Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Tolcachir: “Mis personajes no se sienten responsables por los demás, por eso están más vigentes que hace 20 años”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 07/07/2024 04:37

    La familia en pleno. En "La omisión de la familia Coleman" ¿De qué nos reímos cuando nos sentamos en el teatro y nos reímos con La omisión de la familia Coleman? ¿De qué nos reímos? Si es todo de una angustia tremenda... ¿Por qué nos angustiamos cuando nos sentamos a ver La omisión de la familia Coleman? Si es todo grotesco, irreal y -lo dicho- da risa? En alguna parte de ese cruce debe estar la explicación a que la obra que Claudio Tolcachir estrenó en agosto de 2005 y que siguió, siguió, siguió dándose en la Argentina y por el mundo. Veinte temporadas: ahora se está dando en Timbre 4, el mismo teatro -aunque se mudó a la vuelta- donde nació. Veinte años: da para una celebración. Es tentador hablar de la historia antigua de La omisión de la familia Coleman, de cómo un muchacho -Tolcachir tenían menos de 30 años- abrió una sala en el PH del fondo de una casa chorizo de Boedo -el timbre 4-, le gustara o no le gustar al vecino que salía en calzones a ver a quienes entraban, de cómo armó esa obra a partir de improvisaciones, de cómo los Coleman se fueron metiendo en la vida cultural de una de las ciudades más teatrales del mundo. Claudio Tolcachir, el director. Es tentador pero mejor vayamos a la obra misma. Ya saben: una familia. Los Coleman, claro, aunque no todos se llaman Coleman porque bueno, pasaron cosas. Está la abuela -tal vez la adulta de la familia-, la infantilizada madre de tres hijos que ya no son chicos y que no son todos del mismo padre y una cuarta hija que vive y vivió siempre en otro lado: el padre se la llevó con él y uno diría que la salvó: parece tener una familia -nunca la vemos-, marido, plata. En lo de los Coleman, en cambio, hay pobreza, roña, un hijo que duerme con la mamá, cierta locura con los trapitos al sol. Lo de la locura parece especialmente encarnado en Marito, el que duerme con mamá y que denuncia, denuncia, denuncia lo que pasa, la impostura, la mentira, la desidia. ¿El loco que dice la verdad? Tal vez no siempre. “Una familia disfuncional” dirá algún resumen. Tolcachir -dramaturgo y director- alguna vez declaró que quiso hablar de “cómo funciona en nosotros la desesperación, la inmadurez y el egoísmo”. Sí, también eso. Pelea de hermanos. En "La omisión de la familia Coleman" Aquí, Tolcachir dirá que en medio de la tragedia los personajes no se hacen cargo de los demás y que eso la hace dramáticamente vigente hoy. Imposible no pensar -lo comentamos en pocas palabras- en la infancia de violencia y humillaciones que narró el presidente Javier Milei, en la manera de aferrarse a su hermana, en cierta exasperación que lo caracteriza. ¿Está vigente Coleman? Ahora, en un intercambio por Whatsapp desde Italia, Tolcachir habló con Infobae Cultura de la vigencia de esta obra. De qué le pasó con los años. Y otras cosas: —¿Cómo ves Coleman 20 años después? —Por suerte nunca tuve la sensación de que la obra hubiera envejecido por el tema del que habla o por el estilo de actuación. Si bien siempre soy muy crítico porque le veo errores -casi que me obligaron los actores a estrenar porque yo veía que le faltaban cosas-, me parece que la obra sigue siendo honesta en lo que quiere contar o lo que sucede. Además no quiere contar nada así que es honesta en lo que sucede y en cómo lo cuenta y sobre todo en la disposición de los actores que es muy impresionante. Después, creo que como tampoco estuvo atada a una moda de una época, creo que se puede volver bastante atemporal. Lo cierto es que con todas las vueltas que tuvo por el mundo, en todas las instancias en las que en diferentes lugares del mundo estaba el teatro, siempre funcionó porque creo que se parece a sí misma. Más que una obra familiar es una obra sobre vínculos y sobre cómo funciona cierta organización social —Alguna vez dijiste que era una obra política ¿no cambia con la modificación del contexto? —Creo que esta obra y todas las obras son políticas, son socialmente políticas. Pero yo nunca me atrevería a expresar una línea política en una obra, ni una opinión, sobre todo porque soy muy mal espectador de un tipo de obra donde el autor hace decir a los personajes lo que piensa. Creo que es política por lo que cuenta y porque más que una obra familiar es una obra sobre vínculos y sobre cómo funciona cierta organización social. Que funciona con una enorme desesperación que hace que se justifique el egoísmo, el individualismo y el no hacerse responsable de lo que hay alrededor. Creo que todos estos personajes, amparados de alguna manera en la tragedia en la que están, sienten que no son responsables por los demás . Así que la verdad que creo que lamentablemente la obra está mucho más vigente que cuando la estrenamos. —No puedo dejar de pensar en Javier Milei, en su infancia con violencia en la casa, con humillaciones de parte del padre y de la madre, con ese vínculo con la hermana. Como si tuviera algo que ver con los personajes de Coleman. —Tremendo. Y nosotros lo hacemos presidente. —¿Y no pensaste en eso cuando lo viste? —La verdad que no. Necesito querer a mis personajes y con este hombre me cuesta. Fernando Sala es "Marito" en esta puesta de "La omisión de la familia Coleman" —¿Se ha ido modificando el texto en estos años? —No. La obra, a partir de que la escribí y de que tuvo su montaje, yo tuve la fortuna de tener actores que son muy amantes y muy devotos del texto. Si bien la obra fue creciendo y se fue llenando de pequeñas particularidades que ellos le van dando, los actores son muy respetuosos del texto, del ritmo, de la puesta. Porque aunque no parezca, es una obra que tiene mucha precisión para que el ojo del espectador se apoye en donde tiene que estar y hay una musicalidad muy trabajada, los actores cuidan mucho. En estos últimos 20 años hay obras que no se pueden hacer, porque se decían determinadas cosas sobre los géneros, sobre lo que fuera, y la verdad es que no, no hay ningún texto que yo sienta que haya tomado un sentido violento o un sentido que no quisiéramos darle. —¿Cómo pesa que los actores crezcan o envejezcan en este tiempo? —Es una especie de milagro porque si uno se preocupara por ser un poco realista, las edades de los actores y el texto, digamos que es bastante imposible de llevar. Pasaron 20 años y de pronto Memé dice: bueno, es que Gaby está en una edad... y Gaby no tiene la edad que se supone en el texto, pero lo cierto es que creo que cuando los actores tienen convicción... Miriam Odorico (la madre) tiene unos poquitos años más que, por ejemplo, Lautaro Perotti (que hacía a su hijo Marito en el estreno) o Inda Lavalle (su hija Verónica). Hay algo del teatro que es maravilloso, que no sé si lo tiene el cine, y que uno le puede decir al espectador: “Bueno, ella es la mamá”, y salvo que haya un problema en la actuación o un problema muy grande en la dirección, el espectador tiende a comprar y a creer eso que le decimos. "La omisión de la familia Coleman", en 2018. —¿Qué le dirías a alguien que la va a ver por primera vez ahora? —Bueno, Coleman tiene algo que es muy placentero, uno puede sentir que, pasado el tiempo, es una obra para una gran cantidad de espectadores. Ya hemos hecho en los festivales más snobs de teatro contemporáneo y la hemos hecho para colegios secundarios, a la mañana, en Timbre 4. Así que le diría que vaya nomás, que se anime, que puede ser una buena experiencia. que no hace falta contarle toda la historia, que no es interesante la obra porque ya tiene 20 años de historia, como si fuera una reliquia, sino que creo que se defiende por sí misma noche a noche. Por ahí no estoy muy lejos de que mis hijos la puedan ver y eso puede ser algo muy emocionante. —¿Coleman resiste 20 años más? —Desde lo más profundo de mi corazón, yo esta obra la estrené pensando que iba a estar tres meses. Y con que no nos tiraran algo por la cabeza, a mí me parecía un montón, porque era mi primera obra y porque la estábamos produciendo y porque abríamos una sala y por todas esas cosas. Así que si a mí me decías hace 20 años todo lo que pasó con esta obra yo me hubiera reído muchísimo. Entonces hoy te diría que no sé, no sé qué edad pueden tener los actores en 20 años, pero puede ser un poco exigente pedirle al público que crea eso. —Los actores cambian... —Andá a saber, por ahí la van haciendo otros grupos o alguien la retoma... Puede ser. Es muy hermoso ser partícipe de una obra que de alguna manera marcó ciertos lugares en la memoria del público, en la historia del teatro independiente, no la gran historia, pero bueno, una obra que realmente hizo muchas cosas y abrió muchos lugares. Entonces, yo ya me siento muy satisfecho de lo que hizo la obra y estoy muy orgulloso de eso. Así que mientras la quieren hacer los actores, genial. Yo no me imagino dirigiéndola de nuevo, pero ya sabemos que Coleman tiene su propia impronta y hace lo que quiere, así que es muy difícil decidir sobre ella. Ficha La omisión de la familia Coleman Dónde: Teatro Timbre 4, México 3554. Cuándo: Sábados a las 22.00. Duración: 90 minutos Entrada: $15000 (Solidaria). $ 12.000 (General) $40.000 (Pack grupo de 4). Elenco: Cristina Maresca (Abuela), Miriam Odorico (Memé), Inda Lavalle (Verónica), Fernando Sala (Marito), Natalia Villar (Gabi), Gonzalo Ruiz (Damián), José Frezzini (Hernán) y Jorge Castaño (Médico).

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por