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  • Los fantasmas del kirchnerismo exponen a una nueva derrota a una dirigencia que perdió el valor

    » Mdzol

    Fecha: 06/07/2024 14:45

    El sendero que llevó al Frente de Todos, primero, y Unión por la Patria, después, hacia la derrota más catastrófica en una carrera presidencial, nació a los pocos meses de la presidencia de Alberto Fernández, el jefe de Estado que jamás consiguió ejercer el poder y que también obturó que sus más cercanos colaboradores pudieran disputar el poder contra Cristina y Máximo Kirchner. En aquel momento, Sergio Massa actuaba como un aceite que lubricaba los siempre incómodos e inconexos engranajes del nonato albertismo y el kirchnerismo cristinista. En esos tiempos, el ahora enemigo público del hijo de los dos presidentes, Andrés "El Cuervo" Larroque, conducía La Cámpora bonaerense y le reclamaba casi semanalmente medidas económicas y políticas a Fernández, como si fuera éste un presidente de otro partido. El propio Axel Kicillof, quien hoy aparece como un dirigente amplio y poco confrontativo, era uno de los que - personalmente o a través de sus ministros Carlos Bianco o Daniel Gollán- apremiaban con pedidos y reclamos las políticas económicas y sanitarias en el transcurso de toda la pandemia. Sin embargo, lo que ahora todo el peronismo padece, que fue parte sustancial de su derrota electoral en el balotaje de 2023, radica en aquella falta de empatía con una sociedad encerrada mientras que sus dirigentes seguían disfrutando de una vida nada privada de diversión. Porque no solo fue la “clandestina de Olivos” en la que “la pobre Fabiola” Yañez expuso la impunidad del poder que detentaba Alberto Fernández sino que, con sus discursos, cartas no leídas y destratos, potenciaba Cristina Fernández de Kirchner mostrando su teléfono como un elemento que contrastaba con el que usaba su inmediato superior en el poder. En el subsuelo de todo eso, había otra discusión que libraban con diferentes formas Santiago Cafiero, Gabriel Katopodis, Martín Guzmán o Juan Zabaleta, al que muchos le huían porque no querían quedar mal con Máximo Kirchner. Con menos poder y protagonismo, tiempo después, Fernando Gray puso su mojón al desmarcarse de la ocupación realizada por el jefe de La Cámpora del PJ bonaerense que el intendente de Esteban Echeverría junto con Gustavo Menéndez conducían hasta ese copamiento efectuado a través de una votación virtual. En aquellos días, Zabaleta había empezado a hilvanar una red para despojar a La Matanza de la presidencia de la Federación Argentina de Municipios, la FAM, que terminó siendo presidida por Fernando Espinoza, a la vez, presidente del congreso del PJ bonaerense que preside Kirchner. Antes se abrazaban, ahora el trato es más distante Hace tres años, como pasa ahora, todos miraron para un costado y nadie discutió el poder que tomaba el intendente matancero, cuando esos mismos jefes comunales y dirigentes políticos que lo ayudaron sabían de sus complicaciones privadas y que ahora salieron a la luz con el procesamiento que se le dictó por abuso sexual agravado por la ruptura de una orden de restricción. En lo que respecta a la Federación Argentina de Municipios, la complicidad también debe ser asumida por otros intendentes que no provienen del peronismo, como los de Juntos por el Cambio que, como son minoría, ni se meten pero tampoco denuncian. Por participación u omisión, ahora toda una organización está bajo la observación pública porque lo maneja un jefe comunal procesado, aunque no sea el único que existe en el país. Apenas se supo de la imputación, Kicillof respaldó al intendente con una foto casi íntima, pero que le sirvió para no tener más reclamos del jefe comunal, quejoso de que lo consideran casi un paria a pesar de que es el que más votos pone en cada elección con su poderoso y también poco transparente aparato matancero, donde se mezclan barras bravas, diferentes bandas locales y una estructura política con una capilaridad que le permite llegar a cada rincón municipal. Nadie supo o quiso desarmar viejas estructuras que sirvieron para ganar elecciones pero que a todas luces lucían agotadas. Los triunfos locales y en la Provincia más importante del país en materia electoral se debieron a una profusa distribución monetaria que hoy también es investigada judicialmente como lo sucedido en General San Martín, donde el fallecido presidente del Concejo Deliberante fue encontrado cobrando con tarjetas de débito que no le pertenecían. “Si no se animan con Espinoza, qué les queda con un Máximo o con la propia Cristina”, se escuchó en la tarde de ayer cuando aparecían las primeras apreciaciones mediáticas que daban cuenta de una nueva reunión de la FAM. Algo de esto también habrán hablado Juan Schiareti, Julio Zamora, Juan Zabaleta y Fernando Gray, entre otros que se reunieron al inicio de esta semana en un mínimo primer encuentro. Otros se sueñan con un peronismo no kirchnerista en el que también intervengan Guillermo Moreno y Miguel Angel Pichetto, siempre encantado con aglutinar a las fuerzas inconexas que, al final, terminan negociando individualmente, como lo vivió personalmente en 2018 cuando su proyecto federal se deshizo por la flojedad de mandíbula de quienes lo seguían en aquel entonces. Es una fija política que la mayoría no se animará a iniciar una sublevación al kirchnerismo. Si bien la unidad cada vez tiene menos valor en sí misma, la sola perspectiva de la orfandad política los aterra. Eso se notó el lunes pasado, en San Vicente, cuando la mayoría de los intendentes, legisladores y hasta la propia CGT dijo presente en el acto convocado por el gobernador bonaerense, a quien nadie reconoce como conductor pero la mayoría lo aceptan como un buen candidato. Acerca del movimiento obrero, cuyos dirigentes no están bien considerados en ninguna encuesta pero si tienen una fortísima presencia en los ámbitos más importantes del poder, nuevamente aparecieron amagues de ruptura o reposicionamientos en la central obrera que, como en cada oportunidad, podría significar una división en el apoyo gremial. Gerardo Martínez, Carlos Acuña, Luis Barrionuevo, Roberto Fernández y Andrés Rodríguez, entre otros, ya amenazan con ayudar a los rebeldes que necesiten logística.

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