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  • Nicolás Carrizo se quebró en su declaración y le pidió perdón a Cristina Fernández de Kirchner por el intento de magnicidio

    » Mdzol

    Fecha: 04/07/2024 04:17

    La historia de Nicolás Carrizo, el jefe de vendedores de la "Banda de los Copitos" que está detenido por el atentado contra Cristina Fernández Kirchner comienza a finales de 2016. Asi lo dijo él hoy frente al Tribunal Oral Federal 6, integrado por los jueces Sabrina Namer, Adrián Grünberg, Ignacio Fornari, que lo juzga por tentativa de homicidio doblemente calificado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas, agravado por el uso de arma de fuego. Carrizo fue parte de un grupo que quiso matar a la expresidenta. Lo intentaron el 1 de septiembre de 2022 en las afueras de su departamento de Recoleta. Fernando Sabag Montiel disparó el arma. No salió la bala. Brenda Uliarte, la ex novia de Sabag, también fue parte del plan y hoy ocupa el tercer lugar del banquillo de los acusados. Con ropa negra, pelo lacio morocho y la cara pálida, Carrizo agradeció esta mañana poder declarar. "Estaba esperando un montón para hablar", dijo. "Pensé que esto iba a resolverse antes y nunca más llegó el día", agregó. Sus ansias tienen que ver con querer contar "lo que pasó realmente", que "no lo que se dice en los medios". Por todo esto, para él es importante explicar su historia, de dónde viene y cómo llegó a ser parte de un plan criminal. "A finales del 2016 yo me encontré sin trabajo. Estaba haciendo una changa en recolección de residuos. Básicamente estaba esperando la empresa que trabaja en Morón que es Urbaser y nunca, en ningún momento, lo hicieron, entonces se acercó un vecino de enfrente que sabía mi situación, era nuevo en el barrio, me preguntó si necesitaba trabajar, le dije que sí y me dijo que vendía algodón de azúcar. Ahí fue la primera vez que inicié con eso", recordó Carrizo. Así comenzó a dedicarse a eso. Ganaba $20 por cada copo que vendía. En 2017 quedó embarazada la mamá de su hijo más chico y le propuso emprender el negocio como propio. Le dijo que sí. En 2018 armó su primer grupo de venta. Luego se separó, se quedó sin trabajo, en 2021 murió su papá y tuvo que hacerse cargo de su hermano, que, según dijo, tiene problemas psiquiátricos. Mientras lo recordaba, Carrizo lloró. Todo esto lo llevó a salir, ver gente e integrar grupos que más tarde lo conectarían con los implicados en la causa. Una noche, en una fiesta, conoció a Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel. Un día después Carrizo se reencontró con ellos. Habían olvidado una campera y volvieron a buscarla a la casa del organizador del encuentro, un hombre de nombre Checho. Carrizo declaró que Uliarte fue al cuarto a buscar la campera y se quedó teniendo sexo con el dueño de casa mientras él y Sabag Montiel charlaban en el comedor. Esa fue la primera vez en la que entablaron una conversación profunda y a solas. Ahí comenzó un vínculo que derivó en que Sabag Montiel le confesara a Carrizo que no tenía trabajo y necesitaba dinero. Comenzaron a trabajar juntos. Las disculpas a Cristina Fernández de Kirchner En un pasaje de su declaración, Carrizo afirmó que “no tiene nada en contra de Cristina” y sostuvo que “nunca tuvo un arma en la mano y que no mataría a una persona”. “Pensé que esto iba a resolverse antes y nunca llegaba el día. Por fin llegó y puedo dar mi versión. No tengo anda en contra de Cristina, yo jamás mataría a una persona. Ni loco me voy a meter en algo así. Es por lógica que son chistes”, señaló. Por otro lado, remarcó que "le quiere pedir perdón” a Cristina Fernández porque “nunca se imaginó” que iba a terminar involucrado en este caso, aunque la causa tenga como principal imputado a Fernando Sabag Montiel. “En ningún momento le di un arma alguien, nunca tuve un arma en mi mano, nunca disparé. Yo no sé nada de eso", confesó. En qué consistía la sociedad entre Carrizo y Sabag Montiel Sabag Montiel se sumó a la empresa de Carrizo luego de haberle dicho que estaba desempleado. El trato consistía en que él compraba sus insumos: azúcar, colorante, palitos, envoltorios, y Carrizo ponía su máquina y su espacio para la producción. Por 50 copos, Carrizo cobraba $600. El negocio llevó a Uliarte y a Sabag Montiel a Crónica TV. Para mostrarse buscaban zonas en las que hubiera móviles. Algunas diferencias por horarios y formas de trabajar empezaron a tensar el vínculo con Carrizo. La noticia del atentado a Cristina Kirchner Un día Carrizo tuvo que mudarse. Esto implicaba que interrumpiría la producción de algodones de azúcar. Lo avisó en el grupo de Whatsapp que compartía con los otros dos imputados. Mientras tanto se instaló en la casa de Lucas, uno de sus amigos. Dijo creer que la fecha de aquel movimiento fue el 29 de agosto. Había trasladado todo lo necesario para producir, pero no tenía garrafas, palitos ni azúcar. Lo más importante, dijo, era la máquina. Carrizo declaró que el 1 de septiembre se levantó tarde, que "venía con el sueño cambiado" y que miró "un resumen de fútbol", que a la noche "estaba boludeando con el celular" cuando se enteró la noticia: habían querido asesinar a la vicepresidenta. "Yo, en ese momento, como que no prestaba atención, porque la realidad es que no me interesó en lo mínimo", recordó. Hasta que le nombraron quién había sido: Fernando Sabag Montiel, Nando. "Fuimos todos corriendo a prender el televisor para ver qué es lo que estaba pasando. Y ahí estaban las repeticiones de él entre la multitud, intentando gatillar cerca de la cabeza de Cristina Kirchner. En ese momento dijimos vamos a chusmear, a ver qué onda y lo primero que se nos vino a la cabeza fue llamar a Brenda", reconstruyó. Uliarte le habría respondido que no lo podía creer, que no veía a su novio desde hacía dos días y que estaba quedándose en la casa de una amiga. Noticia en desarrollo...

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