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» Mdzol
Fecha: 05/07/2024 02:47
Según una investigación, consumir dulces cuando estamos tristes tienen una explicación: los dulces aumentan los niveles de neurotransmisores que actúan como antídotos contra la tristeza y el estrés, como la dopamina, la serotonina y la adrenalina. El estudio demostró que esta mejora del estado de ánimo no es solo una percepción. Para evitar un posible efecto placebo, se administró azúcar a través de una sonda gástrica a voluntarios que previamente habían sido inducidos a un estado de tristeza mediante música clásica y rostros melancólicos. A pesar del método, los participantes reportaron una mejora en su ánimo tras recibir la dosis de azúcar. El cortisol, la hormona del estrés, aumenta el deseo de consumir azúcar. Foto: Shutterstock Además del azúcar, hay otros factores que explican el deseo de comer dulce. Por ejemplo, una baja en los niveles de glucosa en sangre puede deberse a la falta de ingesta alimentaria, provocando que el cerebro envíe señales de necesidad de energía, siendo el azúcar la opción más rápida. También el estrés y la ansiedad juegan un papel importante. En situaciones estresantes, el cuerpo aumenta los niveles de cortisol, lo que puede llevar a una mayor necesidad de consumir dulces. El placer de la comida también influye. Los alimentos con carbohidratos simples, como el azúcar, promueven la liberación de dopamina, la llamada hormona de la felicidad, lo que explica por qué comemos dulces en momentos de ansiedad para mejorar temporalmente nuestro ánimo. Dietas muy estrictas suelen eliminar los carbohidratos, lo que puede aumentar el deseo de azúcar debido a su sabor agradable y satisfacción rápida. Además, el aburrimiento extremo puede influir en nuestra relación con la comida, llevando a consumir alimentos dulces como respuesta a emociones negativas como la depresión, la ansiedad o la soledad. Un trozo de chocolate puede mejorar temporalmente el estado de ánimo. Foto: Shutterstock Para manejar de manera más saludable el deseo de consumir dulces, se recomienda sustituirlos por alimentos ricos en triptófano, como los plátanos, la carne de res, el pavo o los frutos secos. Adoptar hábitos saludables, como una dieta balanceada con suficientes proteínas y fibra, gestionar el estrés, dormir adecuadamente y controlar las porciones, puede ayudar a reducir esta necesidad. A largo plazo, investigaciones sugieren que una dieta alta en azúcar puede afectar el estado de ánimo, la digestión y aumentar la inflamación intestinal. Consumir regularmente alimentos azucarados provoca picos y caídas rápidas en los niveles de azúcar en la sangre, lo que genera ciclos repetitivos de deseo y consumo.
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