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  • Oscar Luis Quiroga: el 'ciudadano ilustre' de La Majadita

    » Tiempo San Juan

    Fecha: 27/07/2024 04:58

    Que su nombre haya sido elegido para denominar al nuevo predio en el que se desarrolla la clásica Fiesta del Chivo ya dice bastante de lo que Oscar Luis Quiroga representa para La Majadita , pero el cariño que cada vecino le profesa sin reparo alguno termina de cerrar el círculo que deja en evidencia el fuerte vínculo que generó con el terruño que lo adoptó . Aunque su historia familiar viene ligada con Valle Fértil desde siglos atrás. Es descendiente de Pedro Pablo de Quiroga, el fundador de la Villa de San Agustín, y sobrino del inmortal compositor y folklorista Saúl Quiroga. “Mis apellidos son Luis Quiroga, pero todos me conocen como Quiroga porque no saben que Luis también es apellido”, acotó entre risas y desde el vamos este porteño que hizo de estas sierras sanjuaninas su lugar en el mundo. 1.jpg Ya jubilado como enfermero del centro sanitario, entre saludo y saludo, Oscar comentó: “Yo soy de aquí por elección, por decisión. Nací en Capital Federal, pasé mi niñez allá. Cuando falleció mi padre, con mi madre, que es sanjuanina, y mi hermana nos vinimos a vivir al centro de San Juan. Cuando terminé el secundario en la Normal Sarmiento volví a Buenos Aires a estudiar veterinaria. En ese momento no terminaba de encontrarme y negocié con mi madre tomarme un año solo en Valle Fértil. No teníamos ni luz eléctrica, ni teléfonos, ni comunicaciones, ni rutas, ni caminos. Todo era a caballo, iluminándonos con candiles, criando cabras, animales. Este era el lugar. Nunca pude ser feliz en las ciudades”. “Igualmente volví a Buenos Aires a retomar los estudios. Vino la dictadura, yo en esa época militaba en centros de estudiantes, y me di cuenta que ese no era mi lugar. Volví a San Juan, siempre con la intención de terminar una carrera universitaria. Empecé Ciencias Políticas y conseguí trabajo en el Hospital Rawson, necesitaban gente para hacer estadística hospitalaria y yo justamente tenia conocimientos en Estadística Aplicada. Al tercer año de Ciencias Políticas no aguanté más y me vine al Valle. Pedí el traslado al hospital rural. Y, lo que son las cosas de la vida, encontré una vocación y descubrí un mundo que no me imaginaba. Ese mundo de entender el empleo público o la función pública como lo siento y como lo pienso: un servicio a la comunidad”, añadió Luis, mientras el sol terminaba de espantar el rocío invernal en el predio que lleva su nombre. Acá encontré una vocación y descubrí un mundo que no me imaginaba Acá encontré una vocación y descubrí un mundo que no me imaginaba Unos 37 años, que se dice pronto, dedicó sus días y sus noches a velar por la salud de sus vecinos vallistas, con muchos de ellos con el paso del tiempo terminó abrazando a la amistad: “Cuando empecé en el ’80 acá no había nada. Éramos cuatro ‘médicos’, una dentista y el resto enfermos. Yo mismo terminé siéndolo de tanta práctica. Aprendíamos porque nos enseñábamos unos a otros”. El destino acercó a su madre a este departamento del noreste sanjuanino. Con la iniciación del ‘Plan de Atención Primaria de la Salud’ la designaron agente sanitario de La Majadita y Los Bretes. “Ahí nos completamos mucho. No había aún puesto sanitario y ella y sus compañeros iban a caballo, casa por casa durante 10 días, asistiendo a la gente e intentando cumplir con el esquema de vacunación, control a la embarazadas y la premisa de hospitalizar partos”. 3.jpg Oscar, conversando con el intendente Riveros. “Los últimos 15 años activo, los trabajé acá en La Majadita. Era el único lugar donde no había un puesto sanitario. Era una posta sanitaria, donde una vez al mes, venía una ambulancia a veces con médico y a veces no. Y a mí en el año 2006 me dio un infarto, lo superé y me sirvió muchísimo para replantear muchas cosas. Fue ahí cuando pedí venirme a trabajar a La Majadita. Me dijeron que estaba loco, pero yo agarré y me vine con mi tensiómetro, mi estetoscopio, mi termómetro y demás. Me prestaron un lugar, pero yo trabajaba en las casas. Y logré muchos de los objetivos. Fue un desafío personal muy grande”, repasó Oscar, quien mucho esfuerzo logró que revertir las necesidades sanitarias del lugar, luchas burocráticas mediante, en la que la desnutrición se presentaba como uno de los grandes flagelos a combatir. Cuando empecé en el ’80 acá no había nada. Éramos cuatro ‘médicos’, una dentista y el resto enfermos. Yo mismo terminé siéndolo de tanta práctica. Aprendíamos porque nos enseñábamos unos a otros Cuando empecé en el ’80 acá no había nada. Éramos cuatro ‘médicos’, una dentista y el resto enfermos. Yo mismo terminé siéndolo de tanta práctica. Aprendíamos porque nos enseñábamos unos a otros Tras enseñar hasta recetas que permitieran equilibrar la dieta de gran parte de la comunidad de La Majadita –“Doña Petrona de Gandulfo, me decía la directora de la escuela”-, Luis Quiroga uso sus conocimientos en magisterio para transmitir otros conocimientos relacionados con los cuidados de la salud como por ejemplo la educación sexual. Una vez consumada su jubilación y ya instalado de nuevo en San Agustín, Oscar intenta ir lo menos posible para no obstaculizar la tarea de su reemplazante: “Tenía un vínculo muy fuerte con todos los vecinos y si me ven seguramente van a consultar a mí temas de los que se tiene que encargar el enfermero universitario que está en mi lugar. Con muchos sigo con el contacto por WhatsApp y también alguna que otra consulta llega (Risas)”.

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