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  • Llevar la mascota al trabajo, una tendencia que avanza en Entre Ríos

    Parana » Uno

    Fecha: 21/07/2024 07:50

    Pese a la resistencia a que se pueda ir a trabajar con la mascota, ya hay experiencias que evidencian los beneficios de un ámbito laboral pet friendly A nivel mundial se conmemora hoy el Día del Perro, al que muchos consideran “el mejor amigo del hombre”. Quien tiene uno de mascota –o más–, conoce la nobleza y el amor incondicional que muchas veces un can es capaz de brindar, y en general los expertos en salud mental destacan los beneficios del vínculo que suele forjarse en la convivencia entre los perros y los humanos. Tanto ha avanzado el reconocimiento de la importancia que tiene un perro (o en su defecto un gato) en la vida de un ser humano, que en la actualidad existen cada vez más espacios donde se puede ir acompañado por la mascota. Tal es el caso de bares y restaurantes –incluso a nivel local–, hoteles, centros comerciales, y hasta lugares de trabajo. Si bien no es lo habitual en Entre Ríos en este último caso, ya se encuentran algunas experiencias innovadoras. Mascotas en el empleo.jpg Juliana Gabás es paranaense. Es licenciada en Relaciones del Trabajo, máster en Administración de Negocios, y fundadora y líder de MJG Consultores. Si bien vive hoy en Buenos Aires, desarrolla su actividad como capacitadora en diferentes lugares del país, entre ellos Entre Ríos, y fue una de las pioneras en difundir esta idea de compartir el ámbito laboral con la mascota, a partir de su propia realidad: a su caniche, Mía (recientemente fallecida), le costaba mucho quedarse sola cuando ella se tenía que ir a trabajar. Esto la llevó a instalar su consultora en un espacio donde aceptaban la presencia de mascotas. “Así surgió que armé un plan de negocios con la incorporación de las mascotas en el ámbito laboral”, refirió, y destacó: “Con Mía trabajamos los últimos 10 años” Sobre esta posibilidad, reflexionó: “Esto no debería ser algo raro, ya que si uno revisa estos últimos años, la gente que hace home office trabaja con su mascota, y no es un impedimento para desarrollar su tarea”. “En pandemia, muchas personas que estaban solas y aisladas adoptaron un perro. Pero cuando volvieron a su trabajo, se encontraron con la problemática de que este perro estaba acostumbrado a estar con su dueño 24/7. Entonces hubo un desapego muy grande que se tuvo que trabajar y que hay que seguir trabajando”, añadió. Mascotas en el Trabajo bienestar emocional.jpg Una práctica resistida Si bien Juliana contó que en su caso estaba en un edificio que era Pet Friendly, había otras empresas en el lugar que no dejaban ir a sus empleados con sus mascotas, y en este marco reconoció que todavía hay mucha resistencia a esta tendencia que va creciendo en otros lugares del mundo, como en Europa, o incluso en Brasil, según observó. “Muchos no lo aceptan, entonces es complicadísimo. A mí me ha costado incluso perder clientes. Sin embargo, recuerdo una capacitación en la Agrícola Regional (LAR) de Crespo donde llevé a Mía al Taller de Formadores internos y la experiencia fue muy positiva y se notaron un montón de beneficios con los participantes”, afirmó. “Era un taller de alto impacto y nadie sabía que iba a ir con Mía, ni la persona que me coordinaba, ni el que me contrató; no quería que se filtrara por esta resistencia que hay a veces. Era una actividad que se desarrollaba todo el día, desde las 7.30 hasta las 18. Mía ya estaba acostumbrada, estaba adaptada a determinadas situaciones, y nos fue súper bien, fue un éxito y la verdad es que se engancharon todos con la dinámica con mi perra”. Acerca de las principales objeciones que tienen las empresas o los empleadores al momento de considerar que el trabajador vaya con su mascota, explicó: “Resisten principalmente el cambio. Todo cambio organizacional genera un rechazo hasta que pasan la experiencia y encuentran que hay un beneficio. Ha ocurrido frente a los cambios tecnológicos, o ante determinados cambios culturales. En general, la primera respuesta que aparece ante un cambio es el ´no´. Después de que se atraviesa y se ve que el resultado es positivo, ahí se empieza a aceptar”. En torno a esta cuestión, Juliana analizó: “En ese proceso de cambio y en esa resistencia tenemos que atravesar los prejuicios, las etiquetas, los ´no´ de cada uno, de los modelos mentales de cada persona involucrada. Así que incorporar una mascota en el ámbito laboral no es algo que se haga de la noche a la mañana, ni es aplicable a todos los puestos de trabajo, y debe haber un proceso de trabajo de ambas partes: de la mascota, porque hay que adaptarla, orientarla; y de la organización, porque se debe lograr que esté preparada para recibir una mascota. Y no sé si todas las mascotas se pueden adaptar”. Con respecto a los gatos, opinó: “Es menos común, porque el gato es más de su casa, no son de salir, hay personas que los sacan, pero son muy eventuales, es muy raro ver que los llevan, Es el perro el que en general quiere ir con su dueño, su amo, para todos lados. Mascotas trabajo tendencia.jpg Experiencia local Cristhian Fink es director de la agencia de Márketing del grupo Comunicar, en Paraná. Hace poco decidió adoptar a Otta, una cachorra que hoy tiene siete meses y a la que conoció cuando un grupo de proteccionistas la rescató de la calle y a través de las redes sociales le buscaba un hogar. Sobre la experiencia de poder llevarla con él a su trabajo, comentó: “Es todo un desafío, porque en realidad los trabajos suelen ser súper estructurados, y una mascota tiene su libertad, su forma de ser, muy distinta a la de una persona. Para que sea viable, hay que generar acuerdos sobre cómo incorporar a la mascota al ámbito laboral. Hay muchos factores que hay que dejar en claro y ser responsable”. “En mi caso, puedo llevar a mi mascota al trabajo porque se trata de una empresa que tiene una cultura organizacional súper flexible e innovadora, que no es tan estructurada o jerárquica como otras, y por eso podemos abrirnos a estas nuevas modalidades”, subrayó. El joven precisó que Otta se encariñó mucho con él y señaló: “En mi casa la dejé una vez porque tenía una reunión con clientes, pero los vecinos me llamaron porque lloraba mucho. Desde entonces la llevo siempre a la oficina. Y ahí hay un patio ella puede andar, porque además súper inquieta, ya que es cachorra”. “En la oficina a veces no me ve y ya empieza a llorar o se desespera. A veces tengo reuniones con clientes y me rasca la puerta. Ese por ahí es el gran desafío, porque en su caso sufre mucha ansiedad. Que la deje entrar depende mucho del cliente, pero por lo general, cuando la ven, les cambia el ánimo. Siempre una mascota es como que relaja, genera una conexión con el otro y con un lado más emocional. La acarician y les cambian la cara, sonríen, algunos hasta juegan con ella”, contó, y aclaró: “La mayoría de los clientes no tienen problema, pero si veo que alguien se siente incómodo la saco de la oficina”. Al igual que Juliana, Cristhian observó que en Entre Ríos las empresas todavía tienen mucha resistencia a aceptar que los trabajadores pueden llevar su mascota a su ámbito laboral, y sostuvo: “Somos muy estructurados. Muy de pensar ´siempre se hizo así ¿porque vamos a cambiar?´. Esa es la lógica. Y llevar una mascota también tiene su complejidad. En mi trabajo soy el único que la lleva, pero si otros deciden hacerlo, ahí ya hay que generar acuerdos: que no coman todas las mascotas juntas porque se van a pelear, entre otras cuestiones. Y también depende, obviamente, del tipo de negocio o de empresa: hay empresas en las que no es posible por cuestiones sanitarias, como en una panadería, por ejemplo”. Por último, subrayó: “También hay que entender esto de que el trabajo no es tu casa, no es que vos a una mascota la podés llevar de una, sino que hay que preguntar a tu jefe o a Recursos Humanos cómo se puede hacer, si es factible. Creo que la clave de esto es montar acuerdos, porque no sólo depende de uno”.

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