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  • Eurocopa: Países Bajos sufrió demasiado contra Turquía, reaccionó, festejó a lo grande y es el último invitado a la mesa de las semifinales

    » La Nacion

    Fecha: 06/07/2024 19:19

    Escuchar La aparición sobre el césped de un futbolista que está muy lejos de ser un “bobo” dio vuelta la historia de un partido que hasta entonces tenía un solo color. Países Bajos completó un cuarteto de favoritos en las semifinales de la Eurocopa al derrotar por 2 a 1 a una Turquía valiente y astuta que controlaba el juego hasta que Wout Weghorst, aquel de la frase de Lionel Messi, pisó la cancha. Así, después de sufrir un encuentro que mantuvo encendidas las emociones de principio a fin, los neerlandeses serán los rivales de Inglaterra el miércoles en Dortmund. Turquía es, por sobre todo, un sentimiento. El que baja desde las tribunas, siempre colmadas por miles de los más de cuatro millones de compatriotas que residen en Alemania, y el que devuelven sobre el césped los jugadores, dispuestos a pelear cada pelota como si en ello les fuese la vida. Y esto no significa “trabar con la cabeza” o pasarse de la raya con la agresividad, sino poner la inteligencia y las virtudes futbolísticas de cada uno al servicio del conjunto en cada acción de juego. Una renovada Naranja Mecánica sigue adelante Ariel Schalit - AP Si le faltaba algo a la selección euroasiática para crecer en autoestima y estimular el orgullo, la UEFA le hizo un favor suspendiendo por dos fechas a Merih Demiral, el defensor central que fue bigoleador en el choque de octavos con Austria, por un gesto que implicaba una expresión política en uno de sus festejos. Los turcos se saben un rara avis en tierras europeas. No sólo porque la mayor parte de su extenso territorio se encuentra en Asia, sino también por cuestiones religiosas, étnicas y, justamente, políticas. El castigo a Demiral activó la eterna sensación de discriminación de los otomanos: entendían que en tal caso también debían ser suspendidos los franceses Kylian Mbappé y Jules Koundé, que manifestaron sus preferencias en las elecciones en su país, prohibición que también está contemplada en las reglas del certamen. El entrenador Vincenzo Montella ha logrado conectarse con ese orgullo que calienta el corazón de la gente y los jugadores, y aprovecharlo con planteos tácticos adaptados a las opciones que le presenta su vestuario y a cada rival. Frente a Países Bajos montó una red intricada y precisa para cerrarles todas las vías de acceso a los tocadores y gambeteadores oranje, que funcionó a la perfección durante algo más de una hora. Las dos caras del deporte Ariel Schalit - AP Pero además, le agregó juego propio una vez recuperada la pelota. La sabiduría de Hakan Calhanoglu para llevar la batuta encontró muy buenos intérpretes en la zurda delicada del pibe Arda Güler, la búsqueda incesante de Baris Yilmaz y las proyecciones de Ferdi Kadioglu y Mert Müldur. El cabezazo de Samet Akaydin a los 34 minutos de la mitad inicial puso en la chapa la superioridad que se veía en el campo. Países Bajos es la contracara. Un equipo que puede ser exquisito con la pelota pero tener una peligrosa e histórica tendencia a la frialdad espiritual cuando la mano viene cambiada. Los neerlandeses mostraron esa versión durante toda la primera parte. Se rindieron a la superioridad táctica e individual de su adversario casi sin plantarle cara y se conformaron con no salir aun más dañados. El festejo, en todas sus formas: se trata del 2-1 que resuelve la clasificación Markus Schreiber - AP Weghorst, quien ya quedó en la historia de nuestro fútbol debido a la frase que le dedicó Lionel Messi en Qatar, se empeña una y otra veces en mostrar que se trató de un calificativo equivocado. El director técnico Ronald Koeman lo mandó a la cancha al regreso del descanso y sus 197 centímetros torcieron el rumbo de la noche berlinesa. La “marea naranja” que luchaba en minoría contra los turcos en las gradas lo recibió con una ovación, y el equipo, como a un bálsamo. La presencia del gigante número 9 resquebrajó el cerrojo turco en defensa, y su tenacidad para buscar espacios arriba y colaborar en la resistencia abajo resultaron claves para reescribir el guion del partido. A los 8 minutos, le faltaron unos milímetros más de altura para conectar de cabeza un centro de Cody Gakpo; a los 19, le quitó desde el suelo a Kaay Ayhan la posibilidad de remate con el arquero Bart Verbruggen en el piso; a los 24, obligó a Mert Günok a desviar al córner un disparo suyo por derecha, y ese lanzamiento derivó en el cabezazo limpio de Stefan de Vrij que estableció el empate; y a los 30, tocó hacia atrás en la medialuna para Xavi Simmons, que abrió para Denzel Dumfries. Entre Gakpo y Müldur empujaron el centro bajo a la red. Misión cumplida. Compacto de Países Bajos 2 vs. Turquía 1 En desventaja, Turquía sacó el amor propio que le quedaba en el pecho. Micky Van de Ven salvó la igualdad ante un tiro de Mehmet Celik cuando el arco estaba vacío en el 39, y en el rebote, De Vrij bloqueó el disparo de Kerem Akturcoglu, quien mandó afuera un cabezazo a los 44. Y ya en el descuento Verbruggen, el juvenil arquerito orange (21 años) enmendó el error de sus dudas en el centro del 1-0. Su manotazo abajo le ahogó el grito a Semih Kilicsoy y a la sufrida hinchada rojiblanca. Pasó Países Bajos, rescatado por un jugador que va a contramano de su estilo, porque no es hábil ni dúctil, pero tiene carácter y madera de líder. Se va Turquía, tal vez sin merecerlo, con el orgullo intacto y un enorme futuro por delante. Las semifinales de la Euro se llenaron de nombres lógicos, aunque quizás el fútbol no opine exactamente lo mismo.

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