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  • Mercader de futuros al calor del invierno: por qué el mercado contradice a Milei

    » La voz

    Fecha: 03/07/2024 03:40

    No hubo fumata blanca. En la política tradicional, hubiéramos esperado un ánimo celebratorio, en especial en el núcleo más duro, por el logro de aprobar un paquete legislativo ambicioso, con la Ley Bases y las medidas fiscales. En cambio, nos encontramos con un murmullo volátil, que en la tribu de los mercados siempre es peor. La incertidumbre en los mercados, reflejada en el precio del dólar paralelo, marca la agenda política y económica de esta segunda etapa del gobierno de Javier Milei. ¿Es el costo político de las contradicciones? ¿Es el resultado del hype de una comunicación que sobrevende expectativas? El dólar, en alza. La política ya no es lo que era. Quedó atrás el concepto de liquidez que asociábamos a la modernidad; todo se parece más al vapor. Polarización extrema que sesga hasta las percepciones de los acontecimientos económicos, tribus y cámaras de eco, exponen a los gobiernos a los desafíos autogenerados. No es la realidad lo que te hace chocar, sino la sobreventa de objetivos, de medidas y de resultados tan hermosos como frágiles. El Titanic no choca porque le aparece un témpano de frente, sino por la intensidad de las calderas y las chimeneas. Veamos algunas notas de situación. 1. Polarización y clústeres: la opinión pública en Argentina está profundamente polarizada y tribalizada. Este fenómeno crea clústeres o grupos de opinión altamente segmentados, que complican la gobernabilidad. Para Milei, el reto es mayor porque su base de apoyo se fragmenta: los más liberales, los más conservadores, los más intensos y politizados, los más antipolítica, los más menemistas, los más gorilas. La metáfora del Auriga se pierde en un partido de polo. La aprobación de su paquete legislativo ambicioso, aunque es un logro significativo, no se traduce automáticamente en un respaldo unánime. Al contrario, la falta de celebración en su núcleo duro refleja las divisiones internas entre la pulsión revolucionaria y el negocio de la normalidad. El conflicto contra el Congreso era la luna de miel; el éxito del trámite legislativo es la vuelta a la rutina. 2. El peso de las expectativas: las expectativas juegan un papel crucial en la percepción del Gobierno. En el ámbito económico, la confianza del sector financiero es vital. Si este sector le suelta la mano a Milei, el impacto sería más devastador que una caída en los índices de aprobación. La incertidumbre en el mercado, evidenciada por el aumento del dólar paralelo, es una señal de alarma. La volatilidad del mercado refleja la fragilidad de las expectativas depositadas en las políticas económicas del Gobierno. Las expectativas que flotan en el aura de un gobierno se comparan con burbujas de jabón: fantásticas, pero frágiles. La gestión efectiva es lo que les da sustento. Sin embargo, la falta de gestión o el choque con la realidad puede hacerlas estallar. El gobierno de Milei, al enfrentarse a desafíos económicos y políticos, debe manejar con cuidado las expectativas generadas. 3. Contradicciones: los amagues con los derechos de exportación, la defensa de los regímenes proteccionistas, las marchas y contramarchas en las reformas sindicales y la contradicción en torno del Impuesto a las Ganancias de la cuarta categoría son ejemplos claros de que la necesidad le gana al discurso. La responsabilidad del Gobierno ajusta con el rayo baglinizador. Esta medida, aunque necesaria desde una perspectiva fiscal, genera descontento y confusión entre los propios y los mercados. La percepción de que el Gobierno no tiene una dirección clara o que sus políticas son inconsistentes puede erosionar rápidamente el relato que da sustento. Promesas incumplidas o políticas contradictorias pueden tener un efecto devastador en la confianza pública y en la estabilidad del mercado. ¿Qué sigue ahora? Cuando la ideología te pide volar más alto y la realidad te carga una mochila de plomo, la gestión ajusta con el tiempo. Reperfilar para no defaultear banderas. Con fe, tiramos la pelota para adelante. Las expectativas pueden ser mantenidas en el aire, como las burbujas, pero sólo hasta cierto punto. La sublimación inversa, de convertir el vapor a objetos sólidos, es indispensable para el sustento. El ritmo, al igual que con el crawling peg (devaluación administrada), es fundamental para prevenir las ansiedades. La volatilidad del mercado y el aumento del dólar paralelo son reflejos de la fragilidad. El gobierno de Javier Milei se encuentra en una encrucijada donde las expectativas y la realidad se enfrentan de manera constante. La pura expresión de la voluntad que gritaba “¡cambio!” como una salida electoral a la crisis de la gestión anterior ya no alcanza. Ya salimos de la habitación oscura y empiezan las discusiones: hacia dónde, con quién, cómo, cuándo. Entramos en julio con nieve. Pero no en forma de ventisca, sino de una nevada sutil. Cada sueño, cada ilusión, parido en un discurso político individualizador que encuadra el éxito colectivo en el individualismo de los resultados, cae como copos de nieve. Singulares y delicados. Pero que se desintegran rápidamente bajo el calor de la presión política y económica. La clave para Milei será manejar estas expectativas con cuidado, sosteniéndolas con una gestión efectiva y evitando que la dura realidad las desintegre o las derrita. * Profesor de análisis político en UCC y consultor

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