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Concordia » Diario Junio
Fecha: 07/07/2024 15:30
El nombramiento de Alfredo Francolini como funcionario de Rogelio Frigerio era de por sí una noticia política controvertida, pero quedó opacado por una foto sorpresiva y sugestiva. El ex precandidato a intendente de Concordia, quien fuera el vice de Cresto y oficiara de primer mandatario municipal suplente cuando este tomó el cargo de funcionario nacional en el ENOHSA durante la gestión de Alberto Fernández, disputó una campaña cruenta enfrentando al candidato para la continuidad de la «gestión crestista», Armando Gay. Una interna que partió al peronismo local al punto que, una vez finalizada la misma, no hubo foto de unidad posible, ni con los ruegos del ex gobernador Bordet. Militantes enfurecidos migraron y empezaron a trabajar en las penumbras para el triunfo del actual intendente Francisco Azcué , a la par que sus referentes peronistas ofendidos tejían futuras alianzas con el actual gobernador. Francolini fue acusado de traidor por una parte del peronismo, al igual que el otro precandidato competitivo, Ángel Giano. Con todos los planetas alineados, se tejió el ascenso de Azcué. La foto del viernes superó el anuncio de un nombramiento que estaba al caer y -digan lo que digan- aportó un nuevo ingrediente al enojo con la política y los políticos: En primera fila, en la presentación de Alfredo Francolini (¿PJ?) como funcionario de Rogelio Frigerio (PRO, Juntos por Entre Ríos), estaban sentados en la misma línea el ex intendente Enrique Cresto y el concejal Felipe “el Rebautizador” Sastre, orgullosamente autopercibido “gorila”. Entre los extremos de la foto, de izquierda a derecha, una paleta de colores políticos que hasta ayer parecía incombinable. Faltó el intendente y casi estaba la foto del «Pacto de Julio». Los demás se podrían agregar con Photoshop como hace la revista «Gente» con quienes no pueden asistir a la sesión fotográfica de los «Personajes del Año». El ministro de Gobierno y Trabajo de Entre Ríos, Emanuel Troncoso, armador político de Rogelio Frigerio, salió con rapidez a explicar que no se trataba de un puesto político, respondiendo también a las críticas de los senadores peronistas entrerrianos que marcaban la contradicción entre el ajuste en la Caja de Jubilaciones, la decisión de aumentarle los aportes previsionales a los trabajadores estatales, y este nombramiento. “Acá no importa de dónde viene cada uno, y a eso lo dejó muy en claro el gobernador, Rogelio Frigerio, desde un primer momento. Estamos atravesando una crisis y para salir adelante tenemos que seguir apostando al diálogo, no hay otro camino”, dijo Troncoso. Mientras tanto, el titular de la Caja de Jubilaciones, Gastón Bagnat, aportó: “Confiamos en Francolini por su capacidad y trayectoria para ocupar este cargo y ser el vínculo con el territorio”. Las reacciones en redes sociales, en los medios, en ese peronismo que intenta recomponerse y en los votantes del cambio y de la esperanza, del hartazgo, del enojo y el desamparo, dan cuenta que no importa lo que se explique con argumentos premeditados, con ínfulas de altruismo y madurez política. La foto los interpela porque la madurez política faltó a la hora de la disputa democrática, cuando se sacaron los ojos en campaña, comportándose como despechados y caprichosos. Implosionando el peronismo por apetencias personales, por enconos, desconfianzas y egoísmos, desatando una «guerra sucia» -como ellos mismos la tildaron sin ayuda del periodismo ni creativos- en el partido y en las áreas municipales, «colgando» trabajadores por sus simpatías militantes, dejándolos sin cobrar, maltratando. Ahora, el político más hábil que tiene la provincia de Entre Ríos en este momento, el gobernador Rogelio Frigerio les propone su juego de integrarlos a todos. Frigerio que logra ser su propia marca registrada habiendo sido desarrollista, menemista, bustista, macrista y ahora opositor amigable y colaborativo al gobierno del “anarco libertario” Javier Milei. Y allí acuden, tal vez pensándose útiles para toda función, idóneos para cualquier cargo, figuras imprescindibles a la hora de la gestión sin importar de qué color, pareciéndose a esos jugadores de fútbol que besan todas las camisetas. Cualquier cosa menos reencauzar la profesión, volver a la actividad privada, retirarse, o «morir con las botas puestas». Sin dudas, una postal memorable para la gilada que aguanta los trapos
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