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  • Automedicación: qué remedios preocupan más y cómo ejercerla de manera responsable

    » Clarin

    Fecha: 05/07/2024 05:34

    “Hace días que vengo con fiebre, me voy a tomar un antibiótico por las dudas”. Esa conducta inadecuada es más frecuente de lo que se cree: según profesionales del Hospital de Clínicas de la UBA, los antibióticos, junto con los antigripales y los antiinflamatorios, encabezan la lista de las drogas más usadas en lo que se conoce como automedicación. De hecho, según indican, es vasto el universo de personas que elige, en vez de consultar a un profesional, automedicarse o autoprescribirse medicaciones con el fin de aliviar dolores o molestias que suponen pasajeros. Además de los mencionados, medicamentos como antiácidos o relajantes musculares suelen ser usados sin orientación médica por quienes toman la iniciativa y determinan, para sí mismos y sin matrícula, diagnóstico y tratamiento. Automedicación y autoprescripción Antes que nada, es importante aclarar un punto: no siempre la automedicación es mala, dañina o está contraindicada. Está claro que si una persona tiene dolor de cabeza ocasionalmente puede tomar un medicamento de venta libre como es un analgésico o antiinflamatorio, sea paracetamol o ibuprofeno. Más en un país con una crisis sanitaria que dificulta y dilata la consulta médica. Ahora bien, si el dolor de cabeza se convierte en algo habitual, hay riesgo de que el uso de ibuprofeno se transforme en un consumo crónico, en cuyo caso lo correcto es realizar una consulta. En este punto, también es idóneo diferenciar automedicación de autoprescripción: “La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la automedicación como la selección y el uso de los medicamentos por parte de las personas, con el propósito de prevenir, aliviar o tratar síntomas o enfermedades leves que ellas mismas puedan identificar”, indica Raúl Mejía, Jefe del Departamento de Medicina Ambulatoria del Hospital de Clínicas. Y añade: “automedicación es la utilización correcta de medicamentos de venta libre, es decir, los que no necesitan receta, con el objetivo de mitigar padecimientos menores que las personas puedan reconocer”. Uno de los riesgos de automedicarse es la interacción medicamentosa. Foto Shutterstock. En definitiva, una automedicación saludable es aquella vinculada a síntomas leves, ocasionales,y de bajo riesgo (como una fiebre leve que no persiste, un dolor muscular) tratados con un medicamento de venta libre, “siempre y cuando no se convierta en un consumo crónico”, advierte Mejía. En un artículo publicado en su sitio web, la Cámara Argentina de Productores de Especialidades Medicinales de Venta Libre (CAPEMVEL) considera que la clave para una "buena automedicación" está en la calidad de la información de la que disponga la persona, dado que, al igual que cualquier otro medicamento, los de venta libre pueden producir efectos no deseados (efectos adversos) en el organismo. "Una persona podrá identificar qué problemas de salud menores puede manejar, a qué medicamento puede recurrir y de qué manera debe utilizarlo para obtener los resultados esperados con el mínimo riesgo, sólo si cuenta con la información adecuada. La calidad de la información, más que la cantidad, es fundamental para que los medicamentos de venta libre puedan ser utilizados correctamente", subrayan. Ahora bien, la autoprescripción se da cuando la persona adquiere por su cuenta un medicamento que no es de venta libre, y por ende requiere receta, “una situación totalmente censurable y que conlleva riesgo sanitario”, añade. Automedicación: los riesgos Uno de los factores más peligrosos de la automedicación, según Mejía, es la falta de conciencia respecto a los efectos que puede tener en el organismo en el mediano y largo plazo. “Si esta práctica se sostiene en el tiempo, puede generar daños en el organismo; por ejemplo, el uso crónico de antiinflamatorios puede provocar daño al estómago o los riñones”, ejemplifica. Pero además, podemos estar “tapando síntomas” de una enfermedad subyacente. “La automedicación puede afectar la atención de problemas más graves como en el caso de los analgésicos o de los antiespasmódicos, ya que existe la posibilidad de que estos ocultan síntomas de enfermedades intestinales más graves, por citar uno de los muchos ejemplos que existen”, advierte el profesional. Uno de los factores más peligrosos de la automedicación es la falta de conciencia respecto a los efectos que puede tener en el organismo en el mediano y largo plazo. Foto Shutterstock. En definitiva, cataloga la automedicación como una práctica que tiene riesgos, sobre todo dado lo usual que resulta en ciertos sectores de la población. “Podemos mencionar los efectos adversos de los medicamentos, las condiciones particulares de una persona que podría tener contraindicada la medicación y las posibles interacciones con otros medicamentos que consuma”, enumera. Viagra, melatonina y antibióticos Mejía explica los riesgos de consumir determinadas drogas sin orientación médica: Viagra: el sildenafil (conocido más popularmente por el nombre comercial Viagra) es otra de las medicaciones que se suele utilizar sin ningún tipo de consulta u orientación médica. Sin embargo, advierten respecto al riesgo de interacción: se trata de una droga que no se debe tomar con ciertas medicaciones como por ejemplo los llamados nitratos, en el caso de pacientes con algunas enfermedades del corazón. Antibióticos: Los antibióticos sí o sí deben expenderse bajo prescripción médica. Se trata de otro caso “muy conflictivo”, ya que con la autoprescripción no solo existe riesgo de estar realizando un tratamiento incorrecto, sino que también hay que tener en cuenta los efectos adversos de los antibióticos: la resistencia a los mismos, “uno de los grandes problemas que enfrenta la medicina moderna”, alertan. Melatonina: Mejía explica que la melatonina sirve para mantener el ritmo circadiano, que regula la interacción entre los horarios del día y el organismo (estar despiertos de día, dormir de noche). No es lo mismo la automedicación que la autoprescipción. Foto Shutterstock. “En la mayoría de los casos, el insomnio se debe a problemas relacionados con la ansiedad o la depresión, el uso excesivo de estímulos como la cafeína y el uso de pantallas, que contribuyen a las alteraciones del sueño”, reflexiona Mejía. Sin embargo, las personas suelen acudir a la melatonina, “una medicación frecuentemente utilizada para dormir de venta libre. En muchos casos se suele tomar combinada con antihistamínicos lo cual no es recomendable ya que genera mucha somnolencia, que se puede trasladar durante todo el día posterior”, advierte el médico. Psicofármacos: un problema dentro del problema El caso de los psicofármacos merece un apartado. Y es que se trata de drogas que las personas suelen usar para automedicarse, y poco a poco se puede ir generando una relación adictiva, como advirtió en una entrevista a Clarín el director médico de INECO y vicepresidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), Marcelo Cetkovich. “El problema de estos medicamentos, los ansiolíticos, es que son muy adictivos. Y una vez que uno empezó a tomarlos, es bastante fácil cronificar el uso y seguir tomándolos en forma permanente. Lo cual es más grave aún, y esto la gente no lo sabe”, alertaba en aquella ocasión. Si el dolor de cabeza persiste varios días, se debe realizar una consulta médica. Foto Shutterstock. En esta dirección, Cynthia Dunovits, médica del Departamento de Salud Mental del Clínicas, analiza las causas de este fenómeno. “En el caso de los psicofármacos la búsqueda de alivios inmediatos, la dificultad de profundizar en el entendimiento del malestar, la creciente complejidad en el acceso al sistema de salud y la facilidad en la obtención de medicación sin receta, son los principales motivos por los que la gente elige automedicarse. Los tranquilizantes como el clonazepam y alprazolam se encuentran dentro de los fármacos con mayor frecuencia de uso sin prescripción”, señala. Y, en la misma línea que Cetkovich, subraya la importancia de no subestimar los riesgos de un consumo sin prescripción ni supervisión. “La automedicación con psicofármacos implica riesgos de habituación, es decir que se necesite cada vez más dosis para lograr el mismo efecto y suele generar dependencia por lo que su suspensión genera síntomas de abstinencia. La accesibilidad a estos fármacos y la popularidad de la que gozan se acompañan de una subestimación de los efectos de su consumo indebido llegando en muchas ocasiones a no considerarlo un psicofármaco. Lo cierto es que sí lo son y su potencial adictivo y nocivo es considerable” comenta Dunovits. La melatonina se suele tomar combinada con antihistamínicos, lo que genera mucha somnolencia, que se puede trasladar durante todo el día posterior. Foto Shutterstock. Tengamos en cuenta que según la última Encuesta Nacional sobre Consumos y Prácticas de Cuidado (ENCoPRaC) realizada por el Sedronar, la prevalencia del uso de tranquilizantes se incrementa con la edad: entre la población de 66 a 75 años supera el 31%, y un 14,5% puede hacerlo sin receta. “Debemos fomentar el uso responsable de los medicamentos, informando adecuadamente sobre los peligros de la automedicación y eliminando por completo la idea de consumir drogas que no son estrictamente necesarias. Esta es una actividad que debe hacerse siempre en el marco de una consulta con un especialista médico. Todos debemos tomar conciencia de que cada persona es la principal responsable de su propia salud” concluye Raúl Mejía, para cerrar. Consejos para ejercer una automedicación responsable CAPEMVEL recomienda "usar medicamentos de venta libre sólo si realmente los necesita". Estas son algunas de las pautas más importantes: Se debe tener en cuenta que los riesgos de efectos indeseables son mayores en los ancianos que en los jóvenes porque, por un lado, tienen más patologías y reciben medicamentos de venta restringida, y además porque con la edad, los cambios en las funciones corporales aumentan el riesgo de efectos indeseables y de interacciones entre medicamentos. El hígado y el riñón, por ejemplo, no funcionan en forma tan eficiente, por lo que los fármacos tardan más en eliminarse del organismo. Determine qué es lo que usted puede tener. Entender el problema lo guiará a seleccionar un tratamiento apropiado. Muchas veces el problema es evidente (como un dolor de cabeza o fiebre); pero, cuando no lo sea o tenga la más mínima duda, evite la automedicación y consulte con el médico. Pregúntese si el problema que puede ser resuelto sin medicamentos. Por ejemplo, en ocasiones un dolor de cabeza luego de una jornada laboral intensa, puede ser resuelto con el simple acto de hacer reposo en una habitación en penumbras. Considere qué otros factores pueden influir en el tratamiento que usted ha elegido. El embarazo, la edad y problemas crónicos como diabetes, hipertensión, asma, glaucoma, hipotiroidismo, hipertiroidismo y otros obligan a una cuidadosa selección de o de los medicamentos a tomar, sea porque los factores propios del paciente pueden alterar los resultados del tratamiento elegido, sea porque el tratamiento elegido puede agravar una patología preexistente. En todos los casos, la consulta realizada a tiempo al médico evitará males mayores. También debe considerarse si es alérgico. Elija el medicamento más conveniente. Elija sólo lo que realmente necesita. Evite las asociaciones de dos o más principios activos. En la mayoría de los casos, no están justificados. Lea la etiqueta y/o prospecto acompañante. Identifique claramente para qué es ese medicamento, quiénes no deben tomarlo, cuándo hay que tomarlo, cuál es la dosis, cuánto tiempo se puede tomar, cuál es su fecha de vencimiento. Si le quedan dudas debe preguntar al médico. : Use medicamentos de venta libre sólo para problemas menores y por un corto tiempo. Si observa que no mejora o que empeora, consulte inmediatamente a su médico. Asesórese convenientemente con su médico antes de tomar medicamentos de venta libre si está tomando medicamentos en forma crónica para problemas reumatológicos, diabetes, glaucoma, enfermedades cardiovasculares (como hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, arritmias), enfermedades renales, psiquiátricas, problemas tiroideos, entre otras. Siempre consulte a su médico antes de automedicarse si está embarazada, amamantando o padece alguna enfermedad crónica, aunque no esté en tratamiento medicamentoso por ella. Recuerde que muchos medicamentos tienen más de un principio activo y que pueden contener alcohol, sal, azúcar u otros excipientes que pueden ser perjudiciales para su salud. Lea siempre muy cuidadosamente la fórmula que figura en el prospecto. Si piensa que usted o alguien está tomando una sobredosis de un medicamento, llame a su médico urgentemente. ***

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