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    » Diario Cordoba

    Fecha: 07/07/2024 15:38

    Los jugadores de 'La Roja' celebran el gol de Mikel Merino ante Alemania. / EP Hemos sido la sensación de la Eurocopa, pocos lo intuían antes del torneo, y ya estamos en semifinales. Lo hemos logrado con un fútbol reconocible y aplaudido. Esta es la España de las balas en ataque, la de la juventud, la de los valientes. Un equipo sin miedo al fracaso, con un descaro brutal, sin complejos. La selección española ha dado un golpe en la mesa gracias a un juego atractivo que, por fin, dejaba atrás el ADN que nos dio tantos éxitos, pero que nos lastró en los últimos tiempos. El fútbol ha cambiado y ya no vale con ser muy buenos técnicamente, controlar el balón de forma obsesiva y luego machacar arriba. Entre otras cosas, porque Iniesta, Xavi y Busquets no son clonables. Tampoco Messi. Que se lo digan al Barça, por cierto, a ver si despierta de una vez y se adapta a los nuevos tiempos. Como decía, hemos iniciado una etapa ilusionante con De la Fuente a la cabeza. Un entrenador que ha sabido construir una selección con una fantástica generación de futbolistas. Sin estrellas rutilantes, de momento, pero buenísimos. Ahí están Fabián, Cucurella o Dani Olmo. Estupendos jugadores que están haciendo una gran Eurocopa sin el cartel de figuras internacionales. Caso aparte merecen Lamine Yamal y Nico Williams, pero ahora llegaremos a ellos. En resumen, estamos en semifinales y hemos eliminado a la anfitriona, Alemania, con un gol que pasará a la historia. Ese remate de Mikel Merino, pleno de fuerza y decisión, y esa celebración en el banderín de córner emulando a su padre, quedarán en nuestra retina para siempre. Fue una maravilla in extremis que nos salvó de los penaltis y, ojo, que no debe ocultar una actitud miedosa de nuestro seleccionador. Valientes hasta el final Quitar a Lamine Yamal y a Nico Williams con el partido aún por decidir fue una osadía de De la Fuente, no hay duda. Los dos mejores jugadores de la selección al banquillo ante un equipo como el alemán, capaz de todo y en cualquier momento, como se vio. Les dimos la opción de empatarnos e incluso de habernos echado. Mal. Juguemos a lo que sabemos, vayamos hacia delante, nada de amarrar resultados y defender con mucha gente. Esos ataques de entrenador los carga el diablo. Hasta que De la Fuente decidió que los dos jugadores más peligrosos y talentosos de nuestra selección tenían que calentar el banquillo, el seleccionador había demostrado valentía en el campo. Aunque también había destacado por su exceso de palabrería en las salas de prensa, con discursos contradictorios que solo buscan agradar al vestuario pero que crean debates que no nos favorecen. Lo de que somos el mejor equipo sobraba. Y el posterior rectificado, también. Pero vayamos a lo importante. Estamos entre los cuatro mejores del torneo y no podemos cambiar ahora. Valientes y agresivos. Esas es la receta. No lastremos el brutal desparpajo de unos chavales que nos han llevado hasta aquí. Y un deseo, que Mbappe no despierte mañana.

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