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  • La Cooperativa CALF nació para ayudar y promover el bienestar de un Neuquén pequeño

    » LM Neuquen

    Fecha: 06/07/2024 01:00

    Una vez más traigo a la memoria de todos mis lectores la historia de la Cooperativa CALF : el resultado de sueños de pioneros asentados en estas lejanas tierras de la Norpatagonia, que debieron enfrentar las inclemencias del tiempo, entre otras carencias, con gran valentía. Hace más de noventa años, vecinos del Neuquén se unieron para forjar un servicio que estuviera presente para asistir al poblado. Uno de los hijos de don Pedro Mazzoni, integrante de uno de los primeros Concejos Deliberantes del naciente Neuquén, Hilas, trabajó allí: cuando la Cooperativa de Luz se había organizado le ofrecieron trabajo. En aquel entonces, estaba conformada por Evaristo Lucero y el señor Cejas, entre otros. Antonio Segismundo Álvarez, recordado vecino, también tuvo activa participación en su conformación. Un 12 de septiembre de 1929, en el vigésimo quinto aniversario de la capital neuquina, el intendente Miguel Mango procedió a la inauguración de servicio de electricidad y alumbrado público eléctrico como consecuencia de la concesión que se le otorgó con carácter precario a la firma Piedemonte y Santa María. A fines de 1930, esta sociedad transfirió esa concesión a la Compañía Sudamericana de Servicios Públicos (SUDAM), antecesora de Usinas Unidas Limitada, que al constituirse le compró las usinas del Alto Valle de Río Negro y Neuquén. Debido a dificultades con el gobierno comunal —en materia de pagos y condiciones tarifarias— se suscitó en la población un movimiento contrario a la empresa encargada del servicio, con vistas a su posterior municipalización: así surgió la Cooperativa. En 1932 se inauguró la usina en calle San Martín al 660, entre Jujuy y Fotheringham, habilitada como “Usinas Unidas Ltda.”, sucesora de “Piedemonte y Santamaría” empresa que cesó en su servicio al imponerse la Cooperativa, como bien dicen los datos tomados del “Album 50 años de Neuquén”. La convocatoria El 30 de julio de 1933 varios vecinos hicieron circular, por iniciativa de Jesús Merino Villanueva, un volante de convocatoria a una reunión en el Hotel Confluencia para cambiar ideas y nombrar una comisión para el estudio y creación de la Usina del Pueblo. El 6 de agosto 1933 hubo un segundo llamado a reunión en el salón de cine La Armonía: se nombró una comisión provisoria. El 17 de agosto se reunieron en la casa del señor Alcaraz: se decidió el contrato del ingeniero Alfredo Di Ció como asesor técnico. La integraron Ángel Pérez, José Rosa, Antonio S. Álvarez, Luis B. Guiñazú, Javier Salvadó, José Masciovecchio, Jesús Merino Villanueva, Andrés Alcaraz, Amaranto Suárez y Rafael Castilla. Los suplentes fueron Yapur Mehdi, Antonio Altemir y Arsenio B. Martín. El 17 de diciembre de 1933 se convocó a la asamblea para la redacción de los estatutos a cargo de los señores Rosa, Alcaraz, Merino Villanueva, Guiñazú, Altemir, Suarez, Álvarez y Pérez, su aprobación y la elección del primer consejo directivo por el que fueron electos Ángel Pérez como presidente, José Rosa como vice, Luis Guiñazú como secretario, Antonio Álvarez como tesorero y Javier Salvadó como pro tesorero. Los vocales fueron el doctor Eduardo Castro Rendón, el doctor Luis V. Ramón, Evaristo Lucero, José Vargas. Los vocales suplentes fueron Enrique Carro, Remigio Boch, Evaristo Santamaría y Vicente Chrestía. El síndico titular fue Felipe Vitórica, el suplente, José Argés. Los estatutos fueron aprobados el 24 de julio de 1934 y luego se acordó personería jurídica. 02 calf.png Material aportado por el Archivo Histórico Municipal. En 1935 se construyó el edificio de la usina: se adjudicó la ejecución de la obra al constructor local José Búffolo. En 1937 se licitó la adquisición de motores, así como los materiales y el tendido de las redes conductoras. Con esa finalidad, se gestionó al Banco de la Nación Argentina de Neuquén un préstamo de cien mil pesos moneda nacional, que fue acordado por el banco con un aval personal firmado por los miembros directores de la cooperativa y socios que espontáneamente se adhirieron para facilitar la operación. Por el espacio no podemos nombrarlos a todos. En la foto vemos antiguo taller de la Cooperativa. familia Mazzoni Don Hilas Mazzoni en CALF con compañeros. Foto: familia Mazzoni. Toda esta síntesis histórica es porque todavía no nos convencemos los neuquinos de tener que pagar una deuda que, creemos, no nos corresponde. La deuda actual de CALF con la empresa Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. data desde 2019, cuando no se llevó a cabo la actualización de las tarifas de acuerdo con los aumentos del costo de la energía. La duda y la pregunta: ¿por qué los usuarios neuquinos debemos hacernos cargo de la deuda? ¿Por qué el poder concedente se atrasó en autorizar mayor tarifa si cambió el monto? Muchas dudas sin respuesta, ya que nuestras facturas acusan el recargo. ¿Hoy no está el cooperativismo a favor de los pobladores? Autoridades de mi ciudad. Los neuquinos rogamos que nos den una solución a un reclamo que tiene intranquila a la población y al que nunca le dieron respuesta. Seguimos esperando. La Cooperativa CALF es de todos, no dejen que intereses de la política la alejen del espíritu que animó su nacimiento.

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