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  • Caso Flehr: un juicio con muchas tensiones en pugna

    » La voz

    Fecha: 05/07/2024 03:22

    Antes de comenzar, ya mostraba ser un juicio con actores y posturas encontradas. Por empezar, un imputado que cambiaba de defensor y proponía a quien no se podía, para luego rechazar a quien se le designaba de oficio. Una vez que empezó, arrancó con todo, con enfrentamientos entre el querellante y uno de los defensores. A la par, la hija de la víctima, también acusada, eligió salir al ruedo con pronunciamientos encendidos. Le ha tocado a la Cámara 8ª del Crimen de la ciudad de Córdoba hacerse cargo, una vez más, de ventilar un juicio por jurados de trámite particularmente complicado. Primero, fue el del crimen de Valentino Blas Correas, con una gran cantidad de acusados policías, varios querellantes, sala de prensa atestada y un hecho que llevó varios meses de audiencias. Este año, el mismo tribunal debió ocuparse nada menos que del criminal más peligroso de Córdoba y uno de los dos más temibles del país, Roberto José Carmona, quien asistió al juicio dentro de un cubículo blindado y protagonizó un par de jornadas de exhibicionismo de crueldad. No fue sencillo, más allá de allanarse buena parte del trámite, llegar a la deliberación que concluyó en la esperada sentencia. Ahora, los vocales Juan Manuel Ugarte (presidente), Marcelo Jaime y Eugenio Pérez Moreno están manejando, en el asesinato del arquitecto Reynaldo Flehr, los enrevesados hilos que tensan los acusadores (público y privado) y los cinco acusados y sus defensores. Pero a esto se añade el plus de otros factores que no contribuyen a que el trámite sea sencillo. Si el vocal Jaime manejó de modo impecable las tensiones de los casos “Blas” y “Carmona”, Ugarte está haciendo de prestidigitador para acomodar tensiones suscitadas desde la concepción misma del debate. Tribunal. Los vocales Marcelo Jaime, Juan Manuel Ugarte y Eugenio Pérez Moreno. (Nicolás Bravo / La Voz) A pesar de que el Tribunal Superior de Justicia, con abundante jurisprudencia, y la Cámara 8ª del Crimen, con un pronunciamiento ad hoc, resolvieron que a Leandro Moscarello no puede defenderlo el abogado convicto Jorge “Mesías” Agüero, el imputado sigue “rebelde” y no acepta otro defensor que el que tiene prohibido. Ante la negativa de designar otro, el rito sostiene que hay que designarle un defensor oficial. Esto recayó en Alfonsina Muñiz, quien está defendiendo no sólo a quien no quiere que lo defienda, sino también al mismo imputado que la repudia, no la escucha y, además, la denunció penalmente. Después, en el juicio se ha planteado una suerte de entredicho entre el querellante particular por la mamá de la víctima –el abogado Marcelo Touriño–, que se enfrenta verbalmente con el experimentado Carlos Hairabedian. Son dos personalidades fuertes que no ceden fácilmente y que obligan al presidente Ugarte a intercalar, con criterio, “paños fríos”, advertencias y llamados de atención. Acusado y defensor. A Samuel Moscarello (hermano menor de Leandro), lo defiende otro asesor letrado, Jaime Felsztyna. (Nicolás Bravo / La Voz) Por lo demás, “sólo” queda el trámite de un juicio “denso”, por tratarse de un crimen de tinte mafioso, una ejecución cruel a una víctima maniatada. No hay que olvidarse de que, además, se introdujo una mirada de género a partir de la declaración de Irina Flehr, acusada de matar a su padre. Todo esto se representa, muchas veces de manera (sobre)actuada, ante el jurado popular que dará su veredicto al final de este juicio.

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