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  • Riguroso y original enfoque del movimiento piquetero

    Buenos Aires » AmbitoWeb

    Fecha: 02/07/2024 19:37

    Diálogo con el profesor y ensayista Marcos Pérez, que acaba de publicar un trabajo sobre ese grupo social-político que se empezó a consolidar con la crisis de 2001. Y que no es solamente argentino. En el momento en que la justicia investiga algunos grupos piqueteros aparece el libro “¿Qué tienen los piqueteros en la cabeza?” (Siglo XXI) , rigurosa investigación del sociólogo argentino Marcos Pérez , que primero se publicó en los EE UU como “Proletarian lives° (Cambridge Press) . Pérez es profesor en la Universidad de Washington y Lee, Virginia. Dialogamos con él. Marcos Pérez: Eso apela al jactancioso “qué creativos somos los argentinos”, pero en realidad es parte de un amplio proceso con historia, rasgos y características argentinas. Más allá de las diferencias de grupos y zonas, lo que lleva a participar en los grupos piqueteros es reconstruir un mundo que ya no está. En ese sentido hay grupos similares en otras partes del mundo que pasaron por situaciones semejantes. La clase obrera blanca rural de Virginia, por ejemplo, que apoya y vota a Donald Trump, sus luchas se parecen a la de los piqueteros argentinos. Quieren sentirse integrados, lograr ocupaciones como las que antes tenían, volver a las fábricas. Pero se produjeron cambios en las estructuras económicas, y sus habilidades ya no son tan valiosas. Perdieron aquellas instituciones que los integraban a la sociedad. Lo que quieren es reconstruir eso. En cierto sentido, es lo mismo que pretenden los piqueteros argentinos. M.P.: Al aglutinar gente que está atomizada, son un baluarte contra la radicalización extremista, no desde una cuestión ideológica. Forjan un espacio de contención que les permite a los participantes de diversos modos reconstruir la vida perdida. P.: ¿Por eso tantas mujeres y hombres se vuelven piqueteros? M.P.: El trabajo es más que una fuente de ingresos, organiza la vida, el tiempo, los espacios, ofrece una identidad: “puedo decir qué soy, qué hago”. Si se pierde el trabajo se pierde mucho más que los ingresos, desaparece un modo de estructurar la vida, desorganiza la relación de los individual con lo colectivo. Un activista me dijo “de pronto, me volví un croto”. Si bien nunca dejó de ser pobre, cuando trabajaba en la fábrica “tenía un estándar de vida, me permitía hacer planes, ahorrar, construir la piecita del fondo”. Con la exclusión laboral “estaba sentado en mi casa, sin hacer nada. Me sentía en el fondo del mar, estaba ahogado”. P.: ¿Se propuso ver qué hay de cierto en las críticas habituales? M.P.: “Cortan las calles y complican la vida del resto”. “No quieren trabajar, son vagos, quieren vivir del Estado”. “Son manipulados por sus referentes”. Hay una gran variedad de relatos estigmatizantes. Es inevitable, un movimiento social va a afectar intereses de otros, y no puede dejar de generar conflictos. Es parte de la democracia. Es fácil caer en la estigmatización, pero se pierde la complejidad de la participación política. Pensar que los llevan de las narices y que son violentos no solo es prejuicioso, es una simplificación. Las personas que entran a participar pueden no estar de acuerdo con sus líderes, como en cualquier otra participación política. P.: ¿Qué pensaba encontrar al comenzar las entrevistas? M.P.: Un movimiento en decaída, remanente de la crisis del 2001, y encontré que se había consolidado en un grupo que pocas veces salía a las calles, pero cada vez hacían más cosas en los barrios. Se habían vuelto actores políticos. P.: ¿Qué tienen en la cabeza? M.P.: Cuando alguien se suma a un movimiento social es por necesidad. No tienen experiencia política ni recursos, cosas que no predicen la militancia. Muchos se suman un tiempo a cambio de alimentos, un plan, un proyecto común. Después si resuelven el desempleo, se van. El trabajo en los piquetes es un eslabón de una larga cadena de estrategias de supervivencia. Otros desarrollan un incentivo de disfrute. Lo que empezó siendo un refugio, luego los lleva a sacrificios para seguir en una cooperativa o haciendo comida en un comedor popular. P.: ¿Las experiencias piqueteras pueden enseñarnos los desafíos que enfrentan las democracias? M.P.: Ninguna democracia funciona sin una sociedad civil movilizada. Sin individuos que se aglutinen y movilicen por los que consideran sus derechos. Sin esto la democracia no funciona. La democracia no es la ausencia de conflictos sino el establecimiento de reglas, del modo cómo se procesa ese conflicto. La participación política es central para la supervivencia. Una de las fortalezas de la democracia Argentina es tener una sociedad civil muy activa. En toda sociedad donde hay libertad de asociación y de expresión la gente se movilizará por sus derechos. Y todo aquel proyecto político que busque desestructurar esto debilita los pilares de la democracia. P.: Su libro relata en pocas palabras historias de vida. ¿Recuerda alguna? M.P.: Montones. El desafío de este tipo de metodología basada en entrevistas, charlas, trabajo de campo, es que una estadística no te va a hacer reír o llorar. Lázaro era barra brava en tiempos del Abuelo, cuando La Doce estaba pesadísima. Los sábados trabajaba en La Matanza, los domingos en la Bombonera. “Era un mundo de falopa, peleas, un montón terminaron presos, acá no hay nada de eso”. Grande, gordo, lleno de tatuajes. “Acá hay amor, acá te cuidan”, me dice. Me jode que me digan vago, porque me pasó trabajando en una cooperativa, pintando una escuela, limpiando una calle, en todo lo que sea y así ahora podemos comer con mi madre. Todo lo que me dio el movimiento me lo gané con esfuerzo. Lo que te da no es un acto de caridad, te lo ganás. Más allá de lo que cuenta Lázaro, los participantes y activistas reclaman un trabajo genuino, con salario, obra social, un sindicato, recreaciones, jubilación, aunque eso lleve a muchos sacrificios. P.: ¿En qué está ahora? M.P.: En la represión en Jujuy. ¿Por qué fue tan popular, incluso para personas que se habían beneficiado con la Tupac Amaru? ¿Qué hizo que la represión terminara contando con el apoyo de la gente? En mi trabajo busco iluminar procesos que son complejos.

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