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  • Las cosas de Milei que complican a Caputo

    » La voz

    Fecha: 04/07/2024 05:03

    Luis Caputo está perdiendo la pulseada con los mercados: cuanto más niega una nueva devaluación, más se ensancha la brecha del dólar oficial con el paralelo. Se resistió a hacer retoques mínimos al ritmo de actualización programado del dólar oficial, para que la inflación baje a un ritmo más acelerado. Lo consiguió. Pero fue al costo de postergar un ajuste que ahora toma revancha y se proyecta como amenaza sobre el índice de inflación. El gobierno de Javier Milei tendrá que imaginar una salida. ¿Es sólo la receta de Caputo lo que está provocando el temblor? ¿El problema se reduce a una inconsistencia técnica de la política cambiaria? No parece ser el único factor que incide sobre las expectativas económicas. También hay dudas que provienen de la política. Puede sonar extraño mencionarlo, porque el gobierno viene de conseguir hace pocos días su primer logro legislativo. Consiguió un paquete de emergencia que la oposición le negó durante seis meses y que incluso intentó sabotear con una manifestación violenta contra el Congreso. Pero los mercados se anticipan: así como repuntaron todos los activos el día del triunfo oficialista en el Senado, empezaron desde entonces a demandar detalles de la segunda etapa política del Gobierno. Con la aprobación de la Ley Bases, hubo una señal favorable para la gobernabilidad posible de una gestión ultraminoritaria en el Congreso. ¿Cuáles fueron las señales políticas que vinieron después? Aquí es donde incide más lo que hace, omite o dice Milei que aquello que diseña y ejecuta Caputo. Las vacilaciones sobre el ingreso de Federico Sturzenegger al gabinete son una muestra. Todavía se ignora en qué rol y con qué contornos ingresaría el nuevo ministro, pero trascendió que tiene preparado un nuevo ensayo de maximalismo legislativo al que se menciona como “ley de hojarasca”: desregulaciones de efecto y alcance por ahora desconocido. ¿A duras penas pudo el gobierno resucitar la Ley Bases -con mutilaciones lógicas y concesiones inevitables- y ya piensa meterse de nuevo en otra escena de bloqueo parlamentario? ¿Hay una necesidad política de recrear la escena de disputa entre el predicador y la casta? Miguel Pichetto, articulador en Diputados de la oposición dialoguista, advirtió, por si las moscas, a la Casa Rosada: no repitan el experimento. Milei todavía no firmó el “pacto de mayo” con los gobernadores. Mientras tanto, el Presidente se lanzó a nuevas cruzadas ideológicas que afectan con nitidez las relaciones diplomáticas con países vecinos. No sólo eludió reunirse con su par de Brasil, sino que anunció su participación en un acto del principal opositor de Lula da Silva. Tras el confuso episodio golpista en Bolivia, decidió suscribir sin reservas las versiones que aluden a un autogolpe buscado por el presidente Luis Arce, en medio de la abierta disputa de este con Evo Morales. Tras la escena de consenso apenas articulado que mostró la aprobación de la Ley Bases, Milei confirmó su decisión de identificar la política exterior argentina con sus filias y fobias personales. También volvió a tratar con hostilidad a periodistas e incluso a organizaciones plurales que los nuclean, como Fopea. Otra vez el estilo de líder populista tensando la trama social en torno de una personalidad dominante. Polarización La principal señal política que envió Milei a los mercados tras la aprobación de la Ley Bases es que sigue pensando en una polarización entre mileístas y antimileístas y no en un reagrupamiento de la escena entre reformistas y antirreformistas. Entre un consenso positivo para el cambio (algo que lo incluye, pero lo excede) versus el consenso negativo y dominante hasta el momento, para la perpetuidad del statu quo de la economía estadocéntrica. Se trata de rasgos políticos que también inciden sobre el clima económico, pero muy probablemente menos que la única señal de consenso real que Milei viene sosteniendo contra viento y marea: el acuerdo con el kirchnerismo para el abordaje conjunto a la Corte Suprema de Justicia. El primer paso de esa maniobra es la designación del juez Ariel Lijo. Tal como se presumía cuando se conoció la postulación de Lijo, es posible que el acuerdo político transversal para promoverlo incluya una ampliación de la cantidad de miembros del máximo tribunal de la Nación. Milei fue consultado por la prensa por el pliego de Lijo. Curiosamente, no registra en ese caso ninguna oposición de la casta parlamentaria que combate, sino una “presión mediática” para impedirlo. Cristina Kirchner habló en simultáneo en una entrevista con un militante de su espacio político. Fustigó a Milei por todo, pero eludió pronunciarse sobre Lijo. Ni ella ni su entrevistador se acordaron de los tiempos en que el único discurso posible sobre la Justicia era la denuncia de lawfare. La expresidenta fue especialmente severa con el régimen de promoción para las inversiones que se aprobó con la Ley Bases, el Rigi. Durante su gestión, funcionaron incentivos parecidos, aunque más bien informales. De ese modo, un cajero de banco en Santa Cruz llegó a ser el principal empresario privado del país. Movilidad social ascendente.

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