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  • La conferencia, las deudas y el desamor: el paso en falso que generó una crisis

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    Fecha: 06/07/2024 13:26

    No tendría que haberse anunciado el confuso y muy técnico tópico del traspaso de deuda del Banco Central de la República Argentina (BCRA) al Tesoro. Eventualmente tendría que haber sido un off con editores de medios económicos. O nada. Si se hacía igual, tendría que haber incluido explicaciones más profundas sobre la salida del cepo, el futuro del dólar blend para los sojeros y precisiones sobre el futuro de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Tendría que haber tenido más precisiones sobre la reglamentación de la ley Bases II y el paquete fiscal. No tendría que haberse realizado un viernes de invierno por la noche. En definitiva, no tendría que haber ocurrido. Esta es la conclusión a la que se llegaba en el Ejecutivo, sobre el que podría haber sido hasta aquí el error económico- comunicacional más importante al que llegó el Gobierno desde el 10 de diciembre hasta ahora. Se trata de la conferencia de prensa que el viernes 28 de junio a las 17:45 horas mantuvieron en salón de explicaciones del quinto piso del ministerio de Economía, el dueño de casa Luis “Toto” Caputo y el presidente del BCRA Santiago Bausilli; organizada para anunciar el plan de traspaso de la deuda por unos U$S 17.000 billones de pesos que esa entidad mantiene con los bancos de todo el país, públicos, privados, de primero, segundo y tercer piso y algunos fondos de inversión; y que, “voluntariamente” pasaría al Tesoro Nacional. Esto es, el ministerio de Economía. El evento fue organizado el viernes posterior a la aprobación de Bases II y el paquete fiscal, las dos leyes por las que Milei había batallado desde hacía seis meses; y luego de un extenuante jueves de actividad legislativa. Todos, incluyendo a los mercados financieros, se merecían un descanso intelectual para preparar los próximos pasos económicos del segundo semestre del año. Sin embargo, el Gobierno no le dio respiro al público y organizó una conferencia de prensa de viernes de invierno con mucho frío en una tarde compleja y con Argentina a punto de jugar contra Perú un día después por la Copa América. El manual del comunicador de noticias económicas, financieras y/o cambiarias, sabe que es una mala idea llamar a la población para hacer anuncios en una circunstancia como esa. Esto no les gusta a los autoritarios El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad. Hoy más que nunca Suscribite Todos, incluidos los mercados, merecían un descanso para prepararse para el segundo semestre Los televidentes del acto, que en buen rating siguieron la aventura televisiva del ministro y el titular del BCRA, se ubicaron en dos grupos. Un 95% (o más) directamente no entendió nada de lo que se anunciaba. Y sólo comprendió la primera pregunta periodística realizada por Liliana Franco, donde se consultaba al ministro si tenía precisiones sobre la fecha y la forma de apertura del cepo. Caputo contestó por la negativa. La misma línea editorial siguió con las consultas sobre el precio del dólar, el cambio del dólar blend, la falta de reacción de la economía real, la evolución de las negociaciones con el FMI y la situación monetaria y cambiaria en general. Sólo hubo una precisión, la reducción futura (para agosto) del impuesto PAIS. Un tributo lejano a un público que ya palpita las consecuencias en los bolsillos afectados por la suba del impacto de Ganancias para la cuarta categoría. Los que tenían expectativas de grandes novedades en los principales problemas visibles del programa económico, no sólo se desilusionaron, sino que el lunes primero de julio actuaron en consecuencia. El otro grupo de televidentes fueron los bancos, operadores financieros, traders e inversionistas en general. En síntesis, los protagonistas de los mercados. Y estos no perdonaron. Y Javier Milei vivió luego la peor jornada financiera desde que llegó al poder el 10 de diciembre de 2023. Mucho metaforizaron con el fin de un romance entre los libertarios y los mercados, un amor que se mostraba inquebrantable entre enero y fines de mayo, que comenzó a resquebrajarse en junio, y que se habría roto la semana que culminó. Según la humorada, y como puede suceder en las parejas de amores vibrantes y breves, alguien no cumplió con algo que prometió. Desde el Ejecutivo se reconoce la crisis, pero se afirma que pronto (quizá en agosto) vuelva el amor. Le costará al gobierno reconquistar el corazón de los mercados. Especialmente a los bancos de capital privado, quienes poseen el 35% de la deuda de pases del BCRA y se sienten hasta algo heridos por la manera en que desde el Ejecutivo se manejó el extremadamente delicado caso de los pasivos remunerados del BCRA; dinero que alcanza un total de 17.000 billones de pesos, deuda que según la conferencia de prensa del viernes debería pasar al Tesoro. Esto implica para los acreedores, que en lugar de tener como deudor al Central, que garantiza el pago emitiendo dinero; el pasivo debería ser levantado por el ministerio de Economía, donde la única herramienta de pago es el superávit fiscal. En consecuencia, el mecanismo de liquidación, las flamantes Letras de Regulación Financiera (LeRef), tendría una calidad muy menor a cualquier instrumento del BCRA; lo que provocaría consecuencias muy negativas en los balances de los bancos, cosa que se reflejó en el valor de las acciones que cotizan en la bolsa porteña y en las ADRs de Wall Street. Al parecer, la idea fue de un joven funcionario con mucho poder y un apellido conocido No es que los bancos se nieguen a negociar. Saben que este pasivo (como los puts) son un problema serio que se debe resolver, discutiendo a fondo pero finalmente acordando con el ministerio de Economía. Los bancos tenían una reunión ya programada desde hacía semanas para el lunes primero de julio, y desde el jueves de la anterior preparaban argumentos para negociar con Caputo. En definitiva, todos (públicos y privados) consideraban que se trataba de un problema serio pero extremadamente técnico y no urgente, que ameritaba profesionalismo extremo y, en lo posible, discusiones secretas. Calculaban los analistas financieros de las entidades con pases a negociar; que, como mínimo, serían negociaciones demandarían no menos de un mes, y que sería una cuestión que se terminaría de cerrar hacia agosto. No pudo ser. Lo que no esperaban los banqueros era que el viernes por la tarde noche el ministro de Economía y su presidente del BCRA hiciera pública la trifulca, anunciaran el lanzamiento de una letra de condiciones incomprensibles y que diera por terminada una negociación 72 horas antes de, teóricamente, arrancar. Nadie entendió esa conferencia de prensa del último día hábil de junio y de cierre del primer semestre del año, hasta que aparecieron las primeras informaciones sobre la misma. Aparentemente, la idea y organización del evento no fue del Palacio de Hacienda; sino del edificio de enfrente. La Casa Rosada. Y responsabilidad de un joven funcionario con mucho poder y apellido conocido en Economía, que pensó que la conferencia de prensa sería una idea extraordinaria como primer paso post ley Bases II y paquete fiscal, y como mecanismo para controlar al dólar. El lunes posterior, se inauguró la etapa de la divisa cotizando por arriba de los 1.400 pesos.

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