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  • Realeza británica: la temporada social, entre el glamour y la tradición en la aristocracia inglesa

    » El dia La Plata

    Fecha: 07/07/2024 16:35

    El rey saluda a algunos integrantes de la aristocracia inglesa en la Garden Party 2024 / Instagram @theroyalfamily La temporada. Una época del año para ver y ser visto, para hacer gala de los logros, para estrenar los mejores sombreros y encontrar las mejores oportunidades de ascenso político, económico y social. La social season (o temporada social) era un hito entre la aristocracia inglesa de siglos pasados y es muy habitual que aparezca retratada en las series y películas de época. En la lluviosa y fría Londres el clima comienza a mejorar en primavera. Abril marcaba el comienzo de las fiestas, de los desfiles militares, de la aparición de la familia real en los jardines y de los bailes en palacio. Los acontecimientos sociales se extendían hasta agosto cuando el calor sofocante hacía que los que podían se replegaran en las mansiones campestres hasta el comienzo del otoño. Y así año tras año, en una rutina sorprendente que se mantuvo durante siglos, la aristocracia inglesa seguía las pautas impuestas. Coincidía, además, con las sesiones en el Parlamento que obligaba a los lores a permanecer en Londres. Y mientras los hombres sostenían acaloradas discusiones políticas, las damas no hacían otra cosa que prepararse para en “baile de la reina Carlota” en el que jóvenes casaderas se convertían en cazadoras intentando conseguir un buen marido. Las que no tenían suerte, pasarían otro invierno en soledad esperando mejor suerte para la temporada siguiente. La fiesta siguió llamándose así aún después del fallecimiento de la reina Carlota y se realizó hasta 1958 en que la reina Isabel II la discontinuó por anacrónica. Aunque las guerras del siglo XX trajeron cambios radicales y las costumbres de democratizaron, la familia real británica aún conserva una cierta rutina a la hora de pautar la agenda. Este año fue bastante atípico para la temporada londinense. El hecho de que el rey Carlos III estuviera aún en tratamiento por su grave enfermedad supuso que comenzara recién a mediados de mayo. Incluso no estaba garantizada la presencia del monarca en las actividades pero está participando de casi todas y en excelente forma. Como si en Londres estuviéramos, acompáñennos a espiar cada uno de los acontecimientos que conforman la temporada Carlos y Camila, en la Garden Party 2024 / Instagram @theroyalfamily GARDEN PARTY Las fiestas en el jardín comenzaron a hacerse en 1860 en el Palacio de Buckingham a instancias de la reina Victoria, para agasajar a miembros de la aristocracia. Actualmente el sentido es totalmente diferente. En estas fiestas la familia real invita a los ciudadanos que hayan hecho algún aporte a la sociedad. Para ser invitado hay que ser ciudadano británico residente en el Reino Unido y no haber asistido antes a otros Garden Party. Aunque los miembros de la familia real van con chaqué y galera, los hombres suelen ir con traje de calle. Eso sí, entre las damas es irrenunciable el sombrero. La invitación es a las 2 de la tarde y aunque llueva, la fiesta se realiza en los jardines. Es bastante común ver a los monarcas charlar con un invitado, ambos debajo de sendos paraguas como si el agua no cayera a baldazos. A las 4 de la tarde aparece la familia real y se canta el himno “Dios salve al rey”. Luego bajan al jardín y comienzan a circular entre los invitados. Mientras caminan se van acercando hasta el “Royal Tea Tent”, una carpa donde se sirve el té con sandwiches y torta. Todo muy inglés, claro. Invitación al Garden Party, compartida en redes por la invitada / IG La sorpresa de este año, como dijimos, fue la presencia del rey ya que no se le esperaba. Para los presentes fue una gran alegría verlo tan bien pero se notaba que el más entusiasmado era él mismo ya que no paraba de saludar a los presentes a tal punto que la reina Camila tuvo que tomarlo del brazo para que siguiera avanzando. Dos fiestas más tuvieron lugar en los jardines de Buckingham. En la del 15 de mayo se homenajeó a las industrias creativas del Reino Unido y participaron músicos, diseñadores, realizadores de películas y programas de televisión y deportistas. Fue una reunión distendida y sirvió para que nos diéramos cuenta que Carlos y Camila son bastante cholulos dado el entusiasmo que mostraron al encontrase con los actores y actrices de las series, películas y obras de teatro que suelen ver. La siguiente reunión en el jardín estuvo presidida por la princesa Ana y reunió a veteranos de guerra. Una ocasión más formal pero muy emotiva. LAS ÓRDENES Si de ceremonias anacrónicas se trata, nada como los servicios religiosos en que se conmemora la creación de la Orden del Imperio Británico y el de la Orden de la Jarretera. Los reyes, en la Orden de la Jarretera / Instagram @theroyalfamily La primera es una orden que se impone a aquellos ciudadanos que hayan sobresalido en los ámbitos del arte y la ciencia. Es aquella famosa que le dieron a los Beatles en 1965. Ni ellos querían recibirla ni el gobierno quería dárselas pero la reina Isabel II insistió a uno y otro y fueron galardonados en el palacio donde no se portaron nada bien: llegaron tarde, se mofaron de la reina y fumaron hierba en el baño. John, años más tarde, devolvió la medalla pero Paul y Ringo aún hoy la muestran orgullosos. Entre los pocos extranjeros que han recibido la Orden del Imperio Británico se encuentra Jorge Luis Borges. La familia real británica aún conserva una cierta rutina a la hora de pautar la agenda El 15 de mayo se realizó el servicio religioso multitudinario en que se conmemora la creación de la orden. En abril la reina Camila había sido designada Gran Maestre y acompañó al rey en la ceremonia, ambos con la capa color rosa, de satén, y la estrella de ocho puntas, símbolo de la orden. Un mes después se realizó el servicio religioso de la Orden de la Jarretera, la más exclusiva y antigua orden del Reino Unido. Fue creada por el rey Eduardo III en 1348 inspirado en la leyenda de los caballeros de la mesa redonda del rey Arturo. Cuenta la leyenda que el rey Eduardo estaba bailando con su suegra y a ésta se le bajó la jarretera (una especie de liga). Él, como buen caballero, la recogió y, para disimular, se la colocó en su propia pierna. Cuando se percató de que lo estaban observando exclamó “Honi soit qui mal y pense” cuyo significado es “Que se avergüence quien de esto piense mal”. Estas palabras pasaron a ser hasta hoy, el lema de la orden. Además de la más antigua, la orden es también la más vistosa. Este año pudimos ver en el servicio al rey, a la reina, al príncipe de Gales, al duque de Edimburgo y a la princesa real con sus pesadas túnicas de terciopelo azul y fajas rojas. Y el rasgo más distintivo de la orden son los sombreros coronados con un penacho de plumas blancas de avestruz. Los atuendos y el ceremonial no han cambiado casi nada a través de los siglos. A nosotros pueden parecernos fuera de tiempo pero son los signos y símbolos que sostienen a las instituciones en los países monárquicos. La princesa Ana de Inglaterra y el príncipe William de Gales / Instagram @theroyalfamily TROOPING THE COLOR Los plebeyos celebramos nuestros cumpleaños reuniendo a algunos amigos, el mismo día o el fin de semana siguiente pero el rey de Inglaterra no importa cuando haya nacido: se le festeja el segundo sábado de junio y sus invitados son 1400 soldados con lo que tiene que desfilar. La ceremonia conocida como “Trooping the Colour” celebra el cumpleaños oficial del monarca y su traducción sería algo así como “desfile de los colores del estandarte”. Y es que el rey elige que regimiento va a desfilar y, por lo tanto, la bandera que se alzará en su honor. Luego de desfilar, el monarca y su familia salen al balcón del Palacio de Buckingham para saludar. En tiempos de la reina Isabel II el balcón se llenaba primos, sobrinos, hijos, nietos, bisnietos pero Carlos III entiende que debe ser más austero y está dispuesto a reducir al mínimo a los miembros de la realeza que viven de la asignación. De modo que solo ha invitado al balcón al núcleo duro: los príncipe de Gales y sus tres hijos, los duques de Edimburgo y su hija Louise, la princesa Ana y su marido, los duques de Gloucester y el duque de Kent. Por supuesto que la presencia estelar fue la de Kate, princesa de Gales, que no aparecía en público desde enero ya que, al igual que su suegro, está recibiendo un tratamiento por el cáncer que padece. Fue, sin duda, lo más comentado de la jornada y cada gesto se analizó al detalle. Es cierto que se la vio más delgada y en un momento tuvo que sentarse, pero su sonrisa era la de siempre y su elegancia, también. Iba con un precioso vestido de Jenny Packham de color blanco, tonalidad que se ha convertida en preferida entre la realeza y que marca los grandes acontecimientos. La temporada no ha terminado aún. Queda mucho por vivir y contar. Incluso hay esperanzas de que Kate a quien se extraña y mucho, vuelva a participar de alguno de los eventos programados. Ya no hay bailes con niñas casaderas ni lores en el Parlamento pero la temporada londinense sigue teniendo el mismo brillo de siempre. El rey Carlos III de Gran Bretaña con el atuendo usado durante una fiesta en el jardín en el Palacio de Holyroodhouse en Edimburgo / AFP

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