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  • “Pasos de bailes y gambetas”: el momento exige una nueva filosofía para un grave problema de la agricultura

    » La Nacion

    Fecha: 05/07/2024 11:40

    Escuchar Es sabido que las malezas son uno de los grandes desafíos de la producción agrícola actual, resistencias, aumento de costos, impacto ambiental, acumulación de herbicidas en el suelo y reducciones de rendimiento son algunos de los principales puntos que emergen en charlas y planificaciones. Pero vamos a pensar juntos, hagamos filosofía para malezas. Empecemos con una gran pregunta. Tomate unos minutos y pensá: ¿Cuál es la mejor herramienta que tenes hoy para controlar malezas? ¿Ya lo pensaste? Me imagino que algunos pensarán en los herbicidas, el glifosato, el 2,4D para rama negra y crucíferas, el cletodim para raigrás, otro pensará en algún tipo de labranza, u otras herramientas. Bien, ahora pensa qué podrías hacer si no tuvieras más esas herramienta. Sin 2,4D para crucíferas, sin cletodim para raigrás, etc. Ahora recorramos una breve historia para dejar de pensar en el manejo de malezas como algo lineal. Cuando yo empecé a trabajar se estaba instalando la siembra directa en los sistemas en agricultura continua. Veníamos de muchos años de basar el manejo de malezas en el control mecánico, con alguna ayuda de herbicidas. El gramón ya se había adaptado a esta situación y era cada vez más difícil de controlar, otras malezas como la chinchilla, el chamico y la quínoa seguían naciendo en maíz y girasol luego del uso del escardillo, estas plantas más tardías eran las que semillaban y seguían aumentando su población. Por ese entonces llegó la soja RR y el glifosato, que se empezó a usar primero con el método de sogas embebidas que tocaban las malezas más altas, una forma de aplicación selectiva. Luego con el abaratamiento del glifosato y el avance de la siembra directa se empezó a usar en cobertura total y se masificó su uso y el de otros herbicidas. Varios años después de eso empezó a ser evidente el avance de la resistencia en varias malezas, volviéndose grave unos años más tarde. Durante todo ese tiempo basamos el manejo de malezas más que nada en el uso de herbicidas, con pocos modos de acción, elegidos por su bajo costo y por ser muy eficaces en el control de las malezas problema. El momento requiere nuevas estrategias Ahora tenemos que volver a pensar en una visión más sistémica del manejo de malezas, tratando de salir de la linealidad de hacer una acción puntual y repetida para controlarlas. Tenemos que empezar a usar en serio más métodos de control, culturales, mecánico dirigido, otros herbicidas/modos de acción, otras cosas que hasta ahora no elegíamos por ser más caras o por ser menos eficaces. Tenemos que sumar herramientas que no veníamos usando o que lo hacíamos sin estar pensando en su aporte como control de malezas. Empecemos a jugar a armar un rompecabezas dinámico, en el cual de forma planificada vayamos cambiando y combinando las piezas para lograr diferentes formas. Un caso En el sudeste de Buenos Aires, por ejemplo, tenemos que agradecer adonde estamos parados porque por las condiciones agroecológicas tenemos una rotación más diversa, con trigo-cebada-girasol-soja-maíz, y cultivos más específicos como papa, cultivos de servicio y otros con menor superficie. Yuyo colorado INTA Esto nos ayuda a competirle a las malezas con diferentes cultivos, estructuras de cultivos, distancia entre hileras, densidades, variedades más competitivas, diferentes momentos de competencia a lo largo del año y más opciones de modos de acción de herbicidas. Aunque es ideal contar con sistemas mixtos con ganadería, los cuales mediante el pastoreo y la rotación con pasturas perennes ayudan al retraso del avance de las malezas, en agricultura continua también podemos hacer mucho. La siembra y fertilización variable, en los ambientes más restrictivos para lograr un cultivo (además de rinde), algo de biomasa que haga variar la longitud de onda de luz que llega al suelo, y le compita a las malezas en zonas donde muchas veces los cultivos se perdían, y el uso más eficiente de los nutrientes. Y donde el ambiente nos permite poner más densidad sin perder rendimiento y nutrir mejor el cultivo darle la polenta para que le compita mejor a las malezas. A todo esto sumémosle las nuevas herramientas tecnológicas como el destructor de semillas, las aplicaciones selectivas, y todo lo que se venga, todas las herramientas sirven, pero no alcanzan. Hagamos filosofía con tecnología para malezas, la filosofía nos ayuda a no pensar linealmente, y la tecnología entendida como maneras inteligentes de resolver problemas. Pensar distinto, desde otros ángulos, salir de la simplicidad extrema, pensar cosas distintas para que lo que nos funciona nos funcione mejor y por más tiempo. Cambiar de rumbo, de estrategias, pasos de bailes y gambetas para marear a las malezas. El autor es asesor de Agroestudio Viento Sur SRL

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