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  • Operación alquiler: la odisea de los inquilinos en La Plata

    » El dia La Plata

    Fecha: 02/07/2024 10:03

    “Además de toda la serie de gastos que ya contemplaba para poder ingresar a un alquiler como depósito, sellados y honorarios, el corredor inmobiliario me miró serio y sin inmutarse agregó ‘también pedimos 140 USD billete’, así como quien nombra un tipo de cambio más y como si fuera lo mas normal del mundo”, relató Juliana una vecina que inició hace un mes su raid de búsqueda de alquiler. Precios por las nubes, inmuebles en malas condiciones y requisitos insólitos muy difíciles de cumplir fueron algunas de las cosas con las que se encontró las semanas que duró su búsqueda. Es que desde que el DNU 70/2023 dejó sin efecto la ley de alquileres los contratos ya quedaron fuera de cualquier tipo de regulación, no hay límite obligatorio en la extensión y hay libertad para determinar el precio y el mecanismo de ajuste. Todo está librado a la negociación entre partes. “Cuando me dijeron lo de los dólares la verdad que me shockeó bastante, pero bueno no estaba en posición como para negociar algo porque si les decía que no, atrás mío iba a haber otro inquilino dispuesto a pagar”, confió la mujer que finalmente descartó la opción y prefirió continuar con la búsqueda. El problema se acentúa cuando los tiempos apremian. “Rechacé un par que estaban a buen precio —en comparación a lo que se encuentra actualmente en oferta— porque no llegaba con la plata o porque cumplir con los requisitos exigidos era prácticamente imposible”, añadió la mujer. Esto le ocurrió con un dos ambientes que se alquilaba a 140 mil pesos “cuando vi la publicación no lo pude creer, me tiré de cabeza porque no iba a encontrar otro por ese precio y menos dentro del casco”, explicó. Pero los requerimientos tiraron por el piso sus planes, “entre sellados, honorarios gastos y depósitos sumaban casi 400 mil pesos, hasta ahí era lo que tenia en mente, pero a eso debía sumarle los 140 USD y además contratar un seguro de caución porque no contaba con garantía propietaria”. Desilusionada Juliana continúo con la búsqueda y así se topó con otra inmobiliaria en la que no era necesario contar con garantía propietaria pero que en su lugar le pedían “recibos de sueldo de trabajadores del Estado o de empresas reconocidas. Así textual decía el listado de requisitos que me pasaron, no se con qué vara medirían el grado de reconocimiento de la empresa, pero ni pregunté y decidí continuar ya a semanas de culminar mi contrato de ese momento”, expresó. En ese contexto dejó todo tipo de pretensiones de lado, resignó poder elegir la zona y la cantidad de ambientes. “Entraba en las páginas de búsqueda y ponía como límite el dinero que podía gastar, sin importar los ambientes ni la zona”, señaló Juliana quien finalmente halló un lugar para vivir aunque solo entre alquiler y expensas se le fuera el 60 por ciento de sus ingresos, “sin contar los servicios, me llega a venir una factura muy elevada y voy a estar en problemas”, completó. Mecanismo de ajuste Otro de los puntos claves fue el mecanismo de actualización de precios. La ley anterior, bajo la que se rigen aún varios contratos actuales que fueron firmados hasta la entrada en vigencia del DNU, establecía un incremento anual por Índice de Contratos de Locación (ICL). Si bien el ICL sigue siendo el parámetro para calcular los aumentos, lo que cambio fue el tiempo en el que se aplica: hay algunos que los hacen cada seis meses —los menos—, la mayoría cada cuatro —eso fue lo que acordó Juliana—, y otros cada tres. Pero prácticamente ya no quedan inmuebles en oferta con ajuste anual. “Me aumenta cada tres meses, es agobiante”, admitió Andrea a este medio. “Pase de 140 mil pesos a 190 mil pesos en abril y ahora en julio ya aumenta otra vez, pero lo que más me angustia es la incertidumbre, porque si bien puedo estimar más o menos a cuanto se va a ir, hasta un día antes que se publique el índice no voy a saber con exactitud cuánto tengo que pagar el mes que viene”, destacó la mujer. “Rechacé un par de opciones que estaban a buen precio porque no llegaba con la plata” Andrea es acompañante terapéutica, por los mecanismos de pago de las obras sociales “en los meses de enero y febrero cobro lo de noviembre y diciembre, es decir que durante esos meses siempre estoy complicada porque ‘corro de atrás’ con mis ingresos y con solo pensar que de acá a enero voy a tener dos aumentos de alquiler en el medio me preocupo todavía más”, se sinceró. Antes de mudarse a donde vive actualmente, al igual que Juliana, Andrea dejó de lado todo tipo de pretensiones. No discriminaba zona, tamaño ni tipo de inmueble. Lo que si no quería rechazar era la independencia de vivir sola. “Ese es mi límite, tener que tomar la decisión de irme a vivir con alguien. Se que no es tan grave, que hay mucha gente que convive pero quiero vivir sola como lo hago desde hace años. Voy a resistir todo lo que pueda y de última, llegado el momento buscaré con quien compartir”, se resignó la mujer. Mucha negociación “Muchos locatarios no renuevan el alquiler porque se les hace difícil pagar y se van a vivir con otros amigos o vuelven a la casa de los padres. Cosa que no venía pasando”, reconoció la martillera pública Gisela Agostinelli. Igualmente, agregó que “el DNU hizo que haya muchas más propiedades en alquiler y que los propietarios que las habían retirado las reinserten, por lo que al haber más oferta y menos demanda, los valores están tendiendo a una baja. Es increíble como va cambiando el mercado inmobiliario en tan poco tiempo”. “Muchos locatarios no renuevan el alquiler porque no pueden pagarlo y se van con amigos” Por su parte, Estela Valverde, otra martillera con amplia trayectoria en la Ciudad, indicó que como “los sueldos no están acompañando la inflación y no queremos que se desocupen las propiedades, cuando los inquilinos nos plantean rescindir contratos preguntamos el motivo. Si es económico, se puede solucionar con un buen diálogo con los propietarios. Nosotros estamos haciendo bonificaciones especiales para las actualizaciones. Estamos entre el 20 y 30 de cada mes revisando los contratos para hacer bonificaciones especiales y llevar los alquileres a lo que son los montos de mercado actual, que han bajado a lo que fue a principio de año. Intervenimos con los propietarios, que son accesibles”. En la nueva forma de contratos de alquileres está permitido que haya acuerdos en dólares, aunque, según los martilleros consultados, son los menos. “Casi nadie pide sumas en dólares. Lo que estamos haciendo es firmar pagarés en concepto de depósito, cotizados a mil dólares. Algunos locales grandes céntricos piden alquileres en dólares, pero están bajando las expectativas porque no se alquilan. En La Plata la mayoría de los sueldos son de empleados públicos o docentes, y la mayoría de las personas tiene salarios muy bajos. Nadie puede abonar en dólares”, enfatizó Valverde. Ramón Penayo, también martillero público, admitió que varios propietarios prefieren que los depósitos de alquileres se abonen en dólares en efectivo: “el depósito se tiene que devolver al valor del último mes del contrato de alquiler. Lo que se hace es tomar el depósito equivalente en dólares al primer mes de alquiler. Ahí el inquilino no pierde. Igual todo está abierto a una negociación. Se puede pagar en cuotas o demás, hay que buscarle la vuelta”. Pero respecto a que la tendencia sea compartir vivienda, este martillero no coincide. “Los registros mensuales que tenemos de La Plata no muestran eso de compartir alquiler o volverse a lo de los padres. No estamos viendo que eso suceda, por supuesto que debe haber casos aislados. Hay muchísima más oferta con el DNU y hay más valores, en algunos casos han bajado los valores. Se puede negociar más con los propietarios. Lo que sí vemos son locales que se desocupan porque está pegando muy fuerte la recesión”, destacó Penayo.

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