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  • Salud laboral: claves para evitar problemas que se trasladan a casa

    » El dia La Plata

    Fecha: 07/07/2024 16:35

    Se debe diferenciar el sentimiento de ansiedad con el trastorno de ansiedad en el marco laboral / Pexels Cada año, alrededor de 745.000 personas en todo el mundo pierden la vida debido a jornadas excesivamente largas. El estrés laboral puede desencadenar procesos fisiológicos como la inflamación de los tejidos, aumentando el riesgo de numerosas enfermedades. En Japón, la dedicación extrema al trabajo es tan central en la vida que se ha acuñado el término “karoshi”, que significa literalmente “muerte por exceso de trabajo”. Sin embargo, los problemas de salud derivados del trabajo no son exclusivos de Japón. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió en 2021 que el exceso de horas de trabajo causa aproximadamente 745.000 muertes anuales en todo el mundo. En Argentina, en 2016 se registraron 856 decesos por este motivo. La ciencia ha documentado ampliamente los riesgos de trabajar en exceso. Un estudio de la Universidad Estatal de Ohio, publicado en el Journal of Occupational & Environmental Medicine, relaciona las largas jornadas laborales con un mayor riesgo de cáncer, artritis, enfermedad pulmonar crónica, depresión y asma, afectando desproporcionadamente a las mujeres. La OMS también ha identificado que trabajar más de 55 horas semanales puede aumentar hasta un 35% el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular. Además, el estrés laboral puede incrementar el riesgo de enfermedad cardiovascular, dolores lumbares crónicos, depresión, lesiones laborales y problemas del sistema inmunitario, según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos. BIENESTAR EN EL TRABAJO El bienestar laboral se ha convertido en un tema crucial en la agenda de las empresas modernas. Según la licenciada en Psicología, Silvana Vattimo, “mucho se ha hablado sobre el bienestar laboral que debe fomentarse en las empresas para garantizar mejores resultados. Sin embargo, poco se evidencia del costo que implica este proceso y las características de su reverso, cuando los índices no reflejan los mismos valores de satisfacción en los equipos. Poner nombre a lo que sucede” es fundamental para abordar estas problemáticas. “Cuando la palabra no circula, el peso de lo que está afectando se hace más intenso” La salud mental, que ha sido una prioridad en la sociedad en términos generales, también ha ganado importancia en las empresas y organizaciones. Así, la especialista señala que “en este campo, se ha entendido que, para lograr un crecimiento sustentable, la principal inversión es en el capital humano, favoreciendo su bienestar y satisfacción laboral.” Esta comprensión ha llevado a muchas empresas a desarrollar programas que promueven la salud física y mental de sus equipos de trabajo, mejorando el clima laboral y la productividad. “No es casual que, en el último tiempo, dentro de las agendas corporativas de capacitaciones o programas de aprendizaje, se hayan incluido y fortalecido temas tales como la inteligencia emocional, la motivación y el team-building, estimulando espacios de distención, apertura y comunicación”, explica la psicóloga. Sin embargo, a veces estas propuestas no se consolidan en un verdadero cambio cultural, volviendo a foja cero o cayendo nuevamente en dinámicas laborales poco efectivas. Dentro de las organizaciones, las personas enfrentan diariamente situaciones de presión, malestar y altibajos emocionales en un espacio compartido de trabajo. Durante muchos años, se repetía una frase poco amigable: “Los problemas personales debían quedar fuera del trabajo y no mezclarse”. Si bien gestionar las emociones es esencial para llevar adelante tareas y responsabilidades, el mensaje de disociarse y “dejar todo afuera” es tan lejano a la realidad humana que proporcionaba una carga adicional, desembocando en malos resultados. Aunque esta perspectiva ha cambiado, persiste una exigencia de bienestar y productividad que choca con los tiempos y procesos personales de cada individuo. “Los ritmos y sobrecargas que se instalan en muchos escenarios laborales no dan suficiente tiempo a procesar o elaborar los recorridos laberínticos en las cabezas de trabajadores que lidian con numerosos desafíos”, afirma Vattimo. Los trastornos psicológicos, como la ansiedad y el estrés, rondan sin ser nombrados, afectando significativamente la calidad de vida de los empleados. “Muchas veces los trastornos psicológicos o, en escenarios no tan marcados, los simples desvíos a las normas esperables, rondan como fantasmas, sin ser nombrados o explicitados. Todos saben que allí están pero se sigue ‘jugando en el bosque’, simulando que no es tan importante o que es problema del futuro. Hasta que el lobo se aproxima más…” describe Silvana. Los trastornos de ansiedad, ataques de pánico y estrés son extremadamente frecuentes y con alta prevalencia en la actualidad. Al describir algunos de los síntomas predominantes en estos cuadros, un alto porcentaje de personas se siente identificado, habiéndolos experimentado al menos una vez en sus vidas. Vattimo aclara que “no es lo mismo experimentar ansiedad que atravesar un trastorno de ansiedad, en donde la calidad de vida se ve afectada significativamente. Pero también es cierto que muchas personas han escalado en sus niveles de ansiedad, percibiendo sentimientos de pérdida de control e incertidumbre que llevan a vivenciar mayores niveles de malestar y agotamiento”. “Muchas veces los trastornos psicológicos rondan como fantasmas, sin ser nombrados” La falta de comunicación agrava estos problemas. “Cuando la palabra no circula, el peso de lo que está afectando y no puede manejarse lo suficientemente bien, se hace más intenso. General culpa y soledad”, dice la profesional en salud mental. Sin embargo, cuando personas públicas, como artistas, hablan abiertamente sobre sus emociones y malestares psicológicos, generan un impacto positivo. “En el plano del espectáculo, muchos artistas rompieron el silencio para confesar sus emociones, que el malestar psicológico existe y que no es ‘anormal’ sentir ansiedad, angustia o desmotivación. Cuando esa olla se destapó, muchas otras personas buscaron hablar de lo que les pasaba, validando sus emociones y poniendo palabras donde solo había vacíos”, agrega, en ese sentido. Un ejemplo de esto es el episodio del podcast 0 miligramos, donde Santi Talledo conversaba con Agustín Rada Aristarán sobre la ansiedad y los ataques de pánico. El artista narraba cómo tuvo que suspender un show por el alto grado de ansiedad que sentía y cómo, en el siguiente, se sinceró con el público, advirtiendo que pudieran comprender el contexto y tenerle paciencia. Este acto de sinceramiento puede relajar y bajar la vara, considerando que no siempre es posible estar al 100%, pero que se puede continuar de manera sustentable. En las empresas, abrir espacios de diálogo donde la palabra pueda hacerse presente para reconocer miedos, ansiedades, angustias y confusiones puede tener un impacto importante y complementario al trabajo sobre el bienestar laboral. “Cuando la palabra circula, se explicitan los miedos y se reconocen las debilidades, se aflojan las defensas, se logra mayor empatía y se reduce el miedo escénico. Se trata de un trabajo continuo y de apertura. Lleva tiempo pero solo cuesta palabras y voz”, concluye Vattimo. La atención con un profesional ayuda a tratar el problema / Pexels

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