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    Fecha: 07/07/2024 13:03

    El gobernador Passalacqua firmará el Pacto de Mayo en Tucumán en una muestra de respeto por la voluntad del electorado provincial. A 50 años de la muerte del general Perón, el desafío del movimiento para volver a ser. Como si se tratara de una paradoja de la historia del país, el gobierno nacional de apresta a la firma del Pacto de Mayo que se realizará en Julio en la Casita de Tucumán, sitio histórico donde los primeros patriotas Argentinos firmaron la declaración de la Independencia seis años después de la Revolución de Mayo. En principio, el pacto estaba pautado para ser firmado en Córdoba pero la demora en la aprobación de la ley de Bases, obligó al presidente Javier Milei a postergar la idea original. Ante este panorama, la participación el gobierno de Misiones nunca estuvo en duda, basta con recordar que el gobernador, Hugo Passalacqua, se mostró en reiteradas ocasiones como uno de los mandatarios dialoguistas que trabajaron para acompañar la tan discutida ley con sus representantes en el Congreso de la Nación. Es por eso que no resultará extraño ver al mandatario provincial presente en el acontecimiento que tendrá lugar este miércoles. De todos modos y más allá del acompañamiento de los misioneros, tanto Passalacqua como los legisladores que le responden (a él y al proyecto misionerista) muestran que son consecuentes y respetuosos de la voluntad popular que le aportó a Milei, en Misiones, poco más de 390 mil votos (el 56,67%), más de 13 puntos arriba de Sergio Massa, el candidato que la Renovación acompañó y que disputó la segunda vuelta electoral. Ante este panorama, el gobierno misionero se asegura la representatividad del electorado provincial y que Nación, en reconocimiento por ese acompañamiento, libere fondos que permitan reactivar la economía local. El desafío de la reconstrucción El 1 de julio de 1974, Buenos Aires se vestía de gris bajo un cielo nublado, típico de un invierno que parecía acorde al duelo nacional. Ese día, hace ya 50 años, el país despedía al líder que había marcado una era y transformado para siempre la política argentina: Juan Domingo Perón. La muerte del general no solo significó el final de una vida, sino el comienzo de su inmortalidad como figura histórica y símbolo de un movimiento que buscó construir una patria basada en la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Perón se convirtió en el abanderado de la clase trabajadora, articulando un proyecto que, aunque criticado y amado en igual medida, se propuso elevar la voz de los sectores más postergados. Su legado trascendió generaciones, y hoy, medio siglo después, continúa siendo un punto de referencia ineludible para quienes lo apoyan y para quienes se oponen a sus ideales. En un contexto en el que el movimiento peronista enfrenta una encrucijada, especialmente tras la derrota electoral en 2023, resulta crucial reflexionar sobre los desafíos que tiene por delante. La fragmentación interna y la contradicción ideológica entre algunos sectores que se autoproclaman herederos del peronismo, pero cuyas acciones están lejos de los principios fundacionales del movimiento, representan una carga que no puede ser ignorada. La tarea de reconstruir el peronismo desde sus bases más auténticas no es fácil, pero es necesaria. Es fundamental volver a conectar con la esencia de lo que significa ser peronista: la defensa de los derechos de los trabajadores, la lucha por una distribución justa de la riqueza y el compromiso con una política que priorice a los más humildes. En este proceso, es indispensable reconocer los errores del pasado reciente y trabajar en una autocrítica que permita una verdadera renovación del espacio. Los movimientos sociales, que han sido tanto bastión como lastre del peronismo en los últimos años, deben replantear su papel. Las denuncias de corrupción y malversación de fondos en programas de asistencia social no solo han socavado la confianza en estas organizaciones, sino que han pervertido la misión original de ayudar a quienes más lo necesitan. La asistencia social debe dejar de ser un negocio para volver a ser un instrumento de justicia y equidad. El peronismo es, en su esencia, un movimiento de masas que promueve la participación de los trabajadores en la vida económica y política del país. Volver a sus raíces implica fortalecer el diálogo con los sindicatos, fomentar la participación activa de los trabajadores en las decisiones empresariales y luchar por un modelo económico que beneficie a la mayoría y no solo a unos pocos. La conmemoración de este aniversario debe ser un momento de reflexión y compromiso. Recordar a Perón no solo como un líder político, sino como un visionario que soñó con una Argentina más justa e igualitaria, es fundamental para retomar el camino hacia una nación que verdaderamente encarne los valores de justicia social, independencia económica y soberanía política. El desafío está en marcha: reconstruir un peronismo que sea fiel a sus principios y capaz de responder a las necesidades del presente y del futuro. Por Sergio Fernández

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