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    » La arena

    Fecha: 04/07/2024 08:05

    Antisemita, homofóbico y racista, Bannon se las ha ingeniado para crear a su alrededor una verdadera "internacional" de la extrema derecha, con vínculos que incluyen al Frente Nacional de Francia, los Hermanos Italianos, la Alternativa para Alemania y Vox en España. JOSÉ ALBARRACÍN El lunes pasado no fue un buen día para la democracia en el mundo. En Francia, los fascistas de Marine Le Pen festejaban su rutilante victoria en las elecciones anticipadas convocadas torpemente por el presidente Emmanuel Macron. En Washington, la Corte Suprema daba a conocer un fallo por el cual los presidentes en ejercicio gozarán de una "zona liberada" indefinida para cometer delitos, libres de cualquier persecución judicial. La gravedad de esta medida, que convertiría a los presidentes en monarcas, fue ejemplificada en su voto por la jueza disidente, Sonia Sotomayor: "El presidente ¿ordena a militares de elite que asesinen a un político rival? Inmune. ¿Organiza un golpe militar para aferrarse al poder? Inmune. ¿Cobra una coima para indultar a un delincuente? Inmune, inmune, inmune". Una buena. Sin embargo, no todas fueron malas noticias. También el lunes entró a prisión, para cumplir una condena de cuatro meses -por negarse a declarar ante el Congreso- el líder de la ultraderecha internacional, Steve Bannon. De hecho, no es la primera vez que este sujeto -ex funcionario del presidente Donald Trump y directivo de la corrupta compañía Cambridge Analytica- tiene problemas con la ley. En 2020 fue arrestado, y aún está siendo juzgado, por un monumental fraude contra los partidarios de Trump, de los que captó donaciones por 25 millones de dólares para construir el muro fronterizo con México que los demócratas se negaron a aprobarle al entonces presidente en el Congreso. Antisemita, homofóbico y racista, Bannon se las ha ingeniado para crear a su alrededor una verdadera "internacional" de la extrema derecha, con vínculos que incluyen al Frente Nacional de Francia, los Hermanos Italianos, la Alternativa para Alemania y Vox en España. En tanto, en Latinoamérica sus protegidos incluyen al brasileño Jair Bolsonaro y, desde luego, el actual presidente argentino. El vocero presidencial todavía no se ha pronunciado en solidaridad con el amigo encarcelado en EEUU. Bannon, para quien Trump es apenas "un moderado", se encargó de que sus candidatos alrededor del mundo tuvieran una impronta de estrellas de rock, y se vanagloria de haberlo logrado en el caso de Giorgia Meloni, de Marine Le Pen y del británico Nigel Farage, gran propulsor de ese movimiento xenófobo denominado "Brexit". Esta impronta explicaría cierta liturgia rockera en los actos de campaña que llevaron al poder al actual presidente argentino. Y estaría confirmando, además, la lúgubre profecía contenida en la película "Pink Floyd The Wall", donde un cantante de rock con problemas psiquiátricos termina transmutando en líder fascista. Ideario.Hay que reconocerle, sin embargo, que este personaje no hace nada por ocultar su plan de dominación global. En una reciente entrevista con David Brooks, dice con toda claridad cuál es el problema: que las elites gobernantes han perdido confianza en sí mismas, en sus países, en la nación-estado, y no tienen ni idea de cómo viven sus pueblos. La inmigración que tanto rechaza, sería una manifestación de esa falta de auto-confianza. Aunque conduce un programa por internet llamado "War Room" (algo así como "cuartel de guerra") se niega a que le llamen "periodista": "esto es un comando militar para una revolución populista, los que me escuchan son soldados: el ejército de los que despertaron". De hecho, afirma que Rupert Murdoch y su Fox News es el enemigo, el opio de las masas. Mientras tanto -afirma- el norteamericano de pie "tiene todas las obligaciones, el servicio militar, los impuestos, toda esta picadora de carne que es el capitalismo tecno-feudal tardío". Curioso el empleo de esa definición, "tecnofeudalismo", acuñada en realidad por un economista marxista, Yannis Varoufakis, para designar el predominio económico de las compañías de internet, no basadas en el concepto del lucro, por la venta de bienes y servicios, sino en la renta, por alquilar sus "feudos" digitales. De hecho, el movimiento de la ultraderecha llega a la preeminencia luego de la crisis financiera del 2008, una manifestación de la irresponsabilidad de las elites económicas que normalmente hubiera favorecido a la izquierda. Pero para Bannon, el progresismo está esterilizado como fuerza de cambio por sus batallas culturales, la cuestión del feminismo, del racismo: y no entienden al MAGA como movimiento popular: "ellos escuchan el ruido, pero se pierden la señal". Radical. La concepción de este ideólogo es mucho más radical que la de Trump, quien de asumir seguramente intentaría una salida negociada al conflicto en Ucrania. Para ellos la única salida para esa guerra europea es cortar de inmediato toda ayuda económica, y hacer una investigación rigurosa de qué se hizo con el dinero que ya se envió. Ese es el plan: cortar radicalmente el gasto, y promover deportaciones masivas de inmigrantes. Para luego promover estrictas regulaciones a las grandes compañías, en especial, las tecnológicas: "Nosotros somos violentamente contrarios a la inteligencia artificial", dice, con cierta coherencia, si es que la IA viene a suplantar los puestos de trabajo de los ciudadanos. Aunque no pretende un rol personal en la nueva administración -"no soy un tipo de gabinete", dice- adelanta que sus militantes tomarán puestos claves, y en los primeros 100 días de gobierno harán una "toma hostil" del aparato estatal, para desmantelar sus estructuras más profundas. Él prefiere su rol de general en esta "guerra espiritual" en la que "la divina providencia actúa a través nuestro". Asegura que su militancia está compuesta por "un 60% de mujeres" a las que llama "las mamás de América", mujeres con baja educación que se dieron cuenta, luego de una vida de apatía política, que sus familias no llegaban a fin de mes. Y que sus hijos aprendían en la escuela cosas contrarias a sus valores conservadores. Quienes están preocupados por la posibilidad de una segunda presidencia de Donald Trump, debieran pensar de nuevo: si ésta es la ideología de su movimiento, harían bien estar totalmente alarmados.

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