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  • La Argentina extravagante: el país donde se remata un aporte de campaña

    » Cadena3

    Fecha: 02/07/2024 18:03

    Adrián Simioni El Estado argentino tiene una repartición, la Agencia de Bienes del Estado, que se encarga de administrar sus inmuebles. Ahora acaba de sacar a remate electrónico una casa en Capital Federal con una base de casi 1 millón de dólares. Si hay algún interesado, tiene hasta el 8 de agosto por pujar por Internet. Lo interesante del caso es que la casa es uno de los muchos bienes decomisados al exsecretario de Néstor Kirchner durante todo su mandato y de Cristina Fernández en sus dos primeros años. Un tipo gris, sin estudios ni profesión, que siempre fue empleado de los Kirchner desde que era cobrador del estudio de Néstor cuando se dedicaba a ejecutar deudores. Daniel Muñoz, que murió en 2016, acumuló una fortuna fastuosa. Compró con su esposa y testaferros terrenos enormes en islas paradisíacas del Caribe, departamentos en Nueva York y Miami y decenas de hoteles, casas, departamentos, cocheras, cabañas, terrenos y empresas en Argentina. Por más de 70 millones de dólares. Con suerte. Por ejemplo compró una pyme de limpieza de oficinas de Santa Cruz con la que ahí nomás consiguió un contrato millonario para la limpieza industrial de la central nuclear de Atucha. Por contratación directa. La cuestión es que cuando murió. En 2009 lo denunció la exdiputada santacruceña Mariana Zuvic ante la Unidad de Información Financiera. Eso durmió hasta que su nombre apareció en los Panama Papers. Y un poco después la justicia remolona empezó a investigarlo por lavado de dinero. Saltaron las propiedades y los testaferros y después saltaron los testaferros. Pero ¿de dónde venía la plata que Muñoz jamás podría justificar? No se sabía hasta que en la Causa Cuadernos se confirmó que era el que llevaba y traía los bolsos de las coimas y extorsiones para la obra pública. De ahí venía. Hasta acá todo bien. Lento pero bien. Pero ahora una cámara federal dictaminó que esas coimas y extorsiones no eran eso sino aportes de campaña en negro, porque así lo declaran empresarios que dicen “yo no violé el código penal” sino apenas la ley de financiamiento de partidos políticos y me olvidé de declararlo. En lugar de años de cárcel, les caería una multa. Entonces llegamos al país más extravagante del mundo. Porque entonces seríamos el primer país que, además por primera vez, se pone a rematar aportes de campaña, una cosa insólita que, para que cierre, va a exigirnos algún esfuerzo. Por ejemplo, que Muñoz no era secretario privado de Néstor sino algún gurú famoso del marketing político mundial, tipo Durán Barba, que le cobraba fortunas al Frente de la Victoria para asesorarlo en las campañas, hacerle encuestas y focus groups o crearle aquellos eslóganes tipo “En la vida hay que elegir”, “La Patria el otro” o “El amor vence al odio”. Un genio, Muñoz. O creemos eso o confirmamos que en la Justicia se está gestando una enorme patraña, aunque tenga que hacer cosas tan insólitas como rematar aportes a campañas electorales que se hicieron hace 15 años.

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