólo 300 metros para que la conductora (quien viajaba con su hijo adolescente) llegara a su hogar. Por fortuna el episodio se desencadenó antes. Porque de haber ocurrido dentro del garage de la propietaria, toda su casa hubiera quedado a merced del fuego. Las imágenes muestran la ferocidad de las llamas, que emergen de la zona baja del automóvil como si provinieran de un enorme soplete para fundir metales, acompañadas por un silbido que se parece al zumbido de una turbina de avión. Se trata del fenómeno conocido como fuga térmica, que no es otra cosa que la fulminante y descontrolada liberación de energía concentrada en sus celdas de litio por una fisura que pudo haber sido provocada por un golpe. Rumania tiene calles y rutas similares a las sudamericanas. Es el país menos desarrollado de la Unión Europea y sus irregularidades topográficas pueden constituir una razón sumamente atendible para cuidar que los autos eléctricos no ataquen los baches o badenes con velocidades excesivas. Y lo mismo vale para la Argentina, en razón de que un impacto moderado en la plataforma básica del vehículo puede ocasionar daños que deriven en la producción de llamas. Con un agravante: según opinan los especialistas en combate contra incendios, son muy difíciles de apagar o directamente inapagables. La advertencia está hecha y para cerrar vale decir que hay tres recomendaciones básicas de los fabricantes para evitar males mayores: no golpear las baterías (en caso de siniestros deberían ser reemplazadas), no acelerar el proceso de recarga y evitar la utilización de cargadores o sistemas de repostaje no autorizados.

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