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    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 10/08/2024 02:51

    Alberto Fernández La dimensión de un escándalo se mide en sus detalles, en una sucesión de evidencias que van apareciendo a fuerza de indagar en razones y situaciones en busca de una revelación. Cómo en la serie británica en la que un político de alto rango, James Whitehouse, es llevado a juicio, tras haber sido denunciado de violación por una de sus subordinadas, el escándalo que arrastra al ex Presidente empieza a develar detalles íntimos, personalísimos de los involucrados y sus entornos. Esto recién comienza. En “Anatomía de un escándalo”, la atrapante historia basada en una novela de Sara Vaughan, el curso del juicio oral al que es sometido el personaje central, interpela sobre cuestiones tan sensibles como el poder, el privilegio, la verdad, la justicia y la percepción pública. La moralidad de las personas expuestas en posiciones de poder es escrutada en su profundidad y obliga a una sociedad a reconocerse en sus bajezas y defecciones. También en lo que se está dispuesto a tolerar o se prefiere ignorar. La causa de los seguros, que tramita por ante el juez Julián Ercolini y que investiga un caso de tráfico de influencias y corrupción, precipita un efecto dominó de consecuencias aún insondables. El teléfono de María Cantero, histórica y privadisima secretaria del ex Presidente empieza a escupir data que da cuenta de nuevos y aberrantes hechos que se vivían en la opaca intimidad de Olivos. “Todo tiene que ver con todo”, diría Cristina Fernández de Kirchner. Casi todos los testimonios recogidos entre aquellos que tenían acceso a la residencia presidencial dan cuenta de un clima de creciente toxicidad. Una pareja mal avenida, quizá ficticia, malos modos y creciente violencia. Mucho malestar emocional, recriminaciones y maltrato. La primera dama dama, aislada, recluida en la casa de huéspedes, ninguneada hasta la humillación y privada de servicios básicos de cuidado para ponerla a resguardo de la mirada ajena. Siempre celosamente controlada. Alguien que supo estar en el círculo más próximo de Alberto Fernández admite que fue muy “desprolijo” desde el vamos. Se refería a su compulsiva actividad social, tanto analógica como digital por fuera de sus funciones de Presidente. La constatación de las “desprolijidades” albertistas, que eran “vox populi” en los corrillos de la arena política emergen en modo video este jueves de terror cuando se hace pública una escena registrada por el mismísimo presidente beboteando bajo los efectos del alcohol a una conocida panelista mediática en su despacho de la Casa Rosada. Fotos de Fabiola Yañez aportadas a la denuncia El video es más extenso de lo que se emitió en las pantallas del prime-time. Alguién le pegó un prudente hachazo. Se aguardan nuevas entregas. El esposo de una íntima amiga de Fabiola Yañez, un hombre de la política, asegura que el accidental hallazgo de esta imágen por parte de la primera dama marcó el principio del fin. Cristina Fernández de Kirchner no pareció ser ajena a los deslices de su elegido. La vocación de videasta del jefe de Estado parecía irritar a CFK, quien en 2022, en pleno acto político y desde su púlpito dijo: “Cualquiera puede leer mi celular. No sé si todos pueden decir lo mismo”. Sabía de qué hablaba. Las imágenes del cachondeo presidencial que llegaron a la tele fueron grabadas por la mismísima Yañez desde un teléfono en desuso que el padre de su hijo descartó sin tomar ningún recaudo para proteger su privacidad ni la de su eventual acompañante. Si el descuido de Alberto Fernández tiene que ver con la sensación de impunidad que suele afectar a los poderosos o es un mero acto de torpeza es a esta altura irrelevante. Hoy el último presidente kirchnerista enfrenta una denuncia por violencia de género. Un hecho que no registra precedentes en la historia de nuestro país y puede que de ningún otro. “Alberto, poné orden donde tengas que poner orden, no te pongas nervioso y metele para adelante”, le aconsejó tras conocerse la foto del cumpleaños de Fabiola en plena pandemia. Fue en agosto del 2021. “Cuando uno es Presidente de una fuerza nacional y popular, los errores, las equivocaciones, las transgresiones inclusive a normas que uno puede tener se magnifican y exacerban para irritar e indignar”. El escándalo del momento no tiene que ver con un error ni con una transgresión. A Alberto Fernández se le acusa de un delito muy aberrante tipificado en nuestro Código Penal. CFK emitió un posteo en X recién en el mediodía del viernes. Fustiga a Alberto Fernández diciendo que no fue un buen Presidente, despega de su criatura, dice que mostrar la fotos es revictimización y se auto dedica una parrafada alegando haber sido objeto de violencia física y verbal. Cuando la diatriba anti casta empezaba a perder potencia, Alberto Fernández hace una invalorable ofrenda en el altar mileísta, otorgando nueva y vigorosa vida a la narrativa del libertario. Las escandalosas revelaciones dejaron a la clase política en estado de perplejidad. El kirchnerismo reaccionó desmadrado y el resto del peronismo paralizado y en shock. La oposición deambula sin saber cómo canalizar el estupor. “Lo de Alberto Fernández es la explicación más contundente de porqué MIlei gobierna hoy la Argentina…Cristina Kirchner es la responsable”, aportó Miguel Angel Pichetto. “Estamos todos en shock”, dijo Axel Kicillof. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, quien no fue especialmente explicito a la hora de condenar a Fernando Espinoza, el intendente de La Matanza imputado en un caso de abuso sexual y quién rehuyó expresarse sobre la situación de Venezuela, tiene dificultades para enfrentar tanta adversidad. La Cámpora reaccionó tomando distancia. El operativo despegue no tardó en gatillarse. “No podemos no remitirnos a la violencia ejercida por él mismo contra Cristina, así como contra mujeres de su entorno”, sostiene un comunicado que firmaron 29 diputados, un tercio de la bancada de Unión por la Patria que asegura “siempre le creemos a la víctima”. La relocalización de CFK en condición de víctima ignora que Alberto Fernández es un Frankenstein parido por su vicepresidenta para compensar sus debilidades de urna. “Con Cristina no alcanza y sin ella no se puede”. De estricta lógica utilitaria fue la frase acuñada por el mismísimo Alberto cuando volvió a la telaraña K. La utilización política de la pavorosa situación en la que cayó Fernández da cuenta de las estrecheces y mezquindades que animan la escena política. La decisión de Fabiola Yañez de presentar formalmente la denuncia aborta un miserable plan de revictimizar a la pareja presidencial pretendiendo excusar la golpiza que se atribuye al ex presidente en supuestos comportamientos inapropiados de Yañez. Una bajeza que, lejos de resguardar a Fernández, lo hunde aún más en las arenas movedizas que han comenzado a devorarlo. Alberto Fernández arrastra en su caída buena parte de las banderas del kirchnerismo. En este episodio extremo y final se lleva consigo el sacrosanto argumento de la defensa de los derechos de las mujeres. Un activo que consumió recursos y veleidades. La del feminismo y la reivindicación de la paridad de género fue tal vez una de las más ruidosas malversaciones de una causa noble que el kirchnerismo hizo propia en orden a dar densidad a su marketing ideológico. En un gesto que se agradece el oficialismo parece haberse llamado a recato a la hora de las declaraciones públicas luego de una escaramuza de Milei en torno a su decisión de terminar con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. Es hora de dejar actuar a la Justicia. Hay un delito denunciado y hay una víctima. Despejar la escena de las connotaciones políticas permitirá conocer con más precisión cómo fueron los hechos. Establecer responsabilidades e identificar la cadena de cobertura y encubrimiento que permitió llegar a este extremo es indispensable. Por Fabiola Yañez, por todas las mujeres que en este país y en este preciso instante están siendo víctimas de violencia de género y por todas aquellas que podrían llegar a serlo sin la cadena de la justificación y la impunidad no se corta de cuajo en lo más alto del poder.

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