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  • A un año del crimen de Joaquín Sperani, su mamá clama por justicia y respuestas

    » Diario Puntal

    Fecha: 03/07/2024 13:14

    El 2 de julio de 2023, el cuerpo del joven fue encontrado en una casa abandonada de la localidad, horas después de haber sido reportado como desaparecido. Presentaba 18 golpes en la cabeza, infligidos con un fierro y un pedazo de hormigón. Poco después del hallazgo, su mejor amigo, de 14 años, confesó ser el autor del crimen, alegando que una discusión había desencadenado el violento ataque. La autopsia confirmó la brutalidad del ataque y la comunidad quedó atónita ante el testimonio del menor, que admitió su culpa en tres oportunidades ante el juez Sebastián Moro. Sin embargo, las dudas comenzaron a surgir cuando Mariela y su familia notaron inconsistencias en las declaraciones y en el desarrollo de la investigación. “Quiero saber por qué su mejor amigo lo mató”, repitió la mujer, quien desde el primer día ha buscado entender los motivos detrás de tan atroz crimen. Esta búsqueda incansable se complicó aún más cuando, hace un mes, un nuevo elemento añadió incertidumbre al caso: la presencia de ADN de una tercera persona en el fierro utilizado como arma homicida. El misterio del tercer ADN Según la mamá del joven asesinado, el análisis del fierro reveló tres perfiles de ADN: el de Joaquín, el de su amigo y el de un hombre desconocido. Este descubrimiento planteó la posibilidad de que hubiera otra persona involucrada en el homicidio, una hipótesis que la mujer ha sostenido desde el principio. “El primer ADN es de Joaquín, el segundo del amigo y el tercero de un hombre. Esto nos genera más incertidumbre. Exigimos poner peritos de parte con los ADN. Desde Nación nos dijeron que era nuestro derecho, que era algo que se nos venía negando este año”, explicó Mariela. No obstante, la Justicia sospecha que la escena del crimen pudo haber sido contaminada, una teoría que aún no ha sido confirmada. A raíz de este nuevo hallazgo, la familia Sperani ha exigido la participación de peritos de parte en el análisis de las pruebas de ADN, un derecho que, según la mujer, les fue negado durante el primer año de investigación. La lucha de Mariela no se limita a encontrar al posible tercer implicado. También ha intentado, sin éxito, hablar con los padres del menor que confesó el crimen. “Necesito verlos a los ojos, a lo mejor no vamos a hablar nada, pero sí necesito mirarlos a los ojos. Ahí voy a obtener muchas respuestas”, dijo Mariela con la esperanza de encontrar algún tipo de explicación que alivie su dolor. El acusado pasó los primeros meses tras el crimen internado en el Centro de Admisión y Diagnóstico (CAD), dependiente del Complejo Esperanza de la ciudad de Córdoba. Sin embargo, el 23 de octubre fue liberado y colocado bajo la custodia de sus padres, por decisión del juez Moro, quien también ordenó que el joven no pudiera mudarse sin autorización judicial y que recibiera tratamiento psicoterapéutico tanto individual como familiar. Actualmente, reside en otra localidad de Córdoba, lejos de Laboulaye. Los hechos La última vez que Joaquín fue visto con vida fue el 29 de junio de 2023, cuando se dirigía a la escuela. Dejó su bicicleta en el establecimiento, saludó a la maestra y se retiró a los pocos minutos. Su amigo también estuvo en la escuela ese día y dejó su mochila antes de salir juntos. “El asesino le dijo que salieran para dar una vuelta de manzana y ahí pasó todo”, relató Mariela. “El primer ADN es de Joaquín, el segundo del amigo y el tercero de un hombre”. Al caer la noche y sin noticias de su hijo, la mujer realizó la denuncia de su desaparición. El 1° de julio, familiares y amigos del adolescente organizaron una marcha por las calles de la ciudad, sin imaginar el trágico desenlace que se confirmaría al día siguiente, cuando el cuerpo de Joaquín fue encontrado en la casa abandonada.

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