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  • El Hospital del IOMA: otro avance a “los dos lados del mostrador”

    » El dia La Plata

    Fecha: 07/07/2024 16:43

    El Carriquiriborde, en el frente, indica su pertenencia al IOMA y al ministerio de salud pública. En realidad, en teoría es de la fundación Mainetti, que en la práctica ha sido estatizada La instalación de policonsultorios -tema de las primeras dos notas de esta serie- no es el único ejemplo de la política de expansión en la que parece haberse embarcado el IOMA para operar de ambos lados del mostrador. Casi a la par de ese programa que maneja hoy unas 232 clínicas distribuidas en territorio bonaerense, la obra social de la Provincia inauguró su primer hospital: el Gabriela Carriquiriborde de Temperley, un establecimiento “de gestión privada” administrado por una Fundación con fuerte arraigo en La Plata que hoy está en manos del IOMA también. Tras haber caído en quiebra y ser intervenida por la Justicia, la Fundación Mainetti -propietaria del ex Centro Oncológico de Gonnet- sufrió un abrupto cambio en su conformación. Pese a que su estatuto original establecía que su consejo directivo debía estar integrado por un representante de la familia y diversas instituciones de La Plata, la Dirección Provincial de Personas Jurídicas (es decir el gobierno bonaerense) autorizó a modificar su estatuto en abril de 2022. Producto de esa resolución administrativa, seis de los siete integrantes del directorio responden actualmente al IOMA y al ministerio de Salud. Con esa renovada conformación que dejó afuera de un plumazo a la familia de su fundador, la Fundación Mainetti volvió a meterse en el negocio de la salud. Y es que en 2022, sin que esté muy claro el motivo, la Fundación pasó a hacerse cargo del Hospital Carriquiriborde, un ex sanatorio quebrado de Temperley que estaba en manos de una cooperativa de empleados cuando -según denuncian éstos- el IOMA los hizo a un lado y se lo quedó. HISTORIA DE “UNA USURPACIÓN” La Clínica del Comahue era una clínica de mediana complejidad de Temperley que alrededor de 2010 empezó a tener problemas económicos graves. Como relatan ex empleados, sus inconvenientes se habrían originado en una combinación de mala administración y una fuerte dependencia de IOMA, que la llevó a acumular deudas por el creciente desfasaje entre los aumentos por prestaciones y los costos con inflación. El caso de la Clínica del Comahue no fue excepcional. A diferencia de lo que ocurre en la capital federal, donde las clínicas tienen una matriz de financiadores más diversificada, en el Gran Buenos Aires, donde como en La Plata dominan el IOMA y PAMI, muchas clínicas privadas de mediana escala sufrieron la misma dificultad. De hecho, según la Cámara Argentina de Prestadores del Conurbano (Capresco), entre 2010 y 2021 una diez clínicas y sanatorios privados cerraron por esa situación. El hecho es que 2014 la Clínica del Comahue entró en concurso de acreedores por deudas con la AFIP, la Municipalidad de Lomas de Zamora y la Obra Social del Personal de Sanidad, entre otros. Y a esto se le sumó que ese mismo año, PAMI, su otro gran financiador, resolvió rescindirle el contrato por “reiteradas falsas prestaciones”. A partir de ese momento la Clínica del Comahue comenzó a realizar despidos y dejar de pagar sueldos a los cerca de cien empleados de planta permanente que tenía, lo que derivó en su cierre tiempo después. Tras el cierre, parte de los trabajadores de la Clínica, que se resistían a quedarse sin su fuente de ingresos, conformaron una cooperativa y le llevaron un proyecto al IOMA para poner en marcha en las mismas instalaciones un nuevo centro asistencial. La propuesta de los trabajadores de la Cooperativa René Favaloro parecía condenada a no recibir contestación, pero entonces llegó la pandemia y el Estado salió desesperadamente a buscar camas para atender la emergencia de salud. “Desde que empeoró la relación, la intención del IOMA fue quedarse con el Hospital” En marzo de 2020, al decretarse la emergencia sanitaria, el ex presidente Alberto Fernández firmó un decreto de necesidad y urgencia para asignar fondos a los establecimientos de salud con la idea de ampliar su capacidad de atención. Con la asignación de esos recursos y un acuerdo con el IOMA, la Cooperativa Favaloro inauguró en agosto de 2020 el nuevo hospital. Sin embargo la nueva administración no tardó en caer en problemas económicos. Según la versión de la Cooperativa, las dificultades se originaron en el hecho de que, durante los tres años siguientes el IOMA no aumentó los montos del convenio, cuyos recursos y equipamientos provenían del llamado Fondo Covid. El hecho es que con el pasar de los meses la Cooperativa terminó por desfinanciarse y su relación con las autoridades de IOMA se enturbió. Aunque sus integrantes mantenían la expectativa de resolver sus diferencias para seguir trabajando, en julio del año pasado fueron notificados por la obra social de la Provincia de que ya no tendría continuidad en la gestión del hospital y que su lugar iba a ser ocupado por una fundación. “Desde que empezaron a empeorar las relaciones, la intención del IOMA fue quedarse con el Hospital. Teníamos un acuerdo de trabajo que vencía el 30 de abril (de 2023) y que ellos decidieron de manera unilateral no continuar, sin sentarse siquiera a negociar. Pero la titular del alquiler del inmueble es la Cooperativa; por lo que eran ellos los que debieron irse. En su lugar nos impidieron entrar”, explicaba en aquel momento Emanuel Jarzynski, tesorero de la Cooperativa Favaloro, para quien se trató claramente de “una usurpación”. Al ser consultadas sobre el tema, las autoridades del IOMA reconocieron que “es cierto que hubo un conflicto por el espacio porque originalmente fue la Cooperativa la que recuperó la Clínica del Comahue cuando cerró”; pero “al abrirse el Hospital eran pocos los trabajadores de la Cooperativa que quedaban y fueron absorbidos por la nueva gestión”. “La Cooperativa colaboraba con la gestión cuando gestionaba el IOMA, pero cuando se renovó el alquiler, el vínculo por la infraestructura quedó entre la Fundación Mainetti y los dueños del inmueble”, aseguró Mariano Cardelli, el vicepresidente de la obra social provincial. UNA FUNDACIÓN EN QUIEBRA Creada en 1969 por el doctor José María Mainetti para la promoción de la medicina en el país, la fundación que lleva su nombre tuvo un rol protagónico durante más de tres décadas en el ámbito de la salud. De ella surgió en 1971 la Escuela de Oncología y, en 1986, el Centro Oncológico de Excelencia, un establecimiento modelo para la enseñanza, investigación, diagnóstico y tratamiento del cáncer con sede en Gonnet. Tras convertirse en una de las instituciones médicas más importantes de América Latina en su especialidad, el Centro Oncológico cerró sus puertas en junio de 2006, seis meses después de la muerte de su fundador. Su cierre se produjo luego de que el Ministerio de Salud provincial lo inhabilitara para mantener pacientes internados por no tener médicos de guardia disponibles. Desde entonces su propietaria, la Fundación Mainetti, ha venido intentando sin mayor éxito que vuelva a funcionar. “Se excluyó a la familia porque nos convocaron y no fuimos, pero no es verdad” Entre deudas con bancos y pasivos laborales que no podía afrontar, la Fundación se declaró en quiebra y, en 2009, la Dirección Provincial de Personas Jurídicas dispuso su intervención. Fue en ese marco que se autorizó la modificación de su estatuto a fin de cambiar la conformación de su consejo de administración. Aunque originalmente el estatuto de la Fundación establecía que sería dirigida y administrada por un consejo compuesto por un representante de la familia del fundador y otros seis designados por distintas instituciones (la Municipalidad, el Instituto de Oncología, la Asociación de Trabajadores de la Sanidad, la Federación de Instituciones Culturales y el Ministerio de Salud), el cambio de marco estatutario dejó su manejo en manos de cuatro miembros del IOMA, dos de la cartera sanitaria provincial y uno de la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata. “La explicación oficial que se dio para excluir a la familia fue que nos convocaron y no respondimos, pero eso no es verdad. Porque lo cierto es que tampoco convocaron a casi ninguna de las demás entidades que debían tener un representante. En su lugar cambiaron el estatuto pusieron a toda gente del IOMA y el Ministerio de Salud”, afirman descendientes de su fundador. “Lo que sabemos es que la Fundación la usan ahora para gestionar un Hospital en Temperley y facturarle al IOMA. Imaginamos que hacerlo a través de una fundación que manejan ellos mismos les redunda beneficios, además del hecho que cualquier juicio que caiga al Hospital sería absorbido por la Fundación”, aseguran desde la familia Mainetti, donde reconocen que el tema produjo entre sus integrantes “mucho desgaste y cierta resignación”. Si bien alguien podría decir que al hacerse cargo de la Fundación Mainetti, el IOMA y el Ministerio de Salud no asumieron más que deudas acumuladas, la realidad no es tal. Además de que la Fundación es la llave para reabrir eventualmente el Centro Oncológico de Gonnet, su nuevo Consejo Directivo cerró un acuerdo por un viejo juicio ganado a la firma General Electric -por la no entrega de equipamiento médico- que representó el ingreso de 375 mil dólares, una suma muy inferior a la reclamada originalmente, pero suficiente para cubrir hasta un 90% de los pasivos de la Fundación.

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