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  • Los otros “Jerónimos”: las personalidades cordobesas en el cementerio San Jerónimo

    » La voz

    Fecha: 06/07/2024 01:06

    La ciudad de Córdoba cumple 451 años. Su historia está muy ligada, como una suerte de analogía, al cementerio San Jerónimo. Se puede decir que el camposanto es una reducción simbólica de la ciudad por su memoria histórica, por su identidad, por sus construcciones, por el trazado urbano y por sus personalidades. Gran parte de las figuras fundamentales, quienes impulsaron su crecimiento con las primeras urbanizaciones para delinear la ciudad tal como emerge hoy, pero también a través de la ciencia y del arte, permanecen en el cementerio, construido en 1843, en barrio Alberdi. Federico Sylvester, divulgador histórico e integrante de La Calesita de la Historia, fue el guía en un recorrido por personalidades que dejaron su impronta pionera en los barrios cordobeses más tradicionales. Es el caso de Augusto López, fundador del barrio General Paz, antes Pueblo General Paz, quien descansa en un mausoleo en el que sobresale una cruz gigante. Él fue empresario y desarrolló un barrio con una visión distinta a lo que hasta ese momento tenía Córdoba: señorial, distinguido. Finalmente deviene en un barrio con mucha impronta ferroviaria, destinado a empleados de rangos altos. Augusto López, fundador del barrio General Paz, antes Pueblo General Paz, descansa en un mausoleo en el que sobresale una cruz gigante. (José Gabriel Hernández / La Voz) Esa zona era conocida como “los Ejidos del Este” y estaba a cargo de manos privadas, y uno de sus dueños era Gregorio Ibarbalz. Luego, estas tierras pasaron a manos del francés Jean Roqué, cuya hija se casó con López. López compró las 129 manzanas a su suegro a principios de 1860, y comenzó a lotear en 1870. Uno de sus logros fue “el cruce” del Suquía a través de lo que hoy es el puente 24 de Septiembre. “Allí se dio una coincidencia muy importante: la llegada del primer ferrocarril impulsado por Domingo Faustino Sarmiento, quien se hospedó en la casa de Augusto López. Y es el mismo Sarmiento quien le da algunas pautas de cómo tenía que crecer el barrio, desde el punto de vista arquitectónico, para romper con los moldes de las construcciones del Centro”, relató Sylvester. Con calles más anchas y avenidas, el centro del barrio tenía que ser una plaza, hoy conocida como “plaza Alberdi”. López le dio el nombre de General Paz por su admiración a José María Paz. La casa del fundador, que data de 1874, aún se conserva y está ubicada en 24 de Septiembre y Félix Frías. Firpo, con barrio propio El barrio General Bustos también tuvo un fundador y fue Bartolomé Firpo, quien descansa en un distinguido panteón a metros del centro del camposanto. Firpo fue un destacado empresario de la cal de Córdoba, que llegó con su familia proveniente de Rosario, Santa Fe. Con su hermano desarrolló un emprendimiento inmobiliario, al que dedicó gran parte de su vida hasta su muerte. Luego, la empresa pasó a manos de sus hijos y sobrinos. Él se afincó en la esquina de Rodríguez Peña 1647 (Alta Córdoba), en una casa de estilo Art Nouveau, que aún se conserva, sobre cuya reja de ingreso sobresalen las letras B y la F, las iniciales de su nombre. Además, donó el terreno donde actualmente funciona el Centro Cultural Alta Córdoba, sobre la calle Rodríguez Peña. Federico Sylvester, divulgador histórico e integrante de La Calesita de la Historia, al frente del panteón de Bartolomé Firpo. (José Gabriel Hernández / La Voz) Su historia de desarrollista urbano llevó a que el barrio tomara su nombre. “Firpo era propietario de los terrenos próximos a Alta Córdoba, hacia el norte, sobre lo que es la avenida Alem. Comenzó a lotear y a vender a inmigrantes y a empleados del ferrocarril. Y quienes compraban esos terrenos construían sus casas y contaban que se los habían comprado a Don Firpo, y decían que vivían en barrio Firpo. Por mucho tiempo, ese sector de la ciudad se llamó así”, narró Sylvester. En 1950, con el auge de resaltar a las figuras nacionales, el barrio pasó a llamarse General Bustos, uno de los líderes de la provincia de Córdoba en la época de la lucha entre unitarios y federales, al igual que el general Paz, pero aún persiste en la memoria colectiva de los habitantes más antiguos el nombre de Firpo. Alta Córdoba y Marcos Juárez Alta Córdoba, al igual que otros sectores de la ciudad, tenía un gran inconveniente: cómo atravesar el río para llegar al Centro. Pero, a finales del siglo XIX, una nueva estación de trenes se instalaría en la zona, el ramal Belgrano, y se desarrollaría el negocio inmobiliario. Su nombre ubica el barrio en un sector alto de la ciudad. Entonces, “allí aparecen las figuras de Marcos Juárez, gobernador de la provincia de Córdoba entre los años 1889 y 1890; de Antonio Rodríguez del Busto, y de Ramón J. Cárcano. Los tres decidieron comprar esas hectáreas, y una vez que la estación de trenes se estableciera, había que solucionar el paso por el río”, contó el divulgador. Rodríguez del Busto puso el capital para construir el puente. Lo llamaron “Juárez Celman”, hoy “puente Centenario”. Marcos Juárez descansa en un gran mausoleo familiar en el camposanto sobre la calle San Juan Bosco. (José Gabriel Hernández / La Voz) También había que solucionar el transporte para que las personas pudieran llegar a la estación de trenes, entonces, la segunda obra que hará Juárez en su gobernación será el primer sistema de tranvías que unió el centro con Alta Córdoba y, de esa forma, Marcos Juárez, Rodríguez del Busto y Cárcano, recién recibido de abogado, lograron integrar Alta Córdoba al casco histórico. “Ellos fueron los creadores del barrio y son grandes figuras de Córdoba: Marcos Juárez fue gobernador y también estanciero. Nació en el sur provincial; Cárcano fue dos veces gobernador de la provincia, y Rodríguez del Busto, escritor y periodista. Él era español y se casó con la cordobesa Jerónima Escuti Funes y fue intendente en transición de la ciudad por una semana”, relató. Marcos Juárez descansa en un gran mausoleo familiar en el camposanto sobre la calle San Juan Bosco. Algunas de las figuras de Córdoba que descansan en el cementerio San Jerónimo. Nueva Córdoba y la familia Ferreyra A pocos metros, pero con mayor imponencia que la de Augusto López, sobresale el panteón de la familia Ferreyra, una de los apellidos ligados al barrio Nueva Córdoba. “El barrio es un proyecto que se desarrolló hacia el finales del siglo XIX. El creador fue Miguel Crisol, quien llegó desde Buenos Aires buscando el aire puro cordobés. Era estanciero, comerciante y empresario inmobiliario. Presentó el proyecto al gobernador Ambrosio Olmos y se lo aprobó. Era una zona de guadal llamada ‘Barrancas del Sud’, que siempre se inundaba, y se decidió cambiar esa imagen para convertirla en un barrio para familias a las que el Centro ya les resultaba ruidoso”, relató. El mausoleo de la familia Ferreyra en el cementerio San Jerónimo. (José Gabriel Hernández / La Voz) Comenzó a lotearse sobre avenida Argentina, actual avenida Hipólito Yrigoyen. Crisol trajo al urbanista francés Carlos Thays para que diseñara el actual parque Sarmiento, y trazó la Nueva Córdoba, que tuvo sus inconvenientes con los terrenos. “Los terrenos más caros estaban en este sector por la importancia del barrio. El último pertenece a la familia Ferreyra, que construyó el Palacio Ferreyra. Con dos arquitectos franceses a cargo de la obra, la fachada debía ser parecida al Palacio de Buckingham en Londres y la escalera de ingreso debía ser similar a la del Palacio de Versalles en París”, dijo Sylvester. La familia vivió por mucho tiempo en el palacio, y su panteón lleva la firma del arquitecto Jaime Roca, uno de los más importantes de Córdoba. Crisol regresó a Buenos Aires, donde murió en 1899. Un barrio lleva su nombre y su impronta se conserva en la Nueva Córdoba que diseñó. Observatorio y San Vicente, y sus figuras “disidentes” Pegado al cementerio San Jerónimo, se encuentra el Cementerio de los Disidentes, hoy San Salvador. Data de 1864. Estaba destinado a personas que no eran católicas –la mayoría del protestantismo– y que no tenían dónde ser sepultadas. En este lugar, no hay mausoleos ni panteones, sólo nichos bajo tierra. Una de las tumbas más visibles es la del ingeniero civil John Macon Thome, quien nació en 1843 en Palmyra, Pensilvania, Estados Unidos. Está ligado al barrio Observatorio porque en 1870 fue contratado por Benjamin Gould para trabajar en el recién creado Observatorio Nacional Argentino, y más tarde fue su director. “Fue el primer observatorio de todo el Hemisferio Sur. Sarmiento, creador del observatorio, convoca a una eminencia de la Astronomía: al estadounidense Benjamin Gould. Él será el primer director del Observatorio y Thome, el segundo. Gould no está enterrado en Córdoba, sino en Estados Unidos”, expresó Sylvester. Una de las tumbas más visibles es la del ingeniero civil John Macon Thome. Fue director del Observatorio Astronómico Córdoba. (José Gabriel Hernández / La Voz) El barrio comenzó a crecer teniendo como centro al Observatorio; antes no había ninguna construcción. Gould elige este sector de la ciudad por su altura. “Era un sector bastante olvidado porque estaba al oeste de La Cañada y, hasta ese momento, gran parte de la ciudad se ubicaba al este del arroyo”, refirió. Thome también está ligado a Sarmiento, ya que se casó con Frances A. Wall, una de las maestras estadounidenses contratadas por el sanjuanino. Otras de las tumbas que yacen sin esplendor de ningún tipo es la de José Malanca, el más importante paisajista cordobés, de barrio San Vicente. (José Gabriel Hernández / La Voz) Otras de las tumbas que yacen sin esplendor de ningún tipo –contrariamente a sus obras de arte– es la de José Malanca, el más importante paisajista cordobés. Nació en 1897 con el gentilicio “sanvicentino” y es una personalidad destacada del barrio San Vicente. Se casó con la poeta peruana Blanca del Prado, con la que tuvo dos hijas. “Él estaba absolutamente identificado con el barrio. En la esquina de San Jerónimo y Sargento Cabral, un mural, con el otro pintor Francisco Vidal, así lo recuerda. Los dos fueron grandes pintores. Los dos nacieron y desarrollaron toda su vida allí”, destacó Sylvester. La casa de Malanca aún se encuentra en Juan Rodríguez al 1337, y la de Vidal, en Agustín Garzón al 2400, el nombre del fundador del barrio. Garzón era muy devoto de San Vicente de Paul y por eso lleva ese nombre. Visitas: se puede visitar el patrimonio cultural, histórico y arquitectónico que representa el cementerio San Jerónimo todos los sábados a las 9, 11, 14 y 15, con entrada libre y gratuita.

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