Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Nuevas drogas contra el Alzheimer: cómo actúan en el cerebro y qué efecto adverso las pone en duda

    » Clarin

    Fecha: 07/07/2024 08:37

    Muy de a poco, la aprobación de drogas contra el Alzheimer comienza a ser una noticia recurrente. En los últimos cinco años, estos anuncios “sensibles”, por la asociación emocional con su síntoma inicial tan cruel, que es ir olvidándolo todo, generan desde esperanza hasta escepticismo. También desilusión. Ahora, esta enfermedad vinculada a la vejez y, en el 2% de los casos, a la herencia genética, volvió a ser una buena noticia en el mundo porque la FDA (que es como nuestra ANMAT) autorizó en Estados Unidos la que se considera la más "sustancial" nueva medicación contra el Alzheimer. Clarín habló con dos neurólogos especialistas en esta problemática del cerebro para entender los alcances “reales” del OK al donanemab. Cómo actúa para retrasar "algunos meses" el desarrollo del Alzheimer en etapas tempranas, y qué cambia para las personas diagnosticadas en Argentina. Kisunla, la marca con la que se venderá en los próximos meses, es fabricado por el laboratorio Eli Lilly y demostró "detener en parte" o "ralentizar" el deterioro cognitivo cuando apenas empieza a mostrarse en el cerebro. En esos mismos estudios, también se determinó que el tratamiento conlleva riesgos asociados. Kisunla es muy similar a Leqembi, de la farmacéutica Eisai and Biogen, otra droga que aprobó la FDA el año pasado. Las dos son inyecciones intravenosas. Las dos apuntan al mismo objetivo: atacar la proteína implicada en la evolución de Alzheimer. Las dos pueden ralentizar varios meses la demencia. Mientras que Leqembi se inyecta cada dos semanas, Kisunla es un pinchazo mensual. Las dos tienen efectos secundarios serios. El peor: la hemorragia cerebral. Pero el nuevo fármaco aprobado en las últimas horas tiene el diferencial de ya no ser un tratamiento perpetuo. Una vez que se “limpia” la proteína que genera esa pegajosa placa, la beta amiloide, una sustancia "residual" en el cerebro de las personas con Alzheimer, su aplicación se puede suspender. “Una vez que eliminás el blanco, podés parar”, declaró Anne White, una de las vicepresidentas ejecutivas de Lilly y jefa de la división de neurociencia. White aseguró que ese “descanso” después de los efectos deseados "puede reducir los costos y riesgos del tratamiento". ¿En cuánto tiempo acaba con el target al que apunta? El laboratorio comunicó que el 17% de los pacientes que recibieron donanemab durante 18 meses en el ensayo clínico pudieron detener el uso de la droga durante 6 meses. El 47% dejó de usarlo al año y el 69% dejó de inyectarse a los dos años de iniciado el tratamiento. La clave es que el deterioro cognitivo siguió ralentizándose incluso después de que suspendieran las dosis. John Sims, uno de los directores médicos del laboratorio, dijo que "aún se está evaluando cuánto tiempo continuará ese efecto". El precio de lista de Kisunla será de 32.000 dólares en Estados Unidos, por el equivalente a las inyecciones necesarias para un año. Leqembi cuesta hoy 26.000 dólares al año, pero, de nuevo, a diferencia de su nueva droga competidora, su aplicación no puede detenerse luego de que se eliminan las placas de beta amiloide. Kisunla, la nueva droga que acaba de aprobar la FDA. Foto AP Hay consenso científico y clínico sobre que tanto Kisunla como Leqembi son un "paso sustancial" en el avance de la investigación y el tratamiento efectivo contra el Alzheimer. Pero en la comunidad experta mundial nadie asegura que ya se está cerca de la solución definitiva. De hecho, en enero de este año Biogen abandonó los derechos de propiedad de otro anticuerpo monoclonal, el aducanumab (que se comercializaba con el nombre de Aduhelm) después de las críticas por su aprobación en base a evidencias débiles: también podía causar hemorragia cerebral. Qué es el Alzheimer El Alzheimer es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso. La N°1 en frecuencia en el cerebro y la principal causa de la demencia, por lo menos en el 65% de las personas de más de 65 años. "Se acumula una proteína por fuera de las neuronas, beta amiloide, que es una proteína mal procesada, mal reciclada, que forma placas. Aparentemente, si bien ese residuo está por fuera, también afecta el funcionamiento adentro de las neuronas y termina por desencadenar la ruptura del neuroesqueleto, que está hecho de proteína TAU”, explica a Clarín Alejandro Andersson, neurólogo y director del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA). Leqembi, otro de los anticuerpos monoclonales autorizados por la FDA. Foto AP Ese esqueleto es el que le permite a las neuronas tener su fascinante forma estrellada. Pero es mucho más que prolongaciones brillantes. “Cumple el rol de ser las vías de un tren. Transporta sustancias de una punta a la otra de la neurona. Es como un sistema circulatorio. Sin eso, la neurona se despolimeriza y se muere”, sigue Andersson. Por eso se busca ir al origen del problema: sacar las placas dañinas y, dice el experto, “ver qué pasa”. Lo dice así porque la hipótesis central de las investigaciones terapéuticas es clara y a la vez incierta: "Si sacamos lo que rompe, la enfermedad seguramente se frena’. No está todo dicho. Los desarrollos de tratamientos apuntan a un anticuerpo contra los beta amiloides. “Al principio fue pensar una vacuna, pero es difícil tener volumen de anticuerpos y todos igualitos, como para hacerla. Todo terminó en la decisión (generalizada en los estudios) de hacer anticuerpos monoclonales”, retoma el doctor. Andersson trabajó durante cinco años como investigador principal en el ensayo clínico del anticuerpo monoclonal del laboratorio Roche, el gantenerumab, que se probó en pacientes con Alzheimer y en personas sanas, pero se desestimó por no haber conseguido los resultados esperados. “El donanemab (que se aprobó el martes) es muy parecido (a la droga que fue objeto de su investigación) porque también es un anticuerpo monoclonal anti beta amiloide. Estos productos que anuncia la industria farmacéutica lentifican la progresión de la enfermedad. Pero no la frenan del todo. Lo que se vio hasta ahora es que ese efecto lento ronda alrededor del 30% de efectividad”, distingue. ¿De qué depende la diferencia de ese porcentaje entre anticuerpos monoclonales desarrollados contra el mismo blanco a atacar, las placas indeseables en las neuronas? “Depende de que algunos, como el lecanemab (Leqembi) están dirigidos a un beta amiloide más soluble, mientras que el donanemab (Kisunla) va contra uno más ‘pegoteado’, más insoluble. Por eso la efectividad de esta nueva droga está más cerca de un 35%”. Pero la progresión del Alzheimer también dependerá, asegura, “del momento evolutivo del paciente”. Hay investigaciones en desarrollo con personas que cursan la enfermedad en estadío leve y otros estudios con pacientes que (mediante los biomarcadores que detectan el Alzheimer prodrómico, ese deterioro cognitivo en progreso) se sabe que lo van a desarrollar pero que no tienen ningún síntoma hoy. En el espacio exacto donde la droga actúa "limpiando" esas placas de beta amiloide, deja pequeños edemas. Por eso, quienes la reciban deben estar exhaustivamente controlados para descartar la presencia de hemorragias cerebrales. Cómo se detecta y trata acá el Alzheimer “La seguridad, con 97% de certeza, de que alguien tiene ese deterioro y no otra cosa, se da con una punción lumbar en la que se analiza la cantidad de beta amiloide que tiene y de proteína TAU afectada. También existe el test neurocognitivo y la resonancia magnética, menos precisos para el diagnóstico. Dentro de muy poco se está por lanzar un método más cómodo que la punción, que evalúa un conjunto de proteínas sanguíneas que te dirá, con un análisis de sangre, si estás desarrollando Alzheimer”, distingue el neurólogo. Para Andersson, la investigación para dar con un método diagnóstico más precoz debe sumarse a los esfuerzos por hallar mejores tratamientos contra esta demencia. “Necesitamos algo menos experimental y más asistencial. Es que veo difícil que estas terapias con anticuerpos monoclonales se masifiquen. A estos nuevos tratamientos los veo como para seguir aprendiendo y, en algún momento, sí tener algo más práctico y económico. Esto sale hoy miles de dólares y no detiene la enfermedad, la lentifica”. ¿Es tan distinto el verbo “frenar” que “ralentizar”? En el cerebro, donde no hay lugar para sinónimos, porque eso es terreno de la palabra, sí. “Un paciente que recibe un anticuerpo monoclonal que lentifica el Alzheimer en un 30% u otro que lo hace en un 35%... no se da cuenta. Siente que la enfermedad le sigue progresando. No nota esa evolución lenta. Va a sentirse cada vez peor, con los circuitos de la memoria y la capacidad de atención funcionando menos. Hoy aún es relativo el nivel de hallazgo sobre esta enfermedad”, advierte. Desde los años 90 a esta parte en la Argentina, toda persona con diagnóstico de Alzheimer recibe medicación anticolinesterásica, que promueve la acumulación del neurotransmisor acetilcolina en la proximidad de terminaciones nerviosas. Los cuatro fármacos aprobados para el tratamiento son donepecilo, rivastigmina y galantamina, los tres inhibidores de la acetilcolinesterasa, y memantina, que modula el glutamato (que aumenta la frecuencia de la indeseable despolarización). "Se desconoce la duración ideal del tratamiento", cierra Andersson. Eso se traduce en que no tienen un tiempo de descanso ni un "parate", como ofrece la nueva droga. "Acá no existe un fármaco que desacelere esta enfermedad, por su altísimo costo. Diría que conseguir estos anticuerpos monoclonales cuesta 60.000 dólares al año para un argentino. No están aprobados por ANMAT. Todavía los resultados de estudios son controvertidos", advierte Máximo Zimerman, neurólogo, director médico de Clínica ALCLA y del Centro Cites-INECO. "Pero los medicamentos disponibles en el país mejoran ligeramente las funciones cognitivas, y la estimulación mediante la neurorehabilitación mejora la funcionalidad del paciente en la vida cotidiana", sigue. Otra pata del tratamiento, marca el experto, está afuera del cerebro y del cuerpo. Además del ejercicio físico, que "reactiva" las funciones cerebrales, importa la contención del entorno: "La interacción social y el bienestar emocional son fundamentales en disminuir el avance del Alzheimer".

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por