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  • A pesar de Alas Desatadas, la violencia de género sigue creciendo en la ciudad

    Gualeguaychu » Reporte2820

    Fecha: 07/07/2024 17:30

    Claudia Fiorotto destacó que el proyecto original de dicha casa fue suyo. “En su momento se construyó con fondos de provincia. Mi idea, cuando lo presento alrededor de 2016, era que este lugar fuera de resguardo para mujeres víctimas de violencia de género, pero que a su vez tuvieran otro tipo de impronta, que recién hoy se está logrando”. Contó que en la actualidad están recibiendo mujeres que atraviesan violencia de género. “Al ser una casa de seguridad, se supone que la mujer que viene a alojarse no tiene ningún tipo de red de contención familiar. Es una vivienda con cuatro habitaciones, con cuatro camas en cada una”. Recordó que existe un estatuto establecido por Ordenanza con el principal y único objetivo en resguardar a las mujeres del flagelo de la violencia de género. “Cuando hay una mujer en situación de calle, problemas de consumo o de salud mental, no es a la Casa de la Mujer donde recurrir”. Claudia Fiorotto pertenecía al grupo Las Juanitas. “Nosotras impulsamos esto. En ese momento ganó Martín Piaggio y lo llevó él adelante sin ningún tipo de injerencia de Las Juanitas. Desde la gestión de Mauricio Davico le estamos dando otra impronta que es, no solamente resguardar la vida de estas personas que están en riesgo por violencia, sino también ofrecerles un espacio donde puedan tener capacitaciones con salida laboral". Agregó que "estamos totalmente convencidos de que, si la mujer no logra su propio sustento, ser autónoma, ser independiente, es muy difícil que pueda, que logre salir al círculo de violencia, porque una de las violencias más importantes que sufre la mujer, además de la física y la psicológica, es la violencia económica. Entonces, si ella no lo logra, difícilmente salga. Por eso es nuestro objetivo, nuestro primer objetivo fue justamente estos talleres de capacitación laboral. Hoy tenemos varios emprendimientos que nos ponen muy felices, porque es el primero de los puntos que nos propusimos para esta gestión. Entonces, el primer punto se estaría logrando con mucho éxito”. Consignó que en la actualidad “tenemos una de las chicas que hace cosas dulces y las comercializa; talleres de bordado, tejido, costura máquina y artesanal; tenemos una huerta orgánica y plantaciones frutales. Hay un taller de expresión, de teatro y uno de estética de uñas. La Mujer una vez que egresa de Alas Desatadas puede elegir a qué se va a dedicar para poder autosustentarse y conociendo nuestro lema: que volver con el violento no sea una opción". "El segundo punto es poder lograr que, antes de fin de año lo vamos a tener, los grupos de autoayuda. Porque si no, las mujeres que egresan de la casa quedan a la deriva. A veces no tienen otro apoyo; las redes familiares son muy endebles. Justamente, si llegan a Alas Desatadas es porque no hay una red de contención. Y el último punto es un poco más difícil, porque hay que trabajar junto con justicia y con salud mental del Hospital, es trabajar con la persona violenta, con el violento, con el victimario”, explicó la funcionaria. Una de las violencias más importantes que sufre la mujer, además de la física y la psicológica, es la violencia económica. Las mujeres pueden permanecer 90 días en el albergue, donde se implementan las medidas de protección integral. “La idea es que aprovechen la permanencia y puedan salir con una capacitación laboral”. Figueroa enumeró que "ay diversas maneras de ingresar a Alas Desatadas. Nosotros trabajamos muchísimo con la justicia y las comisarías porque, por lo general, la mujer va y denuncia en la Comisaría y manifiesta que no tiene un lugar a dónde ir, que no tiene red de contención y además está sufriendo una situación de violencia. La mayoría de los ingresos se dan a través de la Comisaría de Minoridad y Familia o de justicia, mediante oficios. Pero también lo pueden solicitar otras instituciones, no quiere decir que el ingreso se vaya a dar. El equipo interdisciplinario de la casa es quien decide o no el ingreso de esa mujer". "Acá se le da todo lo que requiera, sea ropa de cama, elementos de higiene personal o general. Cada mujer se tiene que hacer cargo de la higiene de su espacio, coordinar entre ellas, - cuando son varias - el tema de la higiene del lugar. Se cocinan ellas, si bien nosotras, con la coordinadora de cocina le preparamos un menú diario, pero se tienen que rotar y organizarse. La Casa le da cuatro comidas a ellas y a sus hijos, balanceadas, en cuanto a que deben consumir verduras". Contamos con una abogada, una psicóloga. Yo soy la directora, la coordinadora general es María Sol Nievas, y Pilar Lemiña es nuestra administrativa. Este es el equipo de conducción y quién evalúa los ingresos". En tanto, aclaró que dos operadoras por turno están pendientes de las necesidades de las mujeres. “No cuidan niños, no está dentro de la función del operador hacerse cargo de las criaturas. Nosotras trabajamos con las adultas apostando a que trate de salir de ese círculo de violencia. De las criaturas se ocupa la mamá. O en su efecto, si no está capacitada, enseguida se coordina primero con ANAF, el Área de Niñez, Adolescencia y Familia de la Municipalidad. Y si ANAF considera que debe dar intervención mayor, se coordina con COPNAF”. Realidad que no cambia a funcionaria sostuvo que la realidad “no ha variado nada. Estamos igual y diría que hasta peor, porque muchas veces hay situaciones sociales que acrecientan la violencia en la sociedad. Hoy tenemos una sociedad violenta en todos sus aspectos y sobre todo, en lo familiar. Cuando hay una mujer violentada es la familia la que sufre y en un 90 por ciento de los casos, detrás de esa mujer también hay criaturas. Lo que se está viviendo en esta época es tremendo”. Frente a esa realidad, Fiorotto consideró que "esta casa es un logro de toda la lucha que hemos realizado todas las mujeres. El tener una Comisaría de Minoridad y violencia familiar donde las funcionarias son mujeres, también es positivo, al igual que una fiscalía de género". "Ahora, qué más hace falta, no lo sé. Se me ocurre que la justicia actúe mucho más rápida, que las penas no sean tan laxa. Porque vos por un caso de abuso, por un caso de violencia y de aquí que se hace la denuncia hasta que se toman las medidas pueden pasar 3, 5, 10 meses y la mujer se siente estafada. Me lo han dicho muchas mujeres: ¿por qué yo tengo que estar presa y él sigue libre? ¿Por qué yo tengo que estar encerrada en mi casa o resguardada y él está libre? ¿Por qué vienen a la casa a golpearnos las ventanas y las puertas?. No hay un trabajo con el violento. Trabajamos con la persona violentada. Entonces esto es un cuento de nunca acabar. Esa persona ya tiene un patrón de conducta. Es algo irreversible". Con custodia Indicó que muchas veces, los violentos las siguen buscando “y se toman hasta la atribución de venir a la Casa de la Mujer a golpearnos puertas y ventanas. Nosotros tuvimos que poner seguridad nocturna, tenemos un convenio con la Policía por el cual nos ponen custodia permanente porque, sinceramente, hubo un momento que era insostenible la situación. El señor tiene la restricción y sigue buscando la forma de violentar a la mujer. A mí me parece que la falla está ahí". "Las medidas las tiene que soportar la mujer violentada y al varón violento muy pocas veces y eso que Gualeguaychú es pionera en condenas hacia los violentos. Pero las condenas son 10 días, 15 días y después el señor sale y sigue haciendo lo mismo”.

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