Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Bretton Woods, 80 años después

    » La Prensa

    Fecha: 05/07/2024 03:34

    Por Conor O'Kane * En julio de 1944, cuando la guerra aún azotaba Europa y el Pacífico, 730 delegados de 44 países se reunieron en el Mount Washington, un gran hotel construido a principios del siglo XX en New Hampshire. Estaban en las afueras de un pequeño pueblo llamado Carroll, rodeado por un parque nacional no lejos de la frontera canadiense. Pero el nombre que se haría famoso sería el de la zona en la que se alojaban: Bretton Woods. La conferencia, que había sido organizada por Estados Unidos, tenía como objetivo acordar nuevas reglas para el sistema monetario internacional de posguerra. Se la describió como la reunión internacional más importante desde la conferencia de paz de París de 1919, y su propósito era “mirar más allá de la carnicería de la guerra para establecer un nuevo orden mundial basado en el comercio y la cooperación”. Para indignación de los británicos, fue el momento decisivo en que los anfitriones los reemplazaron definitivamente como potencia dominante del mundo. Unos 80 años después, el sistema internacional parece muy distinto de lo que se acordó durante ese proceso de tres semanas, y gran parte de él ha fracasado o ha mutado en el camino. De todos modos, el dominio estadounidense ha continuado y los principios básicos que sustentaron el acuerdo siguen en gran medida vigentes. Sin embargo, como veremos, ahora están amenazados como nunca antes. HOMBRES EN PUGNA Los dos protagonistas clave de Bretton Woods fueron el economista británico y principal negociador, John Maynard Keynes, y el economista internacional jefe del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Harry Dexter White. Keynes era un veterano de la conferencia de París, que había culminado en el tratado de Versalles . Había dimitido desilusionado por las negociaciones y publicó unas memorias vívidas y devastadoras, Las consecuencias económicas de la paz, en 1919, para explicar por qué “los términos económicos del tratado eran profundamente equivocados y peligrosos”. Se podría decir que las onerosas condiciones que el tratado impuso a Alemania facilitaron el ascenso de los nazis, cuyo poder aumentó después de que el desplome de Wall Street en 1929 diera paso a la Gran Depresión , que se agravó con el colapso del comercio mundial. Esto fue el resultado de que muchos países recurrieron al proteccionismo, devaluaron sus monedas e introdujeron controles de capital para restringir la cantidad de dinero que podía fluir a través de sus fronteras. Tanto White como Keynes querían evitar que se repitieran los errores de Versalles y creían que un sistema de tipos de cambio estables y libre comercio era esencial para promover la prosperidad y la paz. Sin embargo, había algunas diferencias marcadas entre los dos hombres sobre cómo debería implementarse el nuevo sistema. En esencia, esto se redujo a una batalla geopolítica, en la que los británicos, devastados por la guerra, intentaban salvar su importancia global mientras los estadounidenses estaban decididos a marginarlos. Keynes propuso, entre otras cosas, que el sistema monetario internacional se sustentara en una moneda de reserva mundial denominada bancor y un Banco Central global denominado Unión Internacional de Compensación. Desafortunadamente para él, los estadounidenses tenían las mejores cartas en la mano. Se habían convertido en el principal exportador mundial, incluso suministrando la mayor parte del equipo militar para la guerra y prestando grandes cantidades de efectivo para que las naciones beligerantes pudieran permitirse luchar. Gran parte de esto se pagó en oro, y en 1944 Estados Unidos poseía la mayor parte de las reservas mundiales . Como resultado, prevaleció la visión de White de un sistema más centrado en Estados Unidos (y Keynes moriría de problemas cardíacos menos de dos años después). Se crearon dos nuevas instituciones dominadas por Estados Unidos: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF. DIARQUIA El FMI se encargó de gestionar un sistema internacional de tipos de cambio fijos, vinculados al dólar estadounidense. El dólar estaba respaldado en oro (35 dólares estadounidenses o 28 libras esterlinas por onza), lo que sustituyó al sistema anterior, en el que las monedas de muchos países estaban vinculadas directamente al oro y podían convertirse en el metal precioso. El BIRF, que hoy forma parte del Banco Mundial, se creó para brindar asistencia financiera a la reconstrucción de Europa y Japón después de la guerra, garantizando que Estados Unidos tuviera aliados prósperos que pudieran comprarle mercaderías. Para facilitar el libre comercio, el sistema se mejoró en 1947 con el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), que luego se convirtió en la Organización Mundial del Comercio (OMC). El sistema sólo duró hasta 1970, ya que el gasto militar estadounidense durante la guerra de Vietnam impidió que el dólar estadounidense mantuviera su paridad con el oro. Si bien Bretton Woods había restringido la cantidad de circulante, ahora los bancos centrales podían expandir su oferta monetaria para tratar de estimular sus economías. Esto permitió la enorme creación de dinero utilizada para apuntalar la economía mundial después de las crisis económicas de 2008 y 2020, lo que podría decirse que ha sido una de las principales causas de la inflación global. Mientras tanto, el FMI y el Banco Mundial se han dedicado a prestar dinero a los países en crisis. Ambos son duramente criticados por obligar a los gobiernos a recortar el gasto público y vender activos a empresas extranjeras. En cuanto a la OMC, puede que haya hecho mucho por reducir los aranceles y otras barreras comerciales, pero prácticamente ha dejado de funcionar en los últimos años. Luego está el dólar estadounidense. La decisión del gobierno de Estados Unidos de convertir en arma el sistema financiero internacional tras la guerra en Ucrania, cortando el acceso de Rusia a sus activos denominados en dólares, ha hecho que otros países teman sufrir la misma suerte. China y otros países han estado reduciendo su exposición al dólar mediante acuerdos comerciales cotizados en otras monedas, como el yuan. UN GRAN EXITO Sin embargo, nada de esto quiere decir que el sistema de Bretton Woods haya fracasado verdaderamente. Entre 1950 y 2017, el volumen del comercio mundial se multiplicó por 39. La proporción de la población mundial que vive con menos de dos dólares al día, después de ajustar la inflación, disminuyó del 75% en 1950 a apenas el 10% en 2015, aunque desde entonces apenas ha disminuido. Europa le hizo el honor a Estados Unidos de intentar replicar el sistema de Bretton Woods cuando creó la eurozona, mientras que el secretario general de la ONU, António Guterres, sintió suficiente buena voluntad hacia el acuerdo de 1944 como para pedir un “nuevo momento de Bretton Woods” en 2023 para asegurar que los países en desarrollo tengan una mayor voz en las instituciones financieras globales. De la misma manera, algunos de los otros problemas del sistema actual pueden ser exagerados. Podría decirse que la disciplina exigida por el FMI y el Banco Mundial es, en última instancia, bien intencionada. De manera similar, la desdolarización ha tenido un efecto limitado : el lugar del dólar en la cúspide del sistema financiero internacional no corre graves problemas . Pero han surgido nuevos desafíos. China es ahora una amenaza real para el dominio económico de Estados Unidos. La Ley de Reducción de la Inflación de 2022, con sus subsidios, representa un importante alejamiento de la doctrina de libre comercio que sustenta el sistema internacional desde los años 1940, como lo son también los aranceles impuestos recientemente por Washington y posiblemente por Bruselas a los vehículos eléctricos chinos. Los éxitos soberanistas en las recientes elecciones parlamentarias europeas y la posible reelección de Donald Trump son otras amenazas para el sistema internacional, sin mencionar las peores tensiones Este-Oeste en décadas. En este contexto, Bretton Woods parece cada vez más un hito en la cooperación internacional. Se le puede atribuir gran parte del mérito por haber permitido que una Europa de 1944 devastada por la brutalidad inimaginable de dos guerras mundiales y una depresión global viviera en relativa paz durante 80 años. Es difícil decir si podrá sobrevivir, pero sería bueno que reflexionáramos sobre sus logros en estos tiempos difíciles. * Profesor titular de Economía, Universidad de Bournemouth.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por