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  • Animales prehistóricos: una mirada distinta

    » El dia La Plata

    Fecha: 03/07/2024 10:23

    Se puede saber cómo un tiranosaurio rex digirió su comida examinando su excremento. Fragmentos de hueso en un pedazo de caca fosilizada en un nuevo museo en el norte de Arizona, acertadamente llamado Poozeum (que en inglés sería algo como Museopopó), se encuentran entre las pruebas más pequeñas que indican que el T. Rex no era un gran masticador, sino que se tragaba trozos enteros de presa. La muestra es una de las más de 7.000 que se exhiben en el museo que abrió sus puertas en mayo en Williams, una ciudad conocida por sus espectáculos del Salvaje Oeste a lo largo de la Ruta 66, atracciones de vida silvestre y un ferrocarril al Parque Nacional del Gran Cañón. Un letrero del Poozeum presenta una caricatura de T. Rex de color verde brillante sentado en un inodoro para llamar la atención entre las luces de neón y la música suave de la década de 1950 que emana de otros negocios. En el interior, vitrinas llenas de coprolitos -heces fosilizadas de animales que vivieron hace millones de años- se alinean en las paredes. Van desde minúsculos excrementos de termitas hasta un espécimen enorme que pesa 9 kilogramos. La historia del museo El presidente y curador de Poozeum, George Frandsen, compró su primer trozo de heces fosilizadas en una tienda en Moab, Utah, cuando tenía 18 años, dijo. Ya amaba los dinosaurios y los fósiles, pero nunca había oído hablar de la caca fosilizada. A partir de ahí, su fascinación creció. “Fue gracioso. Fue asqueroso”, dijo. “Pero aprendí muy rápido que podría decirnos mucho sobre nuestro pasado prehistórico y lo importantes que son para el registro fósil”. Los coprolitos no son muy comunes, pero pueden constituir la mayoría de los fósiles encontrados en algunos sitios, y la gente ha aprendido más y más sobre ellos en las últimas décadas, dijo Anthony Fiorillo, director ejecutivo del Museo de Historia Natural y Ciencia de Nuevo México. Puede ser difícil identificarlos y, en algunos casos, los especímenes que parecían ser coprolitos -con sus extremos pellizcados y estrías- fueron examinados más a fondo y finalmente reclasificados como otra cosa. Un punto culminante de la colección de Frandsen es un espécimen que ostenta un récord mundial Guinness por ser el coprolito más grande dejado por un animal carnívoro. Con más de 61 centímetros de largo y más de 15 centímetros de ancho, Frandsen dijo que se cree que es de un tiranosaurio rex, dado el lugar donde se encontró en un rancho privado en Dakota del Sur en 2019. Frandsen también tiene el récord de la mayor colección certificada de coprolito con 1.277 piezas, obtenida en 2015.

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