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  • Advierten por un fenómeno impredecible que ocurre en los aviones cada vez con mayor frecuencia

    » Clarin

    Fecha: 03/07/2024 07:51

    Todos le tienen miedo a las turbulencias. Cuando el avión comienza a moverse en pleno vuelo, las voces se apagan abruptamente y las manos agarran con fuerza el asiento. Las turbulencias expulsan a los temerosos a volar. Y son motivo de preocupación para los inexpertos. Sin embargo, hay una cosa clara: no hay registros de una turbulencia que haya tumbado un avión. Por otro lado, en los últimos tiempos, se reportaron más vuelos con turbulencias severas que ocasionaron heridos o hasta muertos. La pregunta entonces es ¿qué vinculo hay entre estos fenómenos y el cambio climático? Clarín consultó a pilotos y climatólogo para responder esta duda. Rogelio Cirigliano, ex aviador con décadas de carrera, contesta que hay algunas zonas que "pudieron haber sufrido aumento en la frecuencias turbulencias por el cambio climático". Por otro lado, aclaró que "hay muchos más aviones que antes y eso aumenta el promedio de turbulencias registrados". Los movimientos turbulentos del aire son absolutamente habituales. No existe el aire en calma. En ocasiones es tan leve que no la podemos percibir: cuando vas en la ruta en un día cálido y ves que la imagen cercana al camino parece vibrar, es un indicio de un movimiento turbulento en la parte inferior de la atmósfera, casi imperceptible. Hay dos tipos principales de turbulencia: mecánica y convectiva, y dentro de estas podemos encontrar algunos subgrupos. La turbulencia mecánica es la producida por objetos o el terreno sobre el flujo laminar del aire. Ejemplos son la turbulencia al aterrizar en Aeroparque (por las modificaciones en dirección y velocidad que le imprimen los edificios, obstáculos, árboles de la ciudad); la que puede experimentarse al sobrevolar la cordillera de los Andes (o cualquier obstáculo orográfico). La otra es la térmica, provocada por el calentamiento diferencial del aire, como el aire sobre la arena se calienta más que el aire sobre el mar. Esto produce una corriente de aire ascendente más veloz sobre la playa que sobre el agua, y genera turbulencia. Es la causa por la cual los planeadores pueden volar, buscando las corrientes de aire ascendente, para llegar más lejos. La más molesta es la turbulencia en aire claro. Esta no se puede detectar por radar ni satélite. Sólo se conoce su posición porque una aeronave ya pasó por la zona y experimentó el sacudón (y avisó a los servicios de Gestión del Espacio Aéreo), o porque fue pronosticada por un meteorólogo, aunque es uno de los eventos más difíciles de pronosticar. Pánico y heridos en un vuelo que iba de Madrid a Montevideo por una fuerte turbulencia: "Volamos contra el techo" Acá esta el punto de la cuestión. En este tipo de turbulencia es donde podría incidir una trasformación del medio ambiente. El meteorólogo Mauricio Saldívar asegura que "en este contexto de Cambio Climático Antropogénico (CCA), las turbulencias están aumentando en frecuencia e intensidad". Una investigación de 2023 de la Universidad de Reading (UK) analizó los eventos de Turbulencia en Aire Claro (CAT) sobre el Atlántico Norte (la zona con las rutas de vuelo más transitadas del mundo) en 40 años. Hallaron que las CAT de tipo severo aumentaron un 55 % (17.7 horas en 1979 a 27.4 horas en 2020). Las de tipo moderado aumentaron un 37 % (70.0 a 96.1 horas) y las leves aumentaron un 17 % (de 466.5 a 546.8 horas). Los investigadores indican que el estudio es la mejor evidencia hasta el momento de que las CAT aumentaron en forma consistente con los efectos esperados del cambio climático. Pablo, otro piloto con más de 40 años de experiencia, asegura que los "fenómenos climáticos son más violentos que hace algunos años atrás". Antes, a 15 mil metros de altura era difícil encontrar nubes. "Ahora, a veces, tenemos que esquivarlas". Las tormentas serían ahora aún más altas que antes. "Por suerte, hoy tenemos información precisa por los satélites que nos dan la ubicación de las tormentas", tranquiliza Pablo. Otro dato importante a tomar en cuenta es que al marcarse más la diferencia de temperatura entre el hemisferio Norte y Sur se intensifican más estas chorros de aire claro, que son difíciles de predecir. "Cuando pasás al hemisferio Norte, normalmente esperás que al norte del Ecuador haya tormentas. Son corrientes intertropicales. La intensidad depende de la humedad, la temperatura y otras cosas". Dice que el Atlántico es un poco más turbulento porque cálido en el Ecuador que el Pacífico, que suele ser más frío. Un avión de Air Europa que hacía la ruta Madrid-Montevideo aterrizó de emergencia la madrugada del lunes en la ciudad brasileña de Natal tras “fuertes turbulencias” que dejaron varios “heridos”. Varios pasajeros relataron los aterradores momentos de la turbulencia. Los pasajeros indicaron que algunas personas, muchas de ellas sin cinturón colocado, impactaron contra el techo del avión, que se desprendió en varios sectores, e incluso otros pasajeros terminaron atascados en los maleteros, y varias personas debieron asistirlos para salir. Las turbulencias son aterradoras. Aún así, los aviones no se caen por ese motivo. Por este motivo, Pablo sugiere que "cada vez que vueles, andá atado por más que no lo indiquen". Y explicó que ante una turbulencia los pilotos hacen un cambio de niveles. "Cuando pasa esto, vos tenés una idea de si te conviene subir o bajar. En líneas generales, volar más alto significa que el aire es más estable. Pero no siempre es así. Por suerte hoy contamos con información precisa de turbulencia en toda la ruta, y es bastante certera". Según Saldívar, otras consecuencias del cambio climático son que el aire más cálido afecta al despegue, necesitándose pistas más largas o menos carga en las aeronaves. También el aumento de las tormentas (y de los rayos) puede interrumpir las operaciones o extender los tiempos de vuelo, al igual que los cambios en los patrones de viento; y el aumento del nivel del mar amenaza a los aeropuertos costeros (o construidos sobre el mar). Y todo esto significa mayores costos para las aerolíneas, y en consecuencia para los pasajeros. A pesar del miedo que pueden generar, hay que tener en cuenta que las aeronaves están preparadas para resistir estructuralmente los movimientos turbulentos de la atmósfera. "El problema es que muchas veces los pasajeros e inclusive la tripulación en cabina, no lleva puesto permanentemente el cinturón de seguridad. Y lógicamente el susto ante la incertidumbre de lo que puede pasar (para un pasajero común), aunque le hayan avisado antes de que se iba a atravesar una zona turbulenta", concluye el meteorólogo.

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