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  • Luchar contra la comida y la mente

    » Diario Cordoba

    Fecha: 04/08/2024 04:16

    «Con 14 años sentía que mi vida estaba patas arriba y encontré en la comida algo que controlar; fue el comienzo del fin». En ese momento comenzó una condena que llevó durante varios años a Leire Martín, una alavesa afincada en Córdoba, a pasar por psiquiatras, psicólogos, ingreso hospitalario, depresión, vómitos diarios y autolesiones. Desarrolló trastorno de la conducta alimentaria (TCA) con 14 años, una enfermedad en auge y que afecta a personas, chicas en la gran mayoría de casos, cada vez más jóvenes. Rocío Parrado, presidenta del Colegio de Psicología de Córdoba y especializada en TCA, lo define como «un trastorno mental con serias repercusiones en la salud, tanto en el control de la alimentación como en la obsesión por adelgazar o el terror a subir de peso». Es esto lo que le pasó a Leire Martín aún siendo adolescente, «después de una prueba entendí que pesaba 59 kilos cuando eran 56 y me propuse perder esos tres kilos». Al alcanzar su objetivo, «pensé que esto me iba a encontrar bien, pero no fue así», relata. «Me decía, yo controlo, y no era así, estaba entrando en una espiral», expresa con dureza. Leire Martín. / Manuel Murillo Precisamente, la obsesión por el peso y la imagen son uno de los primeros síntomas que apuntan a la aparición de este trastorno, expone la psicóloga. Parrado distingue entre factores biológicos, sociales y psicológicos para que una persona desarrolle TCA. Los primeros, indica, «no tienen por qué estar relacionados con el sobrepeso». En los segundos juega un papel muy importante el entorno y las redes sociales y en los últimos «la baja autoestima» y «el querer controlarlo todo», explica. Un "profundo sentimiento de estar a la deriva" La ausencia de un psicólogo especializado y «un profundo sentimiento de estar a la deriva» hicieron que Leire desarrollara bulimia y anorexia, a lo que se sumó una depresión. «Cuando vi que no podía estar más abajo, es cuando comencé a resurgir», remarca. Poco después estuvo ingresada dos meses pero «ya era consciente del problema». En el proceso fue clave acudir a un psicólogo especializado. «Un profesional formado en TCA es vital», corrobora Parrado. «Con los pacientes se trabaja con más especialistas de otras áreas. La psicóloga advierte de que «cada vez desarrollan TCA más jóvenes» y señala a los influencers y filtros de Instagram como «los principales responsables, pero no los únicos». Con «pasos atrás y recaídas», Leire logró superar el trastorno., aunque «me privó de vivir mi adolescencia», apunta emocionada. Más tarde publicó su libro Yo también quise ser como Ana y Mía, donde la primera es un monstruo que obliga a Mía a tirar la comida por el váter y vomitar. Posteriormente, creó una cuenta en Instagram en la que publica ilustraciones relacionadas con el TCA. «Me llegan mensajes de chicas muy jóvenes pidiendo ayuda o agradeciendo mi trabajo, es gratificante y duro a la vez». Leire cuenta con orgullo haber superado el TCA y manda dos mensajes de esperanza: «Por mucho que dure, tú no eres el trastorno, hay que disociarlo», y recuerda que «en las redes también hay espacios seguros». Suscríbete para seguir leyendo

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