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  • Las mazas de la guanaquera de “Ampacama”

    » Diario de Cuyo

    Fecha: 01/07/2024 14:35

    Las mazas de la guanaquera de “Ampacama” Hace varias décadas nació, dentro de nuestro mundo fierrero, la “Unión Volantes de Albardón”, situado donde se levanta nuestro monumental autódromo, en el Villicum. Años antes corrieron pequeñas carreras alrededor de la plaza de Albardón. Uno de los impulsores de esta institución fue don Felipe Said Gómez, quien en antaño tuvo un famoso taller, situado a la entrada del nombrado departamento. Como anécdota este singular hombre en 1961 le prestó auxilio mecánico al equipo de Juan Manuel Fangio, en ocasión de correrse una extensa carrera por nuestro país. Actualmente, en el otrora taller se ha erigido un museo, cuya temática es automovilística. Volviendo al tema de aquel inicial autódromo, este era de tierra, sin tribunas y corrían la famosas “cafeteras”, (Sport 4), autos arreglados para estas carreras, con motores antiguos y muy bien preparados. Un tema jugoso es que entre los corredores se encontraba Julio Naveda, quien se hizo acreedor de un homenaje llamado “Premio a la caballerosidad deportiva”. Naveda era el piloto. El otro, un mecánico, muy versado: Luis Molina. Ellos formaron una dupla fierrera inolvidable. Corrían en un viejo y leal “Ford T” modelo 1924, que no tenía caja de cambios, su motor estaba altamente potenciado. La caja de cambio era sencillamente un conjunto de engranajes, el carburador era ascendente, o invertido y se ubicaba abajo del motor, el cual se ponía en funcionamiento con una simple manivela. Para preparar esta máquina, entre otros implementos necesitaban unas mazas de frenos livianas, de aluminio. Es así que Julio Naveda tuvo la suerte de encontrarlas, este es el punto central, pues las mazas que consiguió pertenecieron al célebre Julio Devoto, unos de los mejores pilotos que tuvo no sólo San Juan, sino el país. Naveda se las compró al hijo de Devoto, de nombre Fortunato. Estas mazas eran de la famosa “guanaquera” de Devoto (Ampacama). Con ellas el “Ford T” se alivianó bastante, transformándose en un bólido. Actualmente y como reliquias Naveda conserva estas mazas como un verdadero tesoro.

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