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  • La crisis del patrón de desarrollo argentino

    » La Nacion

    Fecha: 06/07/2024 01:28

    Escuchar El diagnóstico de la crisis actual: su origen, duración y profundidad resulta clave para analizar el plan de gobierno y la sostenibilidad del apoyo social que reciba. Un primer diagnóstico superficial es que se agotó el patrón de crecimiento basado en la soja. El modelo post-convertibilidad se basó principalmente en la provisión de dólares de las exportaciones de soja para financiar las necesidades del sector público, el consumo y ahorro precautorio en dólares de los hogares y las importaciones de insumos y bienes de capital necesarias para la industria manufacturera, los servicios basados en conocimiento y el home office. El mayor superciclo de las commodities desde la generación del ‘80 del siglo XIX, fue desperdiciado una vez más en otra oportunidad perdida, dejando como resultado más del 50% de su población infantil por debajo de la línea de pobreza y emigración creciente de capital humano. Pero la decadencia argentina es de aún más larga data. El estancamiento de la economía argentina, medido a través de la productividad, verdadera fuente del crecimiento y el bienestar, proviene no ya desde hace veinte años sino de más de siete décadas. La productividad laboral se encuentra en el presente apenas por debajo de 1974 y la productividad total de los factores es inferior a la de 1950, de acuerdo a las series recientemente actualizadas del Centro de Estudios de la Productividad. En 70 años, la productividad solo tuvo un rol relevante en el patrón de crecimiento durante la década del ‘90 siendo su dinamismo el doble que durante la vigencia del patrón de crecimiento de sustitución de importaciones mientras que durante el patrón soja su contribución fue nula. El sistema corporativo fascista “argentino” inaugurado hace 73 años con una narrativa de la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial, sigue vigente en el presente. La coalición proteccionista nacida del sistema corporativista, integrada por la “casta” corporativa empresarial, sindical y de la elite política ha generado 0 resiliencia de nuestra economía ante shocks externos, bloqueando el cambio y la adaptación a los avatares geopolíticos y del cambio tecnológico, perpetuando el “status quo” inflacionario, despilfarro y endeudamiento insostenible. Este sistema corporativo ha erosionado completamente, además de la productividad, los otros dos factores productivos que generan riqueza y bienestar de acuerdo a Alberdi: el trabajo y el ahorro. En la Argentina no es rentable ni trabajar ni ahorrar para tu jubilación o dejar una herencia a tu familia. Estamos viviendo el cuarto intento de terminar con la coalición anticompetitiva que nos ha llevado al fracaso luego del gobierno de Frondizi, de Alfonsín con la ley Mucci y el intento de privatizaciones de Rodolfo Terragno, las privatizaciones de los ‘90 y el fracaso menemista de endeudamiento desenfrenado para financiar la reelección, el fracaso de la Alianza en la reforma laboral, así como la posterior reversión de las privatizaciones. La Argentina está llena de oportunidades productivas: energías renovables, Vaca Muerta, litio, bioeconomía, servicios basados en conocimiento que son potencialmente fuentes de productividad, innovación, inversión, actividad regional y empleo. Pero la crisis actual es más profunda. La crisis del patrón de crecimiento soja es parte de la crisis del patrón de crecimiento corporativista de larga data. Por lo tanto, un nuevo patrón de crecimiento basado en un producto o sector estrella no alcanza para el desarrollo. “Con Vaca Muerta, la soja o el litio no nos salvamos. El bienestar para nuestros nietos solo vendrán del respeto al ahorro y el trabajo productivo de los argentinos.

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