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  • La atención del espectador

    » Panorama

    Fecha: 06/07/2024 13:43

    Las artes y la lucha por captar la atención de los espectadores. El consumo en los medios de comunicación. El vértigo de la cadencia de contenidos. La profundidad de los mensajes versus los tiempos del relato. Pablo Argañarás* para Diario Panorama La atención del espectador. Lo más importante en las artes y en el espectáculo. Desde sus orígenes hasta la actualidad. El fin último es que los espectadores estén atentos, cautivos con lo que se ofrece a sus sentidos. Todos los artistas, plásticos, músicos y bailarines, cineastas, productores de televisión, actores de teatro, creadores de contenidos en redes sociales, todos, absolutamente todos se disputan la atención del público. En esta carrera histórica por captar espectadores, una de las luchas más feroces la dieron los primeros fotógrafos y los pintores de la realeza. Esto se dio por el inminente éxito y novedad de aquellos años de las primeras expresiones fotográficas. Las monarquías estaban acostumbradas a que los pintores de la corte sean quienes captasen sus mejores poses, los momentos en familia y todo lo relevante a su cotidianeidad. El problema radicaba que hacer una obra pictórica de este tipo llevaba meses. En este tiempo se daban incansables horas en donde se debía posar para el artista. Con el advenimiento del Daguerrotipo y el Calotipo se empezó a correr la voz que eran instantáneas. Cosa que no era cierto porque llevaba, dependiendo el invento, desde varios segundos a minutos de pose. Pero era un tiempo considerablemente menor a los meses necesarios de pose para un cuadro. Esta novedad llevó a los integrantes de la realeza de aquellos años a pedirles a los rudimentarios fotógrafos sus primeros retratos captados e inmortalizados con la impresión de la luz. Fue el inicio de la guerra entre los pintores y fotógrafos. Los primeros refutaban el carácter artístico de la fotografía ya que mediaba un aparato que lo hacía todo y no necesitaba, según ellos, destreza alguna. Lo cierto es que toda esa crítica era producto que la realeza dejaba de tomar trabajos con los pintores de la época para hacerlo con los incipientes fotógrafos. Esta guerra de manera más sutil sigue en la actualidad. Aún se habla de Bellas Artes dejando de lado a la fotografía. Y aún no se la agrega en las artes como sí se hizo con el cine agregándole como el séptimo arte. Más cerca en el tiempo otra disputa se dio también por el tiempo de consumo de piezas audiovisuales. Primero fue el cine versus la televisión. Se avecinaba la muerte del cine, auguraban a fines de la década de 1970 los teóricos de la imagen. El relato televisivo era más dinámico y entretenido. Además era más barato que el cine. Con sólo comprar una vez el televisor tenías asegurado el show durante años de manera gratuita. Y sin contar que era entretenimiento en el seno del hogar, sin traslados a la sala de cine y sin gastos extras. Toda la familia podía ver los programas de tv de manera gratuita. Ninguno de los teóricos agoreros tuvo razón y el cine continuó vigente. Pasaron los años y comenzó lo que se denominó la “Guerra del Zapping”. El cuco pasó a ser el control remoto de los televisores modernos. Los televidentes al no tener que desplazarse hacia el aparato para cambiar de canal, sino hacerlo desde el mando de control remoto, empezaron a tener el control de lo que querían ver, de aquello que los entretenía más y mejor. El tiempo atencional de las piezas audiovisuales empezaron a ser más dinámicos intentando captar la atención de los televidentes para que no hicieran zapping en el control remoto. La lucha se daba entre los canales televisivos por conservar a su audiencia. Con el advenimiento de la publicidad audiovisual los tiempos atencionales se acortaron aún más. De los tres minutos que el espectador televisivo promedio toleraba antes de cambiar de canal en la década de 1970, se pasó al minuto en 1980 y a los treinta segundos en 1990. La publicidad televisiva bajó a los 10 segundos, para el año 2000, el nivel atencional del espectador promedio. En la actualidad el rango de tolerancia de la atención de un navegante de redes sociales en su celular, en Instagram por ejemplo, es de un segundo y medio. En 1,5 segundos un mensaje audiovisual se vuelve aburrido. Esto es una tarea titánica para los demás medios audiovisuales ya que los espectadores están acostumbrados a hacer scroll en pantallas portátiles cada esa fracción de tiempo. Así dadas las cosas no hay tiempo para profundizar los contenidos que se generan, menos aún para pensar lo que se consume. La vacuidad de los mensajes es de gran preocupación ya que el tiempo atencional atenta contra el rigor y hondura del contenido. La guerra que se da hoy en día es entre el celular y los demás medios. Y todo indica que el vértigo será el ritmo reinante en los años venideros. * Pablo Argañaráz es licenciado en Cine y Televisión

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