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  • En Sarandí, parrilla de barrio generosa y atendida por sus dueños especializada en chinchulines dorados y crocantes

    » Clarin

    Fecha: 05/07/2024 09:42

    Document G&M Parrilla tradicional de barrio. Avenida Belgrano 3031, Sarandí. Prov. de Buenos Aires. Teléfono 1131797859 Horario Martes a domingos de 12 a 15 horas. Instagram @parrilla_gym_ Precio del cubierto promedio $ 16.000 (con servicio incluido y agua) La transición evolutiva entre el asado de campo y la parrilla urbana es un fenómeno relativamente reciente que se puede ubicar entre los años 20 y 40 del siglo pasado. Es el contexto donde se generaron cambios trascendentes en la industria de la carne (disminución de las exportaciones y aumento de la oferta del mercado interno causados por la crisis económica mundial de 1929) y en el tejido social (crecimiento de la población urbana). La abundancia de materia prima disponible acompañó el progresivo incremento de la demanda de la comida al paso. Entre las más populares estaban los chorizos, morcillas y chinchulines asados en precarios carritos ambulantes. Paralelamente empezaron a aparecer en los barrios las primeras rudimentarias parrillas urbanas que ofrecían parrilladas de achuras asadas sobre herrajes horizontales ubicados a pocos centímetros del piso. Un concepto nuevo al que se sumaron, al poco tiempo, cortes vacunos de precio accesible. Había empezado una nueva etapa del esquema gastronómico del país. Un nuevo modelo de cocción de las carnes asadas aplicado a restaurantes de cercanía. Un concepto que evolucionó, prosperó y se consolidó rápidamente. La historia de la parrilla G&M En el año 2001, Carlos Gabriel Pesce ingresó, por necesidad, al rubro gastronómico. Tenía que hacer algo para sobrevivir a la crisis económica. Armó un puesto de venta de choripanes. Una actividad que le permitió subsistir. Nada más que eso. El padre lo ayudó a crecer colaborando en la apertura de una pequeña parrilla de barrio. También en este caso los resultados no fueron los esperados. En 2006 un amigo de toda la vida (Oscar), habilidoso parrillero profesional, ofreció desinteresadamente sus conocimientos para que Carlos pudiera mejorar la oferta. Aparecieron carnes y cortes de novillo de calidad superior. Las cocciones y sus puntos mejoraron notablemente. Las porciones, generosas. Las guarniciones, simples y confortables. Mantuvieron sin claudicar el espíritu de la parrillita de barrio. Manteles de plástico, servicio y atención familiar y el infaltable televisor sintonizado en algún canal de noticias. Qué comer en la parrilla G&M Impusieron dos especialidades: chinchulines y bife de chorizo. Chinchulines irresistibles. Dorados y crocantes por fuera. Tiernos como la manteca. Protegidos por una costrita perfecta. Sin el menor rastro de textura gomosa. Se sirven solos o en formato chinchupan. Otra alternativa preliminar, muy tentadora, son los chorizos con queso (provolone o queso azul). Artesanales, suculentos y asados con sabiduría. La rebanada de matambre arrollado mide tres centímetros de altura. El calor de la brasa potencia sabores y terneza de la carne.

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