Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • “Cuando no tienen wifi se desesperan”

    » La arena

    Fecha: 03/07/2024 07:46

    La dependencia de las pantallas, el grooming, las apuestas online, el bullying y el abuso en la utilización de los celulares fueron algunos de los temas abordados en la jornada que se realizó en la Escuela 262 del barrio Santa María de la Pampa, en Santa Rosa. “Como mamá tenés miedo de que le pase lo mismo”. La charla ya se consumía en sus últimos minutos luego de dos horas de intercambio y la voz surgió tímida pero segura. “Yo sufrí bullying desde la adolescencia -y durante bastante tiempo-, por eso no quiero que mi hija, ni ningún chico en realidad, sufra de esa manera”. María estaba sentada entre el público y se presentó como entrenadora de fútbol femenino mientras sostenía a un bebé en brazos. La escucha en silencio de su breve pero contundente testimonio fue un aporte en primera persona a una realidad de la que es muy difícil escapar, una era de shock cultural en la que la humanidad está envuelta en una trampa de algoritmos cuya premisa primordial es definir cómo deben ser, pensar y actuar las personas. “Parece que uno no tuviera vida si no la muestra en las redes sociales”. “Suele pasar que las familias preguntan ‘¿cómo que la escuela no tiene Instagram?’”. “Para los adultos es como una carrera en la que siempre quedamos atrás, la tecnología va demasiado rápido y los chicos se adaptan fácilmente pero para los grandes es complicado”. “El problema de las apuestas online o del abuso del celular es que los chicos no dimensionan los peligros”.Las definiciones, dudas, preguntas, reflexiones se fueron desgranando durante dos horas en el Salón de Usos Múltiples de la Escuela 262 del barrio Santa María de la Pampa de Santa Rosa, en donde se realizó “¡Ya voy”!, un taller para docentes y familias que acompañan a infancias y adolescencias y que en este caso abordó el uso y consumo de pantallas, juegos en línea, redes sociales, bullying y ciberbullying.“Estas temáticas tienen un punto en común porque preocupan tanto a la escuela como a las familias. El taller está dentro de una línea de trabajo del Área de Políticas del Cuidado, en el marco del plan ‘Escuela Cuidada’ y que, en el caso de esta jornada, contó con la participación de Dafas por el tema de la ludopatía y las apuestas en los juegos online clandestinos, que es muy preocupante”, explicó a LA ARENA Rocío Mora Souto, coordinadora Pedagógica de Políticas Educativas, dependiente del Ministerio de Educación de La Pampa.Durante la charla se dejó en claro que no se trata de “demonizar” el celular sino que, por el contrario, se lo incorpora al aula y se hace una utilización que se intenta que sea beneficiosa para toda la comunidad educativa. Pero también es cierto que el comportamiento de los chicos y chicas en redes sociales y en el mundo digital, y la distancia generacional de madres y padres en relación al uso de la tecnología, conforman un cóctel explosivo que es imperioso abordar.“Hoy pareciera que uno no tiene vida si no lo sube a las redes sociales. Y esto es especialmente riesgoso para niños y adolescentes porque detrás hay todo un componente que se relaciona con la cantidad de seguidores, los ‘Me Gusta’, la aprobación de la mirada ajena y cómo una personalidad que justamente se está formando puede sufrir porque las redes lo que hacen es ponerte en una vidriera en la que en realidad nunca se está conforme, que siempre demanda más. Entonces como adultos, sea en casa o en la escuela, tenemos que estar atentos a esas cosas, preguntar, charlar, dar espacio y tiempo a que nuestros hijos nos cuenten, porque todo ese combo puede derivar en alteraciones del comportamiento como la ansiedad o la depresión”, afirmó Mariana Assel, que junto a otras profesionales como Rosana Aquino y Valentina Staccioti -psicóloga que trabaja en la Dirección de Ayuda Financiera para la Acción Social (Dafas)-, brindaron la charla en la que se exhibieron videos y se abrió de manera constante el diálogo con docentes, auxiliares docentes, directivos, madres y padres.“Si la escuela no tiene Instagram parece que no está haciendo nada, que no tiene actividad, entonces las instituciones también abordan esos lugares porque la demanda es muy notoria y se utiliza esa red o TikTok, Facebook u otras para una comunicación de ida y vuelta. Y hay una realidad y es que como adultos nos cuesta mucho entender la velocidad de la tecnología, cada vez hay más redes, más juegos, más innovaciones y hay como dos tiempos de manera permanente: lo real, lo que sucede y lo virtual, donde se suben fotos, mensajes, se interactúa permanentemente y todo a una velocidad sin pausa”, destacó Aquino.“Está bueno reconocer que esto abarca a todos. Hoy vamos a un recital y nos preocupamos más por filmar con el celular que en disfrutar el momento. O en una comida, en un evento social o incluso en casa. Hay una dependencia muy grande, y desactivar eso, al menos en parte, requiere mucho trabajo y paciencia. Sabemos que es difícil porque si mirás, en el recreo, los chicos están frente a frente y en vez de charlar se mandan un mensaje para comunicarse”, graficó una docente en el taller de intercambio en la escuela 262, en la que hubo unas 80 personas y que abarcó a los niveles inicial, primario y secundario.“En Dafas tenemos un área de juego responsable y sabemos que hay muchos chicos que entran en plataformas ilegales. Si bien esas conductas no serían indicadores de ludopatía (adicción al juego) sí puede ser un indicador de una relación con el juego no del todo sana. Porque eso se puede transformar en depresión, ansiedad, en pedir dinero. Por ejemplo le pueden pedir a un abuelo o abuela y lo usan para jugar en apuestas ilegales y los padres no lo saben. En los chicos funciona el pensamiento mágico, es decir que piensan y se convencen de que van a ganar. El problema de raíz es que no dimensionan, te dicen ‘juego un ratito nada más’, pero no dimensionan el tiempo y los riesgos que pueden correr. No hay datos oficiales respecto a qué edad comienzan a jugar, pero en el caso de la escuela y de la familia se puede registrar un cambio de estado de ánimo, en no querer ir a clases; son cosas en las que hay que estar atentos y darles un lugar de escucha”, señaló Staccioti.Introducir controles parentales en los teléfonos, preguntar a qué juegan (online), con quiénes, qué hacen, son algunas herramientas que se pueden aplicar para abordar desde la adultez cuestiones que distintos especialistas hoy reflejan como una gran preocupación: la ludopatía infantil y el consumo compulsivo de pornografía en chicos de entre 16 y 17 años.“Hoy vas a un lugar y lo primero que quieren saber los chicos es la clave de wifi, y cuando no tienen wifi se desesperan”, apuntó una madre que participó de la charla y que expuso una realidad que cubre a todas las edades, clases sociales y realidades. Como una mancha venenosa que no deja nada sin salpicar.“Es importante que no se naturalicen conductas que no están buenas. El otro día un padre me contaba que había discutido con su hija y que ella le dijo ‘matate’. Bueno…, por supuesto que cada uno tiene formas de relacionarse en la intimidad de un vínculo o de una familia, pero no creo que sea algo para pasar por alto. Hay una alarma ahí, y así sucede con distintas cosas. Si se percibe una dependencia total de un jueguito, de una pantalla, de una red social, hay algo ahí que no está bien y que hay que abordar”, remarcó Staccioti.Subir fotos que después ya no tienen control posible respecto de quien las ve o el manejo que puede hacerse de ellas, entablar charlas con personas adultas desconocidas e incluso utilizar perfiles falsos son conductas o actitudes que pueden tener sus consecuencias.“Hay una despersonalización, puedo decir una irresponsabilidad de lo que se hace en las redes. Se piensa que hay cierto anonimato y no es así, son cuestiones a trabajar en el hogar y en la escuela porque yo me puedo hacer un perfil falso y decir cualquier cosa sobre alguien pero cuidado, porque se puede saber quién es la persona que está detrás. Y como adultos tenemos que saber que si nos sucede una situación tan terrible como descubrir un presunto abusador charlando con nuestros hijos en un chat, no hay que borrar todo el diálogo, que es una reacción entendible, porque eso puede servir como prueba para poder atrapar a esa persona”, describió Aquino.La fusión entre el mercado, el desarrollo tecnológico y las neurociencias generan de manera permanente productos que compiten en el circuito de la atención. El objetivo es “enganchar”, y escapar de esa maraña es un desafío mayúsculo. Escuchar, preguntar, reflexionar y compartir como se hizo en la Escuela 262 en una mañana helada de invierno sirve para aportar herramientas y calidez ante un escenario ante el que, como primera medida, hay que apartar la mirada de la pantalla. Y poner pausa.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por